40. Vendido

13 1 0
                                    

—¡QUEEE! 

—Tranquilízate, al parecer es una de las fotos que tomaron cuando fuimos al lago...

—Ese tipo fue el que la tomo, otra vez es él —pronuncia entere dientes refiriéndose al padrastro de Claudia

—Hablamos y dijeron que no pueden quitar el retrato de la lista —me toma de la mano 

—Es hora de entrar -al llegar siento la mirada de Luka, me hace una señal, al alzar la mirada veo la fotografía.

—Te ves muy hermosa, pero no quiero que tener que compartir tu sonrisa y esa mirada con nadie más, esa fotografía sea mía 

—Empezamos por 5 mil —henry alza su brazo— tenemos 10 mil

—15 mil —voz el dueño de esa voz... Mateo

—20 mil

—20 a la una, a las dos...

—35 mil —todos susurran, es incómodo que se estén peleando, tengo una idea

—45 mil —henry me mira

—¿Qué haces? Te dije que será mía 

—Tenemos una señorita, 45 a la una... —Henry, aun mirándome sube el valor

—50 al caballero junto a la dama 

—60 —la voz de Mateo separa la mirada de Henry de la mía

—Un millón —pronuncio, henry coloca su mano sobre mi muslo apretándolo 

—UN MILLÓN. Uno, dos, vendido a la señorita de azul. —todos aplauden 

—Esta vez me ganaste —le doy un beso en la mejilla - Vamos a casa, no me gusta el ambiente

—Somos anfitriones —toma mi mano con fuerzas, rio - está bien, en 30 minutos nos vamos

—Gracias 

La subasta termina al cabo de unos minutos, veo a mi alrededor y siento una mirada sobre nuestra mesa, Mateo. 

—A continuación, podrán bailar —pronuncia el presentado

—Deseas bailar, señorita Sorni —pronuncia cerca de mi oído 

—Claro, caballero Henry —ya en el centro de la pista, bailamos un vals - muy pocas veces te he sentido bailar así.

Las ocasiones en las que he bailado con otros hombres se han sentido sin pasión, sin emoción, sin embargo, con el todo se ha sentido distinto.

—Es que tú me pones de un ánimo increíble, mariposa, debemos bailar también para nuestra boda, no te olvides

—No has pedido mi mano, así que no hay boda hasta que todo sea formal 

—Para estar juntos por el resto de nuestras vidas no debemos firmar ningún papel y mucho menos ir a una iglesia.

—Entonces quedemos así, todo de este modo está bien —me besa

—Igual quiero que seas la señora Puigvert 

—Ya la soy, aunque no legalmente, pero eso es lo de menos, vámonos de aquí —salimos sin despedirnos del lugar, Henry entra entre risas al auto 

Una bella velada, con un final en la playa hasta el amanecer disfrutando de cada minuto, me explico sobre la pedida de mano, me dio risa.

Una semana después 

—Buenos días, —lo despierto con caricias— dentro de poco cumplirás 28, cascarrabias

—AAAHHG —se cubre el rostro con las manos— No quiero que me digan, señor.

—Señor Puigvert —me toma de la cintura haciendo que me siente sobre él —te quiero dar algo

—Antes de darme cualquier cosa, no me digas, señor, tú no tienes derecho de decirme así —dice con furia echada y apretado mis muslos— ¿entendido?

—Está bien, señor —me gira contra la cama— no te...

—Te lo advertí

Me besa el cuello con efusividad, en pocos minutos se detiene al ver entrar a Lucius

—Mi vida, llego a salvarme de este ataque, Lucuis, ataca —lucius se abalanza contra henry

—Me has cambiado por un perro, se supone que nos debe de hacer caso a los dos —trata de huir de él, pero en vano— has que se calme

—Lucuis, siéntate —no hace caso— lucius, stop —se calma y sienta— vamos a Orlando

—¡Que! —le sonrió

—Vamos por tu cumpleaños, te esperan muchas cosas ahí

—Cariño, es otoño y Orlando es para verano

—Eso lo sé como también sé que eres de estaciones frías.

—Con tal de pasar mi cumpleaños con la persona que más amo, todo está bien

—¿Qué dijiste? —regresa a la cama, me toma entre sus brazos

—Eres tu la persona que más amo, que eres tu mi debilidad, me vuelves loco —volteo a verlo mirando esos ojos cafés, quedándome sin palabras, me besa y sin separarme mucho de sus labios. Respondo

—Te amo, Henry, lo mejor que me ha pasado este año, te amo

--

—Sí, diles que le podemos ofrecer más

—Pero...

—Nada, aunque se trata de él, aquí todo se mueve con dinero y ese contrato será nuestro pase lo que pase.

—Señor, si le quitamos ese contrato al joven Puigvert, habrá consecuencias 

—No me importa, él no puede garantizar nada aún sus empresas se está formando, en cambio, nosotros ya tenemos experiencia y eso vale más que unas simples palabras. Habla con los inversionistas de ese proyecto y diles lo que ofrecemos 

—No me parece ético

—A mí no me importa la ética, solo tomamos la información estuvo descuidada. Hablas tú con ellos o lo tengo que hacer yo 

—Sí, señor, en unos momentos los llamo, con su permiso —termino, la llamada 

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora