Carta #15

22 5 13
                                    

Querido Fab:

¿No has sentido alguna vez que el mundo conspira en tu contra? Yo sí.
No solo una vez, sino cientos de veces.

Me siento amenazada muy a menudo por lo maldecida que es mi experiencia en el amor. Siempre termina mal.

Te veo y deduzco que para ti es fácil. Todo es sencillo con tu nata elocuencia. Es imposible que alguien pueda odiarte siendo como eres.

Para tus cuatro mejores amigos, es cuestión de solo una oración para hacerse de enemigos, pero para ti no aplica. Creo que contigo es todo lo contrario: es cuestión de solo una oración para amarte, y de una sonrisa para hundirse en tu imagen.

Te extraño cada día. Te extraño a cada segundo pero he comprendido que, aunque lo que tuvimos fue lo más hermoso que tuve en toda mi vida, ya no podrá volver.

Tú ya has hecho tu vida de nuevo con una hermosa novia simpática que se lleva de maravilla con todos tus amigos. Estoy segura de que jamás te lastimará de la forma en que lo hice yo.

Me temo que nada puedo hacer, puesto que ya has vuelto a sonreír de oreja a oreja, y yo no soy la razón.

A pesar de todo nuestro pasado todavía intentas ser amable conmigo y lo aprecio demasiado. Hay una pequeña esperanza de que nazca una buena amistad entre nosotros.

¿Creíste que se me olvidaría? No.

Fue un espantoso día, aquel en el que tuve tu hombro para llorar. Es como si todo hubiera quedado atrás por primera vez en todos estos años de tormento.

Mi tía abuela Meg había fallecido. Estábamos en casa de Julian, dándole un acogedor recibimiento a ese pequeño y alegre pedacito de vida.

Tú estabas con tu novia y yo no me separaba de Juliet. Ahí estaban todos.

Mi celular vibró al menos diez veces y había decidido ignorar las llamadas de mi propia madre. Sabes muy bien lo complicada que es mi relación con ella.

La onceava vez que insistió, me alejé de todos para dejarle en claro que no era un buen momento.

Fue un jodido error contestar. Mi frágil mundo se volvió a despedazar.

¿Sabes que sentí? Sentí mi vida colapsar. Sentí una gran punzada en mi pecho. Sentí mi cabeza dar vueltas y vueltas. Me susurré que no era cierto.

¿Te acuerdas de mi tía abuela? Solíamos visitarla a menudo. Ella te adoraba.

Cuando a su casa entrábamos, el olor a galletas horneadas invadía nuestro olfato. Éramos como dos niñitos pasando el rato con la dulce abuela que nos consentía demasiado.

Para ella fuimos siempre "Drewie" y el "Pequeño Fab".

Solía contarnos sus historias, aquellas que a otras personas tal vez aburrirían, pero no a nosotros.

Ella siempre aseguró que tú serías mi tercer esposo y el definitivo, el hombre del resto de mis días. Ojalá no se hubiera equivocado.

La noble mujer de 80 años fue prácticamente mi madre. Ella me crio. Ella luchó contra mis padres cuando ellos solo querían explotar mi fama para sacar provecho. Era una niña de apenas 6 años.

Ella me dio tanto. Y ahora no estaba.

Recuerdo haberme desplomado en el umbral y ver todo borroso. Las lágrimas calientes humeaban en mis párpados.

Juliet apareció muy preocupaba por mí, caminando a pesar del dolor de su reciente operación entre muecas. Me sentí culpable, sobre todo cuando le dije que me tenía que ir y salí disparada.

✉ 𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔 𝒂 𝑭𝒂𝒃 ➻ «𝑭𝒓𝒆𝒘»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora