XXIII

1.4K 119 7
                                    


Llegamos a mi dormitorio y tras cerrar la puerta, Rick me rodeó con sus brazos por detrás. Acarició mi vientre mientras escondía su rostro en mi cuello, dejando besos en este. Un pequeño gemido se escapó de mis labios y acto seguido su pelvis chocó contra mi trasero, haciendo que nuestros cuerpos se rozasen.

- Te he echado tanto de menos, rojita - susurró en mi oído mientras sus manos deambulaban por mi piel.

- Y yo a ti, pitufo - me giró riéndome para que quedásemos frente a frente.

Nuestros labios se volvieron a juntar incendiando todo mi interior. Mis hormonas tenían vida propia. Tomó mis manos guiándome hasta el borde de la cama. Comencé a desabotonar su camisa mientras nuestros besos subían de intensidad. Pasé mis manos por sus músculos, tratando de memorizar cada centímetro de su piel. El sonido de su cinturón siendo desabrochado por mis manos, después de haberlas pasado por vientre.

Nos acostamos el uno al lado del otro, inundando cada rincón de su piel a besos mientras él de seguro dejaba marcas sobre la mía. Se deshizo de mi ropa delicadamente y dejó pequeños besos sobre mi vientre, tras los cuales volvió a juntar nuestros labios. Giró mi cuerpo de manera que su frente estaba pegado a mi espalda, pudiendo notar cómo su erección me pinchaba y gritaba por su liberación.

En un movimiento suave y preciso, consiguió introducirse en mi, provocando un gemido en ambos. Habíamos echado esta intimidad de menos, la manera en la que nuestros cuerpos se conocían y anhelaban su toque. Sus penetraciones eran tranquilas pero constantes, consiguiendo incendiar mi centro hasta desbordar en un increíble orgasmo que erizó completamente mi piel y me hizo temblar entre sus brazos, para posteriormente notar cómo Rick vertía su semilla en mi interior.

"Te quiero", creí escuchar cuando Morfeo se apoderó de mi.

Cuando desperté, me encontré con la horrible sensación de frío, y es que Rick había abandonado la cama. Parecía ser bien entrada la mañana, así que supongo que el cansancio acumulado durante estos días se había traducido en dormir de más.

Adormilada fui al baño y cuando acabé, me dirigí hasta la cocina en la que sólo estaba Carol lavando los últimos platos. Avergonzada saludé a la mujer que señaló un plato con frutas, pan y un vaso de zumo.

- Rick lo ha dejado preparado para ti- sonreí al imaginarme haciéndolo y me fijé que Carol no estaba tan contenta como yo ¿Quizá sospecha que hay algo entre nosotros?

- Gracias - musité y tomé el plato volviendo a mi habitación.

Una vez devorado lo que ahora consideraba un manjar, salí al exterior, encontrándome con una estampa nada agradable. Carl estaba llorando sentado en las escaleras del porche. Rick estaba caminando cerca de la valla claramente cabreado y lo que más se hacía de notar era Lori vociferando "¡CON ESA PERRA!" Señalando hacia la casa de la que acababa de cruzar la puerta. Mil pensamientos corrían por mi cabeza, todos llevándome a proteger a mi bebé, esos gritos se escucharían desde lejos. Lo que supondría un gran peligro para nuestra supervivencia si alguna horda pasase cerca.

- Lori, baja la voz, podemos atraer atención no deseada - dije tras acercarme a ella. El picor de mi mejilla se produjo después del bofetón que recibí por su parte.

- Tú y tu maldito bebé sois la única cosa no deseada - escupió venenosamente. Las lágrimas corrían libres por mi rostro y poco después el ruido de unas zancadas nos alcanzó.

- Ni si te ocurra volver a ponerle la mano encima - dijo Rick apretando la mandíbula.

- Claro, después de todos estos años, ponte de su parte - contestó enfadada y la verdad, es que la entiendo parcialmente.

- No soy yo la que fue infiel en repetidas ocasiones y está embarazada de otra persona que no es su marido - replicó enfadado. Mi mirada cayó en Carl, no se merecía todo esto.

- Rick, déjalo - le pedí.

- No. - mis lágrimas volvieron a brotar - No, te permito que nos pongas al mismo nivel, por que cuando Louise y yo estuvimos juntos, nosotros estábamos en un descanso. - lloraba aunque por dentro la situación me hizo reír al imaginarme la famosa escena de Friends.

No podía aguantar más la situación, así que me dirigí hacia las escaleras donde Sophia estaba intentando consolar a Carl. Me acerqué e intenté abrazar a Carl, pero me empujó rechazando mi muestra de cariño y salió corriendo hacia el bosque.

- ¡Carl! ¡Vuelve! - grité intentando evitar que aquel niño indefenso saliese de nuestra zona. El corazón se me rompió, Carl siempre había tenido afinidad conmigo, pero ahora no quería ni que compartiésemos el mismo aire.

- ¿Hay algo que puedas hacer bien? - murmuró Lori corriendo tras su hijo.

- Lo siento - me disculpé ante Rick y Shane que habían presenciado toda la escena.

- No es tu culpa - dijo Rick tratando de envolverme con sus brazos, pero al igual que Carl conmigo, le rechacé, sin embargo, no le empujé.

Me fui de vuelta a mi habitación, las mismas cuatro paredes que llevaba observando durante semanas. Había perdido la cuenta del tiempo que llevábamos aquí, seguramente estaría de unos 6 meses. Si el mundo fuese lo que era antes, podría saber si es niño o niña, si está bien. Lo único que me consuela es que sus patadas son cada vez más frecuentes.

Había anochecido cuando escuché unos toques en mi puerta.

Rick.

Con una bandeja de carne... ¿de ardilla?

Si no fuese por Daryl viviríamos a base de copos de avena y poco más.

Silenciosamente, entró y dejó la bandeja en la mesita, tomando asiento a mi lado.

- Lo siento, Lulú. Siento haberte puesto en esa posición, pero entiende que no voy a permitir que nadie nunca te levante la mano o te acuse de romper mi matrimonio, porque ya estaba roto. Tú, Carl y nuestro bebé son las mejores cosas que me han pasado en mi vida. - tardé una milésima en abrazarle y derramar unas lágrimas más ¿por qué no? Si siempre estoy llorando. Putas hormonas.

A/N

Creo que ya sé hacia dónde va a ir la historia Y SE VIENE EL DRAMA, así que sujetaos las bragas.

Un abrazo <3

Officer Friendly (Rick Grimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora