8. Eres como la noche, callada y constelada

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—Durante el vuelo estaba muy molesto por mi padre— me empieza a dar beso en el cuello— me molesté más cuando tu hermano dijo eso de mí.

—Henry... ya casi llegamos al piso 15.

—Tu aroma me excita.

Me toma del cuello, me da un beso suavemente que de pronto se transforma en un beso apasionado, puedo notar que estuvo bebiendo por olor que trae, el ascensor se detiene, pero Henry sigue besándome, de pronto una voz nos interrumpe.

—¡Eda!— Henry se detiene, vemos hacia la puerta

—¿Adam?

—Te estaba buscando, pero no te encontré en tu habitación.

—Estaba con mi hermano.

—No te preocupes, secretario Adam, yo la llevaré a su habitación.— Adam cierra sus puños con fuerza

—No se preocupe, yo puedo llevarla, además Eda confía más en mí que usted.— la puerta del ascensor se cierra y Henry expresa una sonrisa de victoria

—Creo que te llevaré a mi habitación.

—No, yo no quiero ir con alguien que ha estado bebiendo.

—Yo no he estado bebiendo como puedes ver, estoy mojado por culpa de tu hermano.

—Te lo merecías y si puedo oler que has bebido, iré a mi habitación por mi cuenta.

—¿Y qué se supone que harás en tu habitación?

—Beber con mi hermano u otra cosa.

—Me estás diciendo que si te dejo en sola podrías armar una fiesta o aún peor.

—Sí, tienes algún problema.

—Claro que no, solo aseguro el futuro de esta relación.

—Estas ebrio será mejor que descanses.

—Tienes razón, descansaré, pero tú vendrás conmigo a descansar.

—No, iré a dormir a mi habitación y tú iras a tu habitación solo— el ascensor se detiene

—Llegamos, mi habitación está al fondo.

—Entonces ve, yo iré a mi habitación.

—No quiero que te vayas aún, recuerda la regla 3.

Regla 3°: Cumplir los deseos o peticiones del otro sin afectar la regla número 4.

—Si recuerdo todas las reglas— la puerta del ascensor están por cerrarse, pero Henry se interpone

—Deseo que te quedas conmigo esta noche, como los viejos tiempos.

—Henry estás ebrio y no creo que lo que estás diciendo es lo que quieras de verdad.

—Siempre he querido estar un día más a tu lado, solo te pido esta noche.

—Solo... por esta noche ¿vale?

—Gracias, ven sígueme— llegamos a la habitación

—¿Se supone que dormiré con esta ropa?

—No te daré una de mis pijamas.

—Voy a parecer un fantasma.

—Claro que no, me bañaré antes que me resfrié.

—Veré las noticias mientras te bañas.

—En el armario hay pijamas, puedes tomar una de ahí.

—Gracias.— entra al baño, mientras yo voy a buscar una pijama— increíble, no sabía que había libros en mi hotel.

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora