7.

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 - ¿Alberto?

Nuevamente no obtuvo palabra del mayor, solo lo seguía arrastrando por la orilla de la playa.

En la mente del moreno, no podía dejar de rememorar como aquella chica había tratado de insinuarse de esa forma a Luca; de no ser por que estaba de espaldas, Luca hubiera podido ver los colmillos que Alberto estaba mostrando.

- Mi brazo empieza a doler amigo, suéltame.

Luca se escuchaba molesto, pero al notar que Alberto seguía sin responder empezó a forcejear con él.

- ¡Dije que me sueltes!

El menor logró zafarse y mientras se tomaba el brazo con su mano empezó a retroceder.

Alberto volteó de inmediato al notar que su agarre dejó de existir, pero su mirada furiosa se calmó al notar que los ojos de Luca no lo veían con ese brillo de siempre.

El moreno trató de acercarse de nuevo a su compañero, pero este solo retrocedió más.

- Lo lamento, no quise asustarte.

- ¿Qué sucede contigo?

Alberto se hizo la misma pregunta en su interior, estaba bien que le gustara Luca, ya lo había aceptado, pero acababa de tener un ataque de celos terrible. En su mente pasaron cientos de miles de excusas, cada una más tonta y ridícula que la anterior, incluso pensó en decirle que estaba en sus días, pero su propio subconsciente le dio una bofetada mental ante tal idea. Su mente seguía pensando en que excusa usar hasta que llegó a la plática con su hermana.

- Me gustas.

Un profundo silencio reinó entre los jóvenes y tras casi un minuto así, Alberto reaccionó a sus propias palabras, entrando en pánico.

Luca parecía estar en shock, pero su rostro rojo como tomate le dio al moreno una pequeña esperanza a la que se aferró como nunca se había aferrado a nada.

- Me gustas Luca-repitió mientras se acercaba al menor -. Cuando esa chica se acercó, me puse realmente celoso y actué por impulso -explicó mientras se acercaba lentamente a su amigo.

Antes de darse cuenta, Luca y Alberto ya se encontraban a solo un paso de distancia.

- Eres tan creativo, tan amable y encantador -dijo Alberto mientras tomaba una de las manos de Luca con la suya -. Cuando estás absorto en tus dibujos siento que veo un ángel, cuando ríes mi corazón se llena de energía, verte ilumina mis días, no me canso de escuchar tu dulce voz, cada palabra que sale de ti cala en mis sentidos y lo único con lo que sueño es con tenerte entre mis brazos. Nunca me había sentido así por nadie, yo te quiero Luca.

Luca había quedado conmovido con esas palabras, nunca se había sentido tan especial para nadie como ahora. Alberto le gustaba, realmente lo quería y saber que sus sentimientos eran correspondidos provocaba que su corazón se agitara como nunca.

- Dime que lo que siento es correspondido.

Con su mano libre, tomó del mentón a Luca y empezó a acercar ambos rostros; solo lo suficiente para que el menor diera el siguiente paso. No tuvo que esperar mucho.

Luca acortó la distancia entre ambos y selló sus labios con los de Alberto.

Fue un beso dulce y suave, el primer beso de ambos. Podían sentir mariposas revoloteando en sus estómagos. Estaban tan nerviosos que tenían miedo de atreverse a más e incomodar al otro, pero el instinto fue más fuerte y se dejaron llevar, permitiendo experimentar con sus labios.

Luca se abrazó al cuello del mayor, mientras que Alberto lo sujetaba de la cintura, tratando de profundizar un poco más.

Terminando aquella pequeña sesión de besos, los dos separaron sus rostros, pero los brazos de Alberto todavía rodeaban la cintura de Luca.

El arte del amor (LucaxAlberto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora