Capítulo 10: Acto Principal

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Eleine se encontraba en su carpa, descansando. Sus aguijones estaban colgados de la pared, algo que no solía hacer. Pero una inquietud le recorría la mente cada vez que los tocaba, y no podía tenerlos tan cerca.

-Serán imaginaciones mías -se repetía, para evitar pensar en otras cosas.

La noche había sido larga, prácticamente no había pegado ojo. Al igual que en todas las noches desde que se encontró con esa deidad, no se permitía a sí misma, el lujo de dormir. Y la acumulación de falta de sueño ya la estaba afectando.

-Eleine, ¿Se puede entrar?

La guardiana reconoció la voz de Gutadne, así que se adecentó, y se levantó de la cama, cogió sus aguijones, y se levantó de la cama, para fingir que estaba haciendo alguna cosa.

-Sí, adelante.

Gutadne entró, y la encontró revisando sus cajones, cómo si estuviera buscando algo.

-Bueno Eleine, debes saber algo.

Gutadne puso una entonación un tanto inquietante, que paró en seco las actividades de la vasija.

-Dime, ¿De qué se trata?

-Verás... será mejor que el maestro te lo explique. Acompáñame.

Eleine asintió, y siguió a la vasija hasta una carpa en medio de la feria. Llegó hasta una sala completamente a oscuras, de gran envergadura.

-Dime Gutadne, ¿qué se supone que está pasando?

Pero Gutadne no contestó. De hecho, la guardiana se giró y observó que la vasija se había marchado, y había cerrado la puerta por la que había entrado.

Entonces, empezó a ponerse nerviosa. Empezó a escuchar un murmullo de gente, que reía o comentaba entre toda esa oscuridad.

Y de pronto, empezó a sonar una música de acordeón.

Un haz de luz iluminó el centro de la habitación, y detrás de una cortina de humo rojizo, apareció Grimm.

-¡Damas y Caballeros, bienvenidos al acto principal de nuestro espectáculo, el combate que nadie se puede perder!

Eleine quedó atónita. ¿Debía pelear contra su amigo, sin preparación y sin previo aviso?

-¡Grimm, ¿qué significa esto?! -preguntó Eleine furiosa.

Grimm bajó la voz, y se acercó a la guardiana.

-Pues, aunque parezca demasiada casualidad, el corazón ha decidido que tú serás la portadora de mi descendencia.

-¿Qué yo qué? -Eleine estaba histérica, nadie le había dicho nada, y no era algo que realmente le apeteciera- ¡No puedes hacerme esto Grimm! ¡Me niego rotundamente!

-Jeje, me temo que no tenemos elección. Lo que dice el corazón, no tiene discusión. Lucharás contra mí, y si ganas, serás la nueva portadora de mi descendencia. Además, no tienes opción, te he encerrado en esta sala y el público está expectante.

Eleine reflexionó un momento. Si bien era cierto que no quería luchar, y de hecho, no quería colaborar con los planes de la compañía, intentar luchar contra Grimm, pero para salir de la sala en lugar de pelear por puro espectáculo, no era algo que le conviniese. Simplemente asintió.

-Esta bien... Pero luego tendré una seria charla contigo.

-Maravilloso -entonces alzó la voz- ¡Qué empiece el espectáculo!

La multitud exclamó emocionada. Las luces iluminaron toda la sala, y Brumm empezó a tocar una música más seria.

Grimm se separó de su rival, le hizo una reverencia a la que ella respondió con otra, e inició el combate.

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