— Pero en fin, tengo 19 años y pronto cumpliré los veinte. Espero que no les sea incómodo trabajar conmigo, prometo que aprenderán cosas nuevas y tendremos actividades junto a la Miss.— Así será jóvenes, tenemos nuevos planes a desarrollar y quiero que estén preparados porque a partir de ahora serán nuevos niveles. — intervino esta vez la miss Claudia desprendiendo la misma felicidad de siempre.
Hasta ahí llegó la plática que sostuvimos, después simplemente ambos tustores mientras que.. yo simplemente estaba en mi mundo, pensando seriamente en las cosas que han pasado desde el día de ayer y el día de hoy, indagando en lo más profundo de mis pensamientos y buscando una respuesta completamente lógica ante mis absurdas preguntas.
— Recuerdo que... Tiene un hermano. — susurré mirando de reojo al chico nuevo, sinceramente parecía como si estuviera lleno de odio mientras que con el chico del pasillo aconteció algo distintos, este desprendía alegría mientras que el otro un raro y sombrío carácter.
Mi tiempo fue consumido por mis vagos pensamientos y cuando llegó el momento de descanso me decidí por levantarme y caminar hacia el nuevo tutor para hablar seriamente con él.
— Disculpe, ¿tiene algún problema conmigo? —solté de la nada, sin pensarlo una o dos veces— Si es así vamos a resolverlo aquí mismo porque me está hartando su miradita y actitud.
Detenidamente Sulkerham le miró de arriba a abajo, arqueando una ceja para después dar media vuelta y abandonar el lugar dejando sola a la contraria y sin siquiera pasar palabra con ella. Todo parecía ser extraño y repentino, y prácticamente parecía no tener un rumbo o avance.
Durante el transcurso del día me dediqué a intentar llamar la atención de ese hombre arrogante, necesitaba descubrir si era aquel niño y si sentía algún remordimiento, no quería arruinar mi racha intachable de no meterme en líos ni tener a nadie en contra mío, eso no sería muy mío aunque fácilmente podría restarle importancia y hacer como si no me importara en lo absoluto; pero sentía curiosidad, necesitaba saber la verdad y arreglar las cosas ya que después de todo.. fue algo de niños, antes no lo entendía y si por ello se creó algún mal vínculo me gustaría arreglarlo, extraño.. ¿no?.
Finalmente llegó la hora de salida, no había logrado mi cometido y aquello me desánimo de una manera exagerada, no sabía porque pero algo me hacía sentir arrepentimiento y el simple pensamiento de querer arreglarlo todo me invadía a pesar de no tener ni el más mínimo éxito. Entonces aquel fue el momento en el que sentí unos pasos y a alguien acercarse a mi oído a susurrar algo, y para ser sincera fue algo que me impactó un poco.
“Mientras esté aquí no quiero que te acerques o te molestes en arreglar las cosas conmigo”
No entendía porque él deseaba que las cosas fueran así, no me cabía en la cabeza y con la frialdad que lo había dicho parecía como si se lo hubiera guardado durante años y finalmente pudo utilizar aquellas palabras. No pude contestar ante lo que había dicho, simplemente quedé con la boca abierta, terminando por morder levemente mi labio inferior y volver mis manos puño.
“Entonces juguemos si es lo que realmente deseas.”
Los últimos días fueron, prácticamente, distanciada de aquel maestro que desprendía enojo hasta por los poros. No tenía ni la más mínima idea de cómo empezaría está supuesta guerra entre ambos ni en que podríamos terminar; pero, sólo me mantenía serena a pesar de que era duro conmigo y siempre me quería poner las pruebas más difíciles para ver si fracasaba.
Esto parecía un juego de niños y mientras no investigara sobre esos dos chicos no podría llegar a la verdad de todo ni caer en cuenta de nada.