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Seokjin limpiaba sus heridas con el botiquín que le había llevado aquel grandulon de antes, el pequeño espejo le ayudaba a ver su rostro y limpiar la sangre que se encontraba ahí entre quejidos de dolor, ardía realmente mucho.

Cuando terminó comenzó a guardar todo pero el espejo se cayó así que comenzó a recojer todo con una mueca de disgusto.

—¿Cómo sigue?— Preguntó Jimin viendo a través de la cámara que habían instalado en aquella habitación.

—Pues nada en particular, terminó de limpiar y curar las heridas así que Thomas va por el botiquín.

—Ya veo, sigan vigilandolo, regresaré mañana para dar el reporte al jefe.— el contrario asintió y Jimin se fue.

Cuando Seokjin terminó aquel grande hombre ingresó por la habitación llevándose el botiquín sin decir alguna palabra como siempre hacía.

Suspiro sintiendo su pecho doler, ¿realmente ese sería su final?, estando encerrado, amenazado y vigilado por un hombre al que apenas y conocía.

Se cubrió con las sábanas hasta la cabeza mientras la cadena enganchada a su tobillo permanecía perfectamente puesta sobre este.

Por ese momento se permitió llorar de nuevo entre aquellas grises paredes, sintiendo su corazón doler ante la situación en la cual había terminado, todo estaba saliendo mal que ya no le importaba si ese fortachon lo mataba o no, solo quería intentar dejar ese lugar y lo lograría a como de lugar.

Las luces se apagaron y agradeció ello ya que quería estar solo, sin que lo vieran y llorando como una magdalena por sus problemas.

Tendría que hacer lo necesario para salir de ahí a incluso si significaba asesinar a alguien por más que no lo deseara de corazón, esta vez sería egoísta y sólo pensaría en sí mismo para que todo saliera bien.


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Cuando por fin amaneció Seokjin ya se encontraba despierto debido a las luces y al hombre que siempre entraba a dejarle cualquier cosa que le mandaran.

En ese momento solo lo miraba ya que se encontraba limpiando el cuarto ignorandole sin más.

—¿Cuál es tu nombre?

No respondió y sólo lo miró fijamente que sintió escalofríos por un instante.

—Dime Sehun.— por fin dijo terminando de levantar el polvo que se había juntado.

—Oh...— su voz de cierto modo era muy llamativa.

—Estarás un largo tiempo aquí así que no te emociones.

Yugen Selcouth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora