¿De vuelta al pasado?

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Era momento de volver a su presente, se sentía encarcelado cada vez que volteaba a ver su pasado, lo intentaba superar, pero nada más no podía.

Julio permaneció triste y algo enojado durante toda la convivencia. En su mente solo corrían grabaciones de lo ocurrido esa noche, de las palabras de Javier, como si algo estuviera ocultando.

- "Quizás malinterpreté sus palabras, quizás soy yo el que está haciendo de todo esto un drama mucho mayor."

Intentó olvidar un poco de lo ocurrido con el evento que los había unido a todos ese día, por el que todos estaban esperando. El futbol era un pretexto para la verdadera razón de la reunión.

Se acercó a las sillas que se encontraban en el jardín de la casa, todas formadas para que no faltara ninguno, para que todos pudieran disfrutar de lo que venía. 

En la casa de Javier había una tele enorme. Donde casi siempre se sentaban a ver los partidos del fin de semana. Era tan grande, que podías ver los bellos de los jugadores mientras corrían. En ese momento no era momento de fútbol y no era ningún deporte el que iban a ver. Ese viernes, era muy importante para todas las mujeres del país, todas se iban a unir en un solo grito en la marcha más grande contra los feminicidios que se haya visto jamás. Ni siquiera la marcha de los Estados Unidos para el derecho a voto de la mujer, había sido tan grande. Más de 500,000 mujeres se iban a unir en el centro de la ciudad para conmemorar a todas aquellas que ya no están. Más de 500,000 gritos se iban a unir en el grito más importante, el grito de seguridad, de cansancio, de justicia. 

En la televisión iban a transmitir cada momento de la marcha, cada instante que todas esas valientes mujeres caminaban uniformemente y cantaban al unisonó por algo más grande que la multitud. Para iniciar la marcha, quién más que la mujer más empoderada de todas. A la que todas admiraban, que endiosaban, que le habían quitado el título de humano para otorgarle el de deidad. La presidente de la nación. La señorona María Lourdes Castrejón Huerta. 

Una mujer que de solo verla te apanicabas y te enamorabas a la vez. Que transmitía temor, respeto y amor con una sola mirada, era la más grande de todas y enseguida todas se lo hacían saber. En la calle miles de gritos que anunciaban su llegada. 

¡Lourdes! ¡Lourdes! ¡Lourdes! ¡Lourdes! ¡Lourdes! 

En el podio, ella. Que con una elegancia absoluta caminaba hacia el micrófono. Algunas se desmallaban solo con verla, otras se sentían más fuertes y otras cuantas la envidiaban con todo su ser. Una señora que no medía más de 1.50 de estatura, que sus facciones denotaban sus rasgos indígenas y su cabello era tan largo como su cuerpo. Solo con su presencialograba que todos callaran cuando escuchaban su voz. Hasta los pájaros paraban su canto, hasta las nubes se detenían y el viento dejaba de soplar. Ella era la encargada de motivar a los cientos de miles de mujeres que, en ese día, se hacían másfuertes que cualquier hombre y mucho más agresivas que cualquier animal.

Se paró frente a todos, tomó el micrófono y suspiró. Tan solo eso necesito para que el ruido abandonara el tiempo. Todos estaban atentos a su voz, todos veían su ojo negro con esmero y pasión. La restante cavidad ocular era cubierta por un parche de color morado que siempre llevaba puesto. Nadie sabía porque lo usaba, pero siempre lo vestía. Era momento de que hablara y nadie la iba a detener

"Hoy. 

Hoy nos juntamos porque ayer no podíamos. 

 Hoy nos unimos porque ayer nos separaban. 

 Hoy nos entendemos porque antes nos negaban. 

 Hoy estamos aquí porque antes nos mataban.  

Todas ustedes fueron lo que yo fui alguna vez, hoy se convierten en lo que soy. Ayer se fueron miles de nuestras hermanas, con una voz callada, con un grito ahogado, con un silencio forzado, hoy las celebramos. Porque todas ellas se convirtieron en lo que somos hoy, mucho antes que nosotras. Sonrían, hermanas, porque se impartirá justicia. Sonrían, hermanas, porque no descansaré hasta que cada una de ustedes pueda gritar MUJER, en el lugar que quieran, con toda la dignidad que la palabra significa. No descansaré hasta que todas ustedes puedan salir sin permiso, sin cansancio, sin temor.

Un día como hoy, hace 25 años, mataron a mi madre. La masacraron a palazos entre 3 hombres. le desfiguraron el rostro de tal manera que ni yo la reconocía. Borraron su sonrisa a golpes. Le quitaron su felicidad a patadas y la avergonzaron cortándole el cabello. Después de eso, violaron su cuerpo y destrozaron su alma más de 10 veces, mientras uno de ellos le apuntaba con un arma negra como su piel. Su vagina estaba tan lastimada que parecía ser lo que más habían golpeado con los palos. Cortaron el dedo donde cargaba su anillo de compromiso y se lo dieron de comer a un perro. Todo esto, porque se había besado con otro hombre que no era mi padre en el festival del pueblo. Mi padre, después de culminar su venganza. Se despidió de su amigo y vino junto con el otro hombre a la casa. Llegaronsumamente borrachos, me vio sentaba viendo la tele y me preguntó ¿dónde está la cena?, yo lo volteé a ver con mi ojo derecho y contesté. No la he hecho. ¿Dónde está mamá? Hasta el día de hoy no sé qué es lo que lo hizo enfurecer tanto, si mi respuesta o mi pregunta. El caso es que fue a la cocina, gritando: "aquí es donde debes de estar, pendeja". Tomó un sartén y lo colocó sobre la lumbre durante 15 segundos. Se acercó a mí y quemó mi ojo. Me tiró al suelo de un golpe en el estómago y me violó cuatro veces seguidas, mientras repetía:"ya no vas a poder voltear a verme cuando te llame". Todo estaba ocurriendo mientras el otro hombre miraba sin emoción alguna, había sido criado para esto y ya nada lo sorprendía, el otro hombre era mi hermano.

Quisiera decir, quisiera asegurar. Que mi madre y yo somos las mujeres que más hemossufrido por serlo, pero estaría mintiendo.

El tiempo es nuestro, no lo dejemos escapar. Hagamos de cada grito, de cada llanto, de cada esfuerzo, el último de su tipo. Extingamos el rencor incomprendido por temor a ser superados. Logremos que se nos mire, no desde la altura, sino desde los ojos. Luchemos por las que ya no están, para que el día de mañana, todas puedan decir, PRESENTE, cuando se les llama. Luchemos por las madres con la misma lucha que ellas realizan día con día. ÁMENSE, RESPETENSE Y GRITEN LIBERTAD.

Hoy nos juntamos para que mañana podamos. 

 Hoy nos juntamos, para mañana unirnos. 

 Hoy nos juntamos para mañana, empezar a vivir. 

 Hoy tomamos el tema con nuestras manos."

La multitud estaba enardecida, todos y todas estaban llorando por las palabras de la presidente. Ése era su don. Lograba con palabras lo que ninguna otra persona había logrado jamás. Ser elegida en un país lleno de machistas y clasistas por tener las palabras correctas en el momento correcto.

Julio, había sentido como pocas personas sus palabras. Cada una de ellas narró perfectamente lo que su amada y su madre habían vivido. Había entendido cada silaba y cada metáfora del discurso y las había hecho suyas. Sintió como si lo hubiera escrito solo para él y odio por un momento ser hombre, porque gracias a su género, su esposa se había ido.

 Idolatraba a Lourdes como a ninguna otra mujer en el mundo, como a ninguna otra persona. Solo había otra mujer que la superaba, que hace mucho tiempo no veía ni abrazaba. La había seguido durante toda su carrera, desde mucho antes que se postulara a la presidencia. Le recordaba mucho a su madre, los gestos que hacía cuando hablaba, su forma de gesticular las frases y, sobre todo, que todo lo intentaba arreglar con amor y con palabras. Verla lo hacía recordar cuando su madre lo regañaba por querer cobrar venganza de cada cosa que le hacían. 

  

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2021 ⏰

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