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Ropa nueva•

Una vez en la casa de Binnie, este se preparó para asistir a la universidad. Eunwoo realmente quería acompañarlo pero este se negaba completamente.

El hada no sabía la razón.

Moonbin pidió de la mejor manera que Eunwoo se quedara en su hogar, el llevarlo a su universidad no era buena idea, pues tenía sus razones. Además, sabía que si lo llevaba con él, estaría más pendiente del pequeño que de las clases y eso obviamente no podía suceder.

Por lo que, aproximadamente media hora después, salió del departamento rumbo a sus clases, dejando al pequeño en su hogar. Solo esperaba que este se comportara y no hiciese ningún desastre.

Por su parte, Eunwoo daba vuelta por las habitaciones buscando con qué entretenerse. Lamentablemente todo lo que encontraba le resultaba aburrido. Los libros de Moonbin no le llamaban la atención en lo más mínimo, la música de Binnie no era de su total agrado, pues creía seriamente que al chico poco le interesaba la música y la que tenía en su hogar tampoco era de su gran interés.

El pequeño suspiró.

El hogar de Moon no parecía realmente de un joven de veintidós, sino de un señor de ochenta años que estaba amargado con la vida.

Su aburrimiento era tal, que lo mejor que se le ocurrió fue nada más ni nada menos que darse un baño.

Con rapidez voló hasta el baño, dejó correr el agua en el lavabo y se desnudó para así poder ingresar bajo el agua. Sus manitas no podían tomar el gran jabón que media casi igual que su cuerpo entero, por lo que hizo espuma sobre este y la espació por su cuerpecito. Luego hizo el mismo procedimiento para lavar su cabello, porque aunque no era la mejor opción, el bote de shampoo era demasiado grande y pesado para él.

Al terminar cortó la corriente del agua, tomando una pequeña toalla que Moonbin había dejado para él. Con cuidado secó su cuerpo y alas, estas últimas eran demasiado frágiles y lo que menos quería en ese momento era sufrir alguna lesión.

Una vez completamente seco, se vistió con la ropa que anteriormente tenía puesta. Viendo su reflejo en el espejo del baño, su pequeña cabecita comenzó a trabajar en otra linda travesura.

 ¿Qué mejor idea que fabricar su propia ropa? después de todo no podría usar el mismo conjunto todos los días. Y aunque sabía qué a Moonbin no le gustaría ni un poco, no le importaba en lo absoluto.

Con cuidado rebusco en toda la casa para encontrar aguja e hilo y obviamente algunas telas. Gracias a algún milagro logró encontrar el hilo y varias agujas que parecían ser de la madre del más grande, más no logro encontrar ningún retazo de tela.

Frustrado suspiró sonoramente, lo único que se le ocurría era utilizar alguna prende vieja de Moon . Una pequeña sonrisa traviesa se formó en su rostro, sabía que lo que haría traería alguna consecuencia, más lo ignoró y siguió con su tarea.

Rápidamente voló hacia el cuarto del chico y se dirigió hacia el clóset donde este guardaba toda su ropa, comenzando a rebuscar entre las pilas de camisas y pantalones.

Una linda playera color azul se asomaba en un rincón y a su lado lo que parecía ser un pantalón color beige. Rápidamente los tomo para comenzar la producción de su diminuta ropa.

𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐝𝐚𝐬 || 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora