Los pendientes (Especial 100k lecturas)

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Aviso: no recomiendo leer este especial a menos que hayas terminado El Prisionero de Azkaban. Contiene ciertos spoilers.

Cuando Sirius llegó a Hogsmeade, supo que debía ocultarse en la Casa de los Gritos; no había más opciones donde ocultarse. Allí nadie entraría nunca para buscarlo.

Le dolió ver la casa otra vez. Recordó las noches de luna llena en las que él y los demás acompañaban a Remus durante su transformación, los amaneceres en los que Will llegaba para buscarlos, los días que exploraban la casa con las gemelas...

A Sirius le entraron de nuevo las ganas de llorar. Los echaba de menos a todos, demasiado, y ver aquellos lugares le hacía sentirse más triste todavía. Estaba aún más sensible desde que había pasado por Feirra; la imagen de la tumba de Irma se le había grabado a fuego en la cabeza.

Sin embargo, no se permitió derrumbarse.

Remus, Will y Roxie deben saber la verdad. Lo merecen, y los niños también.

Le había entrado cierta alegría cuando vio a Harry en Privet Drive. Obviamente el niño se asustó, pero apenas fue un segundo, porque Sirius se marchó en cuanto vio que el autobús noctámbulo se acercaba. Se había aguantado las ganas de acercarse a él.

Por otra parte, al pasar por Feirra, no vio a Will, ni a Roxane, ni a Lucy, y tampoco a Jonathan o a sus padres. Pero sí vio a Gadea; a pesar de los años que habían pasado, seguía con su apariencia grande que imponía mucho.

—Buenos días, cariño —murmuraba el hada acercándose a la tumba de su hija.

Sirius observaba escondido tras otra lápida más grande, viendo cómo su suegra se agachaba junto a la lápida de Irma. Movió las manos delicadamente, y nuevas rosas blancas crecieron alrededor de la tumba.

—Ha escapado —continuó hablando Gadea, y su expresión se volvió seria—. Sirius ha escapado, Irma, y creo que sé cómo. Todos lo sabemos.

El animago, en su forma de perro negro, tragó saliva con preocupación. Seguro que los Moon le tendrían rencor, así que no tardarían en contarle al Ministerio de Magia que podía transformarse en perro. Pero, ¿por qué aún no?

—Y quisiera contarlo, no te voy a mentir —decía Gadea con severidad—, pero... pero no puedo. En el fondo...  sigo queriendo mucho a ese chico, igual que tus hermanos, igual que Will, que tu padre... Pero me duele mucho. Me duele quererlo.

Sirius sintió un calor en el pecho impresionante.

Me quieren. Me siguen queriendo.

Aquello le dio a Sirius más fuerza para encontrar a Colagusano, más ganas de resolver todo, de recuperar a Harry, de recuperar sus amistades, de volver a ver a sus sobrinos...

No te dolerá más, Gadea. Quererme no volverá a doleros a ninguno, te lo prometo.

Sirius sabía que no vería a Harry otra vez, al menos por el momento. Era obvio que Minnie no le dejaría ir a las excursiones de Hogsmeade.

Pero tal vez a Lucy sí.

Sabía que se habían marchado de Feirra y por eso allí no la había visto ni a ella ni a sus padres, así que sólo podía estar en Hogwarts. Varias veces se preguntaba qué habría pasado con sus cosas.

¿Roxie habría roto su cinta roja? E Irma, ¿habría tirado la chaqueta negra que le había quitado a él cuando eran más jóvenes? Y si no lo hizo ella, ¿la habría tirado su familia después de que Irma muriera? ¿Y todos los pendientes que les había regalado a las gemelas? ¿Los seguirían usando o no? Y Will y Roxie, ¿habrían dejado que Lucy siguiera usando sus pendientes de estrella?

Lucy Weasley y el prisionero de Azkaban ✔️ [Lucy Weasley I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora