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Jihye se había marchado.

Jungkook y yo estábamos tan tristes... No queríamos que este momento llegase, pero ella ya no tenía nada que hacer aquí. Su trabajo continuaba en Nueva York, y no podíamos impedir que ella se fuese.

Nos habíamos despedido de ella con abrazos, sonrisas tristes, lágrimas y muchas palabras de apoyo. Sabíamos que íbamos a estar en contacto con ella, pero todo iba a ser a distancia, por lo que no iba a ser lo mismo. Jihye me había pedido que cuidase mucho a su sobrino y que estuviese para él y no le dejase de lado. También que sea un amigo verdadero y que llegue a intentar lograr que Jungkook me vea como un hermano. Y Jihye le había pedido a su sobrino que confiase más en mí, que sea más abierto conmigo y que también me cuide mucho. Ella nos deseaba lo mejor y nosotros se lo deseábamos a ella.

Obviamente, la persona que estaba más afectada en estos momentos era Jungkook. Llevaba una sudadera azul muy ancha y tenía la capucha puesta, cubriendo así gran parte de su rostro. Estaba llorando, estaba dolido. Que la única persona que había estado para él día a día se tuviese que marchar lejos, era doloroso. Y aunque él sabía que podía hablar con ella por videollamadas, se seguía sintiendo muy triste. Verla cruzar esa puerta que la llevaba hacia su vuelo fue lo peor para él.

—Jungkook... —susurré con tristeza.

Esta era la segunda vez que veía llorar a mi amigo. Este chico que siempre tenía un semblante serio y que miraba con odio a todos. Él ahora estaba llorando, y su rostro era completamente diferente. Tenía la nariz roja, los ojos más brillantes y las mejillas llenas de lágrimas. Su ceño estaba fruncido y sus labios formando una línea recta.

Froté su espalda con cariño, mientras esperaba a que calmase un poco sus sollozos. Yo también había llorado, pero no tanto como él. Y era normal, conocí a Jihye hace tan solo un mes, pero fue tiempo suficiente para meterla en mi vida y quererla. Era una gran mujer y te ganaba muy rápido por su bonita personalidad.

—Será mejor que nos vayamos ya de aquí, sino va a ser más doloroso. —decidí mientras movía con suavidad a Jungkook para que comenzase a caminar junto conmigo hacia la salida del aeropuerto.

Una vez que estuvimos fuera, Jungkook se dignó a por fin mirarme a los ojos. No lo había hecho desde que su tía comenzó a despedirse de nosotros.
Al ver sus bonitos y brillantes ojos observarme, algo dentro de mí se removió. Me daba mucha tristeza ver así a alguien tan importante como lo era él. No me gustaba verle mal, triste, preocupado...

Acerqué mis manos a su rostro y como pude intenté secar todas sus lágrimas. Después coloqué mis manos en sus hombros y suspiré.

—¿Quieres que por hoy te deje solo?

Jungkook rápidamente negó.

—Pero estás mal y a lo mejor estorbo. —intenté explicarme.

—Acaba de irse mi tía, ¿y tú también te quieres ir? —sus ojos volvieron a aguarse.

—¡No, no, no! —negué con rapidez para evitar que volviese a llorar. —No es que me quiera ir, solo pensé que necesitabas tiempo para estar a solas. —aclaré.

—No, casi siempre estoy solo, y ahora que estoy mal lo que menos quiero es quedarme solo otra vez. —contestó. —¿Puedes quedarte hoy conmigo hasta la noche? —me miró con ojos suplicantes.

—Por supuesto que sí. —sonreí enternecido por su pregunta. —Me quedaré contigo. ¿Vamos a tu apartamento?

Él asintió y comenzamos a caminar con tranquilidad hasta llegar a su hogar. Entramos y después de quitarnos los zapatos, nos tiramos en el sofá. Bostecé nada más acomodarme y al mirar a Jungkook vi que él hacía lo mismo.

No te acerques a él [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora