Capítulo Décimo

32 3 0
                                    

Padre nuestro que estás en el Cielo...

Sí, Dios podía estar en el Cielo, pero el Diablo estaba en la Tierra y esa noche tendría su festín.

Las plegarias se elevaban tan suaves y cadenciosas como las aromáticas volutas que escapaban del ornado bracero de plata, balanceándose en sensual danza, esparciéndose lentamente hasta alcanzar cada rincón del templo. Fijos y completamente ausentes, los opacos ojos de JiYong eran ciegos testigos de los minuciosos ritos en el altar mayor, de cada devoto gesto que los sacerdotes hacían con sus manos, de los recargados ornamentos, del brillo y la opulencia. Un canto solemne comenzó a escucharse a lo lejos y el aroma a incienso lo abordó al fin, envolviéndolo con un velo etéreo que, a pesar de su calidez, escarchó su alma como un manto de hielo.

Aquel abrazo fantasmal lo hizo estremecer. Los lienzos misteriosos que cubrían su larga y trágica historia se habían desplomado como los pétalos secos de una flor muerta; el libro que la contenía, caído abierto en su última página. Muy lentamente, JiYong bajó la mirada hasta el papel que sostenía en sus manos temblorosas. En él, revestidas de un hechizo hipnótico, relucían las escasas palabras de SeungHyun, letales como una daga, simples como un suspiro.

"No fue tu padre quien te atacó en el vestuario. Y tampoco fue Vladimir. Fui yo."

.. perdona nuestras ofensas...

Fui yo... fui yo... El eco de aquellas palabras rebotaba una y otra vez dentro de su cabeza, como si estuviera completamente vacía excepto por esa maldita confesión. Como si hubiera encajado la última pieza del rompecabezas, todo cobró sentido con espantosa velocidad. "Todo esto es mi culpa". ¿Cuántas veces había dicho SeungHyun esa frase cuando él sufría las consecuencias de sus lesiones? "No es necesario que recuerdes, es mejor que no pienses en eso" decía siempre que él se esforzaba por llenar los huecos en su memoria... Fue el último que recordaba haber visto en el vestuario, lo vieron salir del estadio enajenado, es zurdo como dijeron los peritos que era el atacante... Oh, Dios... tantas cosas que ahora caían en su sitio, como si hubieran sido demasiado obvias desde el principio...

Lánguidamente, la mirada de JiYong fue desviándose hacia el suelo. El otro papel yacía arrugado a poca distancia de su pie. Había caído de las manos de SeungHyun en el mismo momento en que éste se derrumbaba sobre el reclinatorio, y allí había quedado, abandonado sobre la oscura tabla de madera, revelando en silencio su secreto mejor guardado.

"La investigación fue todo una farsa armada con mi madre. Sabíamos desde el principio quién había matado a tu familia y no fue Vladimir. Fuimos mi padre y yo. Y fue idea mía"

...como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden...

El baile de máscaras había llegado a su fin. Sus verdaderos rostros habían sido descubiertos, y la revelación era tan sorprendente como monstruosa. Ahora las manos que no habían vacilado a la hora de matar, que no habían flaqueado en el momento de clavar un puñal en el vientre de una embarazada, temblaban al sostener un simple pedazo de papel.

...no nos dejes caer en la tentación...

Pero la venganza llamaba a con la irresistible seducción de una muchacha en celo, hambrienta de castigo y redención, sedienta de sangre y lágrimas.

...y líbranos del mal...

Líbranos del mal, imploraban todos los presentes, pero el mal ya se había desatado. Abandonando su disfraz en aquel banco, JiYong arrugó el papel entre sus manos, lo arrojó al suelo, y enardecido por la furia, se precipitó hacia la salida.

... Amén.

–¡¡SeungHyun!! ¡¡SeungHyun!!

Sangre Sobre El Hielo (кровь на льду) | GtopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora