Capítulo X

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La Prueba de Mera

La luces de Belencia golpeaban el parabrisas del spark de Remina, y  cada vehiculo que pasaba a nuestro lado dejaba una estela de luz entre la vía y la ventana. Mientras conducía  Anetta abrazaba a su prima. Dreis ese guardián de los sueños que se comprometió a protegerla estaba a su lado. Veía de cerca el auto en el que Zeylan, Kyara, Erick y Sharin iban hacia lo que ellos llamaban Ágora, lo que sospechaba que era un punto de reunión para este grupo de vigilantes nocturnos.

—¿Crees que este sería un buen momento para hablar de lo que ocurrió esta noche Mera?— Pregunto Remina.

Recordé la promesa que le había hecho de explicarle todo lo que estaba sucediendo. Sin duda este era un buen momento para hablarlo. Ahora un poco mas tranquila después de haber vencido a ese culto oscuro, y que mis amigas estaban a salvo. Aunque el saber que tenían prisionera a Helena me rompía el corazón. El saber casi toda su vida y sus sentimientos hacia Zeylan me sentía mas motivada a rescatarle.

—¡Esto Va a ser interesante!— Añadió Anetta.

Cuando miré hacia el retrovisor asentí y comencé a hablar desde la primera noche en que ese noctofago intentó matarme, la aparición de Zeylan, y lo que deduje del porqué el guardián de los ojos azules junto a sus compañeros de armas estaban en nuestra universidad. Después sobre el secuestro de mi amiga y los secretos que descubrimos en la entrada de ese templo donde la habían llevado.

—Wow, todo esto parece una de esas novelas que lees en tu móvil mera. Es... pero lo que vi allí fue real, yo jamás pensé que algo como esto te estaba pasando,— Dijo para después colocar su mano sobre mi hombro.

Remina tenía razón, ninguna de nosotras podría llegar a pensar que algo así nos pasaría.

—Lo importante es que cumpliste tu promesa de rescatar a Mina— Comentó Anetta, abrazando a su prima.

Sonreí junto con ellas pero mi mente estaba en que hacer desde aquí en adelante, sin duda era aprender a pelear, a usar mis poderes y rescatar a Helena. Aun no entendía qué era lo que nos ataba ambas, al igual que Zeylan, ellos se conocían desde hace tiempo pero yo... sentía como si él también fuese cercano.

—Es importante que les diga que solo se llevan despiertos al ágora.— Dijo Dreis.

—¿Y qué sería eso? Por cierto soy Remina.— Comentó mi amiga.

-Soy Dreis, y sobre el motivo de porque vamos allí es mejor que lo descubran por sí mismas chicas- Respondió el guardián con una sonrisa.

Fue en ese momento cuando aquel auto que nos guiaba viró hacia la izquierda. Entrando en lo que parecía ser una vía de una propiedad privada, seguida por kilómetros de espeso bosque. Cuando seguimos la ruta e internándonos más en aquel lugar que desconocía, pude ver en una entrada a dos estatuas blancas que tenían la forma de dos seres con alas en su cabeza; flanqueando un arco que parecía de alguna antigüedad griega o romana. Cruzamos el paso custodiado por las formas humanas en mármol, y frente a nosotros la imagen de una plazoleta delimitada por columnas blancas, nos quedamos unos minutos maravilladas por lo impresionante de aquella edificación. Detuve el auto, y al igual otro número más de vehículos también lo hacía.

—Si no veo esto, no lo creería si me lo dijeran.—  Dijo Mina asombrada al igual que yo.

—Es asombroso cuando lo ves por primera vez, dicen que Calícrates junto a las encantris de Tebas, la edificaron en dos noches— añadió Dreis.

Mera y El Poder del AtrapasueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora