EPÍLOGO

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—Es ahí adelante, hyung— le indicó Namjoon.

Gracias a que su mayor se estacionaba despacio y poniendo especial atención por el terreno desigual, no se percató de las miradas de amor que parecían nunca abandonar los ojos de  Namjoon, lo cual, éste último agradecía. Siempre lograba avergonzarse cuando su novio lo sorprendía observándolo. 

Su novio.

Su novio Yoongi.

Su adorado Yoongi hyung, con quien ya llevaba dos años de relación formal. Aún se sorprendía en ocasiones, ya que no podía terminar de creer que estuvieran juntos cuando de adolescente la idea de llegar a conquistar el corazón de su mayor le parecía una misión hasta imposible.

Desvió la mirada antes de que su hyung volteara en su dirección y lograra que los dos se sonrojaran.

—Esto es...

—Wow— exclamó el moreno al ver la propiedad que se encontraba frente suyo.

Ambos bajaron del auto y se acercaron.  Era una construcción de tamaño considerable, de al menos cincuenta metros lineales a cada lado de la casa, sin contar que la parte trasera parecía ser mucho mas grande. Sin decir mucho, recorrieron con cautela la casa, por dentro, por fuera y sus alrededores. Se dieron cuenta de que, a pesar de que todo lucía limpio y ordenado, se sentía vacío. Muy vacío. Y no era solo por la falta de muebles. 

—Así que este es tu soborno para que no dejes Kang Entertainment, ¿huh?— preguntó Namjoon asombrado.

—Vaya soborno— respondió Yoongi aún un poco atónito. 

Su contrato con la empresa para la que trabajaba estaba a nada de expirar, y aunque él quería expandir sus alas y emprender el vuelo como independiente, al ser el productor más valioso de la empresa no iba a ser tan fácil que lo dejaran ir sin pelea. Y aunque la espinita de ir por fin en el rumbo de ser completamente independiente en todos los aspectos de su vida, la verdad es que de momento le bastaba con tener por fin un lugar al que llamar hogar. Y la propiedad que los Kang le ofrecían como parte de su nuevo contrato, era por mucho lo que siempre había querido y soñado. 

Y aunque Namjoon se había visto un poco renuente al principio (no por nada era su abogado), termino estando de acuerdo con la decisión de Yoongi. Siete años de contrato parecían una eternidad, pero pasarían rápido. Él más que nadie sabía como de rápido pasaba el tiempo. 

—Te voy a ahorrar el "te lo dije, Namjoon". Debo admitir que es un buen trato. 

—No necesito pensarlo mucho entonces. Les diré que si. 

Namjoon se acerco a abrazarlo por la espalda, rodeando su cintura y acercándolo lo más posible a él, enterrando su nariz en el cabello de Yoongi y aspirando levemente el aroma de su shampoo de moras. 

—Felicidades por tu nueva casa, amor. 

—Nuestra, Namjoon. 

Yoongi casi pudo escuchar como el corazón de Namjoon se detuvo por un segundo. Se giró para verlo y casi se ríe por su cómica expresión de asombro. 

—Antes de que digas algo— hurgó nerviosamente en el bolsillo de sus jeans, sacando una cajita en color negro que solo hizo que los latidos del corazón de su menor se salieran de control. 

—Yoon-

—Sé que puede parecer muy pronto— lo interrumpió con vehemencia, no queriendo darle espacio a que lo rechazara— pero créeme que lo he pensado muy bien antes de hacer esto. Te amo, Namjoon. Te amo como nunca pensé que seria capaz de amar a alguien después de la vida de mierda que me toco vivir. Desde siempre, desde el principio solo has sido tú. Con tus dulces ojos y tus brochetas de cordero y tus curitas con dibujitos. Hiciste que mi corazón brillara con calidez desde el primer día. Y aunque siempre tuve miedo, saber que tu mano nunca soltaría la mía me dio la fuerza que necesitaba para no caerme a pedazos. Fue tu amor el que me rescató, Namjoon. Y sé que nunca podré terminar de agradecerte por amar a una persona tan rota como yo, pero al menos quiero que me des la oportunidad de intentarlo. 

¡Namjoon-ah! [Spin-off; ¡Señor Min!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora