—esto era sumamente inesperado tanto para ti como para él, su trabajo como hechiceros los mantenía en esa frágil y delicada línea de quererse con delirio a mantener la cordura netamente para no arruinar sus misiones o pasar de gustarle la hechicería a temerle por las consecuencias. Por lo que cuando más pasa el tiempo, y su relación va tomando un buen rumbo, se aconsejan, se apoyan, y las caricias junto a las risas no faltan, ninguno de los dos sabe cómo abordarlo.
En este caso esperarías a que megumi de ese paso, ya que no quieres incomodarlo o lanzarte al agua sin saber nadar, porque sabes que él es sincero y si no lo siente no lo dirá, y puede que su respuesta o rechazo verbal te duela como el infierno, pues Megumi es malo con las palabras y le cuesta mucho expresar lo que siente, no es con mala intención.
Pero el también tiene su límite y sabe que eres la chica correcta, sin embargo, aquello le carcomerá hasta la punta de sus pestaña, en absoluto y aveces desperdiciaría todo el día pensándolo. El cómo expresar lo tanto que te quiere, en todos los sentidos posibles.
Sabe que jamás se lo han dicho, después de confesar que le gustabas y tiempo después acceder a ser su novia jamás salió de su boca esa palabra menos de ti, por lo que se pondría más nervioso y no dejaría de darle vueltas
¿Ella me quiere de la misma forma?
Será lo más acertado que se cuestionaría.
Sin embargo esperaría a que se le olvidara, o intentaría ignorar aquel pensamiento o cruda pregunta lo que resta del día.
Hasta que simplemente se le saldría como por arte de magia. Estaban en su cuarto como era costumbre, fumiko había llegado de hacer compras con nobara y se había lanzado sobre el quejándose de lo cansada que estaba, se sentaría sobre su regazo y comenzaría a llenarlo de preguntas algunas sinsentido, pero que generalmente le causarían una genuina sonrisa y subiría su estado de animo. Su novia comenzaría a besarlo cuando ya no hubiera nada más que preguntar, la sesión de besos se extendería dejando caricias sobre tu espalda y deslizando sus dedos por tus caderas lentamente, no se daría cuenta cuando la falta de aire se haya vuelto un problema y sus frentes estén chocando intentando recobrar la respiración sintiendo su cuerpo arder y erizarse ante tu tacto sobre su cabello. Depositaría un sutil beso sobre tus labios percibiendo aún su agitada respiración.
—te amo fumiko—diría manteniendo los ojos cerrados causando que tu cuerpo se enderezara por completo y tu rostro fuera azotado por una suma confusión por su inesperada confesión. Esperarías a que el mismo se diera cuenta de lo que había evocado de sus labios y no tardaría mucho para abrir sus ojos de golpe y mirarte con cierto pánico, pero se relajaría al verte sonreír y el sutil sonrojo que se esparcía por tus mejillas. Se había desviando un poco de la idea original y sabía que te había lanzado una bomba de emociones con una simple palabra, aún así desde el fondo de su corazón sabía que te era devoto por completo y te adoraba.
—yo también fushiguro..—
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