CAPÍTULO 39

18 2 4
                                    

Capítulo 39 Cuchillo

Narrador omnisciente

La pelinegra iba agarrada de la mano de su primo. Apenas lograba hacer algo con claridad. El chico parecido a Olivia se hacia el duro, evitando llorar a cambio de proteger a su pequeña, Olivia. Los dos corrían mientras eran cubiertos por su grupo.
Pero está encerrona no era cualquier encerrona, los habían traicionado, era una trampa, eliminarían a los nueve y dejarían con vida a Luis. Está no será la única traición no pensaban parar hasta que todos murieran pero tenían que ocultárselo a Luis ya que él estaba con ellos, con los ocho.

El primero en salir fue un rubio, Ben. Todos se mordían el labio conteniendo las lágrimas. Luego a Ben le siguió Diego el pelirrojo que perdió la felicidad al ver que perdió a su gran amigo. Otra cabeza rubia salió, Ian siguiendo a los otros. Mattheo lleno de dolor ante la idea de perder al primero de los ocho originales, Alejandro.

Los cuatro que lograron salir, siguieron corriendo evitando mirar hacia tras y volver, ninguno quería dejarlo pero nada se podía hacer, era uno o todos. Y aunque lo querían mucho sabían que debían seguir, a eso estaban condenados al aceptar trabajar para los Matthew puedes ganar una fortuna, pero también la muerte te acecha desde el primer instante que trabajas con el diablo. 

Chris que era el menos cercano a Alejandro sentía remordimiento ante su segura perdida, pero no se molestó en morderse el labio y corrió hacia la salida siguiendo a sus compañeros.

Liam vio cómo se devastaba su gran amor, pero Cameron negó. Este decidido corrió siguiendo a sus compañeros mientras Cameron se encargaba de su chica. William le dolió ver cómo reaccionaba Olivia, también le dolía perder Alejandro. Quiso ir hacia ella y consolarla, pero no podía sanar una herida que él también tiene y no ha sanado, la muerte de Alejandro.

El ojiazul y el ojinegro se cubrían, ya no había odio entre ellos no desde lo del diario. A veces sentían celos porque ambos aman a la misma persona, una pelinegra inestable, drogadicta llamada Olivia, aunque ella sería el final de ambos. Entre ellos se forjo una amistad a escondidas.

Poco a poco todos salían y se reunían mientras corrían lejos. Finalmente los primos Patrison salieron del lugar. Olivia quería volver lo intentó, pero su primo lo evitó, Cameron también quería volver pero tuvo la suficiente fuerza de voluntad para evitarlo, se decía a sí mismo: “Olivia, ella es la prioridad tienes que protegerla de ella misma”
Cameron tiró a su prima hacia delante haciendo que los chicos la sujetarán y la obligaran a subirse a la furgoneta. Cameron miro sobre su hombro, no había nadie, ni cuerpos, ni sangre supuestamente en la entrada debían estar varios guardias. Pero sin cuerpos ni sangre Cameron pensó lo obvio, los habían traicionado, así que no podían seguir mucho más tiempo en el país sino los encarcelaran a todos o los condenaran como a Alejandro.

Mientras los chicos corrían hacia la furgoneta Alejandro disparaba pero se quedó sin balas por suerte en ese instante sus amigos ya habían desaparecido.

Alejandro antes se había acercado a la puerta, la había cerrado y atrancado y volvió a su posición disparando. Les quitó las anillas a todas las granadas que tenía y ya se había quedado sin balas así que finalmente salió de su posición.

Sin miedo a nada recibió cada uno de los balazos. Cada bala que se metía al cuerpo de Alejandro hacía que esa parte del cuerpo retrocediera, pero después de tantas balas acabó cayendo al suelo lentamente. Para él fue lento, pero todo en realidad pasó en menos de cinco minutos. Alejandro finalmente cayó al suelo siendo rodeado por un gran charco de sangre.

Las granadas no le llegaron, su cuerpo quedo intacto le cayeron algunas cenizas. En sus últimos suspiros lo único que logró pensar en las dos personas que lo salvaron. Olivia, Mavi su pelinegra favorita problemática y Ben su rubio favorito, su gran amor.

Los ocho (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora