Después de sufrir una desviación de Qi, Luo Binghe termina perdiendo el control de su espada Xin Mo, lo que abre así una grieta en su propio mundo, el problema en medio de todo este caos es que su amado Shizun termina siendo tragado y desaparecido e...
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«Todos los días, son todos los días»
— LanWangJi.
»»——⍟——««
Xie Lian intentó sostener esa espada, pero le fue casi imposible.
La fuerza que este cultivador poseía era grande, podía sentir la sangre correr por su brazo y manchar su túnica blanca.
Xie Lian estaba acostumbrado al dolor, por lo que no le era incómodo. Rouye todavía estaba tratando de mantener el brazo de ese hombre inmovilizado, sería más complicado si sacaba esa cítara de siete cuerdas que llevaba en su espalda.
Los dos hombres de Blanco estaban peleando justo en el centro de ese largo puente, había cultivadores a cada lado, y el maestro que había conocido esa mañana parecía estar en medio de una ...discusión.
Xie Lian no sabía si reír o llorar.
Lord Shen parecía estar a punto de cortarle la cabeza a ese niño que sostenía el arco nuevamente y quería dispararle. Los dos estaban peleando, mientras Xie Lian se ocupaba del cultivador de blanco, el otro se encargaba de derribar a todos los discípulos con su espada, teniendo cuidado de no lastimarlos seriamente.
Antes de que todo esto ocurriera.
Él y Hua Cheng estaban tratando de pasar un día juntos, ya que últimamente Xie Lian estaba cada vez más ocupado, todo debido a la corte Celestial.
Ahora que ya no había un Emperador, toda la corte celestial decidió que las descisiones y la administración serían dejadas en manos de Xie Lian, en otras palabras, dejaron caer la bomba y todos los problemas en su espalda como un intento de librarse de todo. Fue una verdadera hipocresía, la persona que fue broma de los tres reinos ahora se convertiría en el Emperador Celestial y controlador del cielo.
Pero obviamente no aceptó tal cosa.
Por mucho que ahora había recuperado todos sus poderes y podía controlar fácilmente no solo el mundo celestial sino el humano, no quería tener que pasar más años de su vida desperdiciados en ese lugar. Para cuando luchó contra Jun Wu y tuvo que ver a San Lang desaparecer justo frente a él, ya no tenía motivaciones para vivir.
Su única esperanza era ese hilo rojo amarrado en su dedo, incluso si esperaba mil años por Hua Cheng, no se rendiría hasta encontrarlo nuevamente.
