Cap. #6

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No existen las coincidencias, si nuestros caminos se han cruzado es por un motivo y una razón.

Quedé completamente paralizada, sintiéndome lejos en medio de aquel pasillo. ¿Por qué le prestaba atención? Ni siquiera lo sabía, pero su voz me parecía un poco idéntica a la de aquel niño que traté de mala forma en mi niñez, al que le negué la comida y al cual una vez agredí físicamente.

Y si nos habíamos encontrado no fue por ninguna coincidencia.

Después de darme leves golpes en la cara decidí seguir mi camino nuevamente, ignorando lo de la voz e intentando creer que sólo fue producto de mi imaginación. Luego llegué al café que estaba al lado del taller con mi paraguas ya que aún estaba lloviendo, desganada me adentré al local y con lentitud tomé asiento en una de las mesas de atrás.

Aquel café era el mejor de todos, parecía de esos cafés franceses lleno de un ambiente relajante. Las empleadas vestían con un smoking y su cabello recogido en una coleta, iban regalándole sonrisas sinceras a los clientes. Y siempre iba allí cuando estaba aburrida o no quería ir a mi casa.

Mantenía mi cabeza sostenida con mi mano mientras miraba hacia afuera por el gran ventanal, era hermosa la vista y más si el clima era lluvioso, juraba que tendrían que sacarme para irme de allí ya que no me resistía ante eso. Me gustaba mucho estar así ya que solía sentirme como en las películas, como si fuera la pacífica y desinteresada protagonista de un libro/novela.

Tal vez podía tener mi carácter, ser mal hablada o respondona, pero no podía resistirme a sacar la mejor versión de mí cuando llovía, como si la lluvia despertara en mí miles de sentimientos encontrados.

Cuando llueve suelo caminar por toda la ciudad, llueven pensamientos y tengo nuevas ideas, incluso siento que puedo sonreír sin tener que fingir; pero lo triste y nostálgico de todo termina siendo que... Ese dulce momento llega a su fin.

Cerré mis ojos durante cierto tiempo y cuando finalmente los abrí fue para darle una mirada al menú, habían gran variedad de platillos pero siempre pido el de siempre, el cual me fue traído rápidamente. Y, sin darme cuenta, nuevamente estaba pensando en el suceso pasado.

— Tal vez estoy destinada o atada a él, como en las películas. — suspuse con sarcasmo, riéndome inmediatamente de aquel comentario tan estúpido— o necesito dejar de ver novelas. Estoy enloqueciendo.

Aunque había dicho aquello no podía remover el pensamiento, era eso lo que terminaba sucediendo en los libros y me parecían actos muy clichés para mi gusto. Y en la vida real se pueden ver muchas cosas similares, tal vez pase que nos enamoramos, nos casemos y tengamos un hámster. Todo muy cliché y aburrido.

Pero nuestra protagonista lo ve desde su punto de vista, suponiendo cosas sin saber que la moneda puede girar dos veces.

♕︎

No podía negar que en parte había salido del salón para pasillar, pero en el proceso me dieron ganas de ir al baño. En el camino me encontré con una chica que andaba cabizbaja, como si le hubieran sacado toda la felicidad y la hubieran reemplazado con un aura extraña; pero nunca cambio, así que con la mayor brevedad posible le dije que mirara al frente ya que podría chocar, siempre protegiendo a otros y descuidandome a mí.

Ahora estoy nuevamente caminando por los pasillos, hice lo que debía hacer y volví a mis andanzas como cualquier joven travieso que puede haber en el lugar. Los maestros conocían esa mala costumbre que tenía de salirme de las clases cuando no había nada que dar, muchos tomaban sus móviles y yo iba a pasillar y saludar personas que ni conocía aunque me parecían amistosas.

Mientras caminaba me encontré con mi mejor amigo, él estaba con su móvil en el salón y cuando lo invité a pasillar no quiso, había rechazado una propuesta exquisita y mejor que ese móvil que llevaba.

— ¡Jaden! Espérame —alargó lo último inflando levemente sus mejillas—. No seas cruel con tu amigo.

— Lo dice quien fue cruel conmigo. —respondió el susodicho con un tono molesto— ¿Sabes cuántas personas hubieran querido que yo les invitara a pasillar?

— ¿Ninguna?

— ¡Exacto! Y eso te hace único y especial, sólo a ti te he invitado; pero me rechazaste así que buscaré nuevo mejor amigo.

Al decir aquello empecé a caminar más rápido, indignado, dejándole atrás. Realmente no estaba enojado, pero me la ganaba como actor y Harry más que nadie sabía que era pura actuación y broma.

— Ya deja el show, no hay cámaras! — dijo intentando seguirle el paso.

— Si quieres que YO, Jaden, te perdone debes comprarme una batida de chocolate o vainilla y un postre de la cafetería de al lado.

— Abusas de mi billetera, no me sales barato. — atacó frunciendo levemente el ceño— Pero está bien, te lo compraré, vamos.

Ambos jóvenes caminaron hacia la cafetería de al lado, adentrándose al lugar cuando la lluvia empezó a caer con más fuerza y velocidad. Cuando ya estuvieron dentro admiraron el lugar como si hubiera sido la primera vez que se encontraban ahí, y realmente habían pasado más de cinco meses en los que no pisaban el lugar.

— Harry, ¿este lugar es nuevo? — interrogó jalando la camisa de su amigo como un niño pequeño preguntándole a su padre.

El chico más alto achino sus ojos tras escuchar las ridiculeces de su amigo, jalandole la oreja y arrastrándole hacia una mesa, donde este pudo chocar miradas con una chica que estaba al fondo, pero al no reconocerla ignoró por completo aquello enfocándose en lo suyo.

♡︎

Tal vez estamos destinados a no estar juntos o a estarlo y no ser nada.

No mires atrás (en Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora