Capítulo Tercero

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MILAGRO DE PASCUA

Mientras en la mitad del planeta hoy se celebra la resurrección de Cristo, en Múnich y en varias partes del mundo se está festejando otro milagro de Pascuas. Y no es para menos: luego de dieciséis días de agonía, el joven patinador estadounidense Kwon JiYong, ha despertado del coma en que estaba sumido desde que sufriera un brutal ataque que estuvo a punto de llevarlo a la muerte.

Kwon, quien estaba listo para ser desconectado de las máquinas que lo mantenían con vida (luego de un decisivo diagnóstico de los cirujanos que lo asistían y el consentimiento de su familia), reaccionó inesperadamente y sin ningún tipo de asistencia, recuperando la consciencia y el control de sus funciones vitales.

"Aún no sabemos con exactitud en qué estado se encuentra" advirtió el jefe del plantel médico que lo trata, "queremos ser cautelosos y no dar falsas esperanzas; que haya salido del coma no significa que su vida esté fuera de peligro".

"El cerebro es un órgano misterioso y fascinante" comentaba un experto neurocirujano venido especialmente de Estados Unidos para tratar a su joven compatriota, "las consecuencias de sus lesiones pueden ser infinitas, desde ceguera y pérdida del habla, hasta incapacidad mental o motriz"

Como bien dicen los especialistas, la joven gloria del patinaje aún necesita de varios milagros, pero haber burlado a la muerte a tan pocos minutos de su llegada no puede menos que infundir esperanzas en todos los que lo aman.



Karov leía con gesto serio sentado en su despacho mientras SeungHyun aguardaba de pie frente a él, con una mano apoyada sobre el escritorio y la otra en la cintura, disimulando una sonrisa que a duras penas podía contener.

Cuando el hombre dobló el periódico y lo abandonó a un lado, el joven lo observó con una expresión radiante.

–¿Y bien?

–¿Y bien, qué?

–¿No es este el momento en que todos deben decirme "sí SeungHyun, tenías razón, sólo tú decías que esto sucedería y nadie te dio importancia, perdónanos"?

Con un entusiasmo casi infantil, leyó por décima vez las líneas que confirmaban su milagro. El tiempo parecía acompañar su estado de ánimo: el sol brillando con fuerza inundándolo todo con su luz dorada, y el clima era relativamente cálido, con bellas nubes blancas adornando un cielo azul claro. En la calle nadie hablaba de otra cosa que no fuera "la resurrección" de JiYong, las risas repiqueteaban como tintineo de campanas.

Todo era felicidad. Pero Vladimir Karov no parecía compartir esa alegría.

–Yo no cantaría victoria.

–¿Y por qué no?

–¿Pudiste hablar con él? –preguntó incrédulo.

–Oh, Vladimir, ¿qué vas a decirme? ¡Lo vi con mis propios ojos! Movió la mano, me acarició, ¡me miraba, prestaba atención a mis palabras! No era la mirada perdida de alguien sin consciencia.

–¿Pudiste hablar con él? –repitió, poniendo especial énfasis a sus palabras.

–No, claro que no hablé, tenía un tubo de respiración ¿lo olvidas?. En cuanto les avisé a las enfermeras entraron corriendo armando un revuelo terrible. En un minuto la sala estaba llena de médicos que hablaban, daban órdenes, lo revisaban... Fue una locura. Luego de eso no pude volver a entrar, debían hacerle muchas pruebas.

–...

–¿Qué estás insinuando?

–Que haya despertado no significa que sea la misma persona de antes. No lo digo yo, lo dicen los médicos.

–Mira, respira solo, abrió los ojos, movió su mano, estaba atento a mi voz. Lamento si peco de optimista, pero es mucho más de lo que hizo en dos semanas, con eso tengo bastante.

Sangre Sobre El Hielo (кровь на льду) | GtopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora