Sette

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—Has hecho un excelente trabajo, mañana mismo iremos a la comisaría para que se cierre el expediente.— Habló Jungkook mientras ordenaba algunos papeles sobre su escritorio.

—Está bien.— Pronto entró un hombre vestido con un traje color azul marino.

¿Era una regla llevar trajes elegantes?

—Señor, la primera carga llegó y encontraron a seis niños. Los trajeron.

—Perfecto, ya sabes qué hacer con ellos.— Tomó un sorbo de su café.

—¿Quiere que los prepare para eso también ahora?— Jungkook negó.

—Primero quiero verlos, debo saber a dónde mandarlos.

—Está bien, con permiso.— Hizo una reverencia en forma de respeto y salió de la oficina.

—¿Niños?— Preguntó Seokjin frunciendo su ceño mientras el contrario asentía.

—También trabajo con niños.

—¿A caso tú...?

—No.— Dijo con completa seriedad. —No soy un degenerado. Si mis hombres encuentran niños huérfanos o que viven en la calle los traen conmigo.— Se levantó. —Les doy comida y un lugar para dormir. Ellos no tienen qué perder así que los entreno durante un determinado tiempo para servirme en un futuro. Algunos siendo adultos jóvenes son realmente eficientes.

Seokjin lo observó expectante. —Invierto mi dinero para tener al mejor personal, unos son realmente máquinas asesinas y es lo que busco, el dinero no puede salvarme en un tiroteo pero ellos sí y yo mismo también.— Alardeo guiñandole un ojo.

Seokjin solo volteó los ojos desinteresado mientras acomodaba los papeles en aquellos folder. Ya tenía todo listo para ir con Jungkook a la comisaría y por fin arreglar los asuntos legales e iniciar el juicio de apelación de Min.

Hoseok observaba expectante al hombre frente a él mientras que este contrario hizo una mueca luego de las palabras escuchadas de él

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Hoseok observaba expectante al hombre frente a él mientras que este contrario hizo una mueca luego de las palabras escuchadas de él. —El jefe te explicará mejor la situación así que vendrás con nosotros.

El menor asintió subiendo a la camioneta negra jugando con sus dedos. Eso parecía un poco aterrador, sin embargo tenía que ver la forma de hacer algo por sí mismo y su hermano para salir de aquel infierno que antes había llamado hogar alguna vez.

Hoseok no era estúpido, tenía en cuenta el por qué su padre había aceptado quedarse con el pequeño Han.

El gobierno daba pensión y/o manutención a las familias con niños en situaciones difíciles, su padre sólo deseaba recibir el dinero que aquellos altos mandos enviaban para poder seguir en sus adicciones y cosas inhumanas, aprovechándose del pequeño que era completamente ingenuo ante la cosa que era su padre.

Durante mucho tiempo se preguntó algo, ¿sería capaz de asesinar a aquel hombre que le hizo sufrir por tantos años?, y si era así, ¿por qué no lo había hecho ya? Sabía que lastimar a alguien no iba a base de su moral o sus principios pero la gravedad de la situación comenzaba a hacerlo tambalear en sus buenas acciones.

Yugen Selcouth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora