❀~𝟑~❀

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Podía ser alguien malo•

Luego de limpiar todo el desastre que había en la cocina, y muchas disculpas por parte de Eunwoo, tomó un baño y se vistió para poder salir de su hogar y prepararse para el trabajo.

Realmente no le gustaba su puesto, ser mesero no era malo pero con su carácter era... complicado. No era nada bueno con el trato a la gente, generando pequeñas discusiones de vez en cuando.

Eunwoo lo seguía por detrás, intrigado por saber que era lo que ocupaba la mente de Moonbin. Sentándose en el escritorio de este, veía como Moon terminaba de prepararse, más al ver como salía apurado de la habitación se apresuró a volar cerca de él.

-¿Donde vamos Binnie?- Preguntó el pequeño al ver al más grande tomando las llaves.

-Debo ir al trabajo, si quieres puedes quedarte aquí...- Sin embargo no pudo seguir hablando pues el hada inmediatamente se coló dentro del bolsillo de su chaqueta.- Okey, ya entendí.

Apresuradamente salió de su hogar, rogando por llegar temprano y tener un día tranquilo, más no sabía lo que vendría.

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Al llegar al local, dio una leve reverencia a sus compañeros y se dirigió a la habitación de empleados, donde su "uniforme" lo esperaba, o mejor dicho, un delantal con su nombre.

Eunwoo salió a escondidas del abrigo, metiéndose dentro del delantal para no ser descubierto. Bin simplemente lo ignoró.

El castaño comenzó a trabajar una vez abierto el local. Siendo día laboral, era normal encontrarse con mucha gente. Ya sea mayor, adultos jóvenes o niños, la tienda estaba completamente llena, y gracias a eso el mal humor del chico se disparó.

No era sorpresa que los clientes fueran maleducados, quienes no podían esperar unos minutos para pedir su orden o quienes querían la cuenta, o la gente disconforme con su pedido, o quienes no se decidían y le preguntaban cada mínimo detalle del menú a Moon, o solo quienes no tenían un buen día y absolutamente todo les disgustaba.

Este último caso era el vivido por Moonbin actualmente, solo que no era una sola persona, sino tres. Dos chicos y una chica que parecían ser hermanos.

Ella parecía fastidiada por sus acompañantes los cuales solo sabían hablar por lo bajo mientras veían a la gente pasar. Si, chicos que al parecer solo les gustaba reírse de los demás. Y eso a Binnie le molestaba en demasía.

-¿Que van a pedir, señores?- Dijo en un tono bajo, tratando de ignorar las miradas que los dos chicos le daban, ella solo miraba su celular tratando de distraerse.

-Mmh...- Uno de ellos, de cabello negro, se acercó al oído de su hermano y le susurró, el otro río y asintió.- Queremos un café doble, una malteada de fresa y chocolate.

-Bien...- Anotó el pedido y volvió a mirarlos.- ¿Desean algo más?-Preguntó, viendo a los contrarios negar se retiró.

Esperando por el pedido, siguió atendiendo a demás clientes.

Eunwoo por su lado, parecía entretenido con las monedas dentro del delantal de Moonbin, jugueteando con ellas sin ser consiente de lo que sucedía fuera.

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Moon llevaba el pedido a la mesa de los tres jóvenes. Estos seguían en su mundo riendo de cualquier cosa que se les pasara por la mente.

-Aquí está su pedido, solo llámenme si desean algo más.- Moonbin dejó las bebidas sobre la mesa e hizo una reverencia dispuesto a retirarse apresuradamente, más un llamado lo detuvo.

𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐝𝐚𝐬 || 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora