Quarterback, fuck you [Español] | En curso

Quarterback, jódete.

Cuando un golpe duele, es porque estás vivo.
Y si estás vivo, es porque aún tienes el poder de ser libre.

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Han ama el fútbol americano y el contacto brusco entre personas, aunque muchas veces sólo prefiere abrazarlas.

Leah ama la natación y perderse en su soledad, aunque todo el tiempo lo que más necesita es un abrazo.

Han es inteligente y muy aplicado en clase.

Leah es aplicada y hábil... a su manera.

Han es extrovertido y coqueto de naturaleza.

Leah es tímida y asocial.

A Han le gustó Leah desde el primer día que la vio.

A Leah le molesta que Han siga respirando después de ese balonazo.

Mundos diferentes. Personalidades diferentes. Gustos diferentes.

¿Estas dos personas podrán llegar a tener algo en común?

Por ejemplo, ¿amor?

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☑️Esta historia es un romance juvenil. Mis protagonistas tienen entre 18 y 20 años por lo cuál pensarán, actuarán y se equivocarán como personas de acuerdo a su madurez física y emocional con respecto a sus edades.

☑️El tema que se incluye en este libro es el TDAH (Trastorno de déficit de atención con hiperactividad). El comportamiento de mi protagonista con esta condición será basado en mi experiencia personal, ya que vivo con ello desde mi infancia, no todos vivimos este trastorno de la misma forma a pesar de que existan similitudes.

☑️No tendrás escenas +18 de manera concurrente. Si les soy sincera, no creo que haya más de dos escenas explícitas porque quiero que esta historia tenga más presencia en su trama y en lo que quiero contar, aunque mucha tensión si habrá, jeje.

☑️No está de más decir que no quiero comparaciones o nombres de otro libro aquí ya sea porque algún personaje haga, piense o diga lo que para ustedes les recuerde a otra historia. Es una falta de respeto y fastidia demasiado, quién lo haga será bloqueado/silenciado.

Que tengan una feliz lectura❤️.

Fecha de inicio: 26/06/2022

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Adelanto de capítulo 01:

—¿Eres consciente que no eres mi padre, verdad? —pregunto en un tono borde ante el hombre que se encuentra parado en la puerta de mi casa.

—Estuve con tu madre desde que eras sólo una niña, Leah. Cuando Miranda tenía un año. Las considero mis hijas.

—¿Y el dinero en tu mano nos vincula de esa manera? —alzo las cejas observando el fajo de billetes que estira en mi dirección— Espero que no sea robado.

Klein suspira, acostumbrado de mi actitud.

—Es sólo una ayuda —termino aceptando el dinero— ¿Cómo está tu madre?

Me encojo de hombros.

—Drogándose y follando con hombres para traer comida a casa —sonrío mostrando mis dientes— Ya sabes, lo de siempre.