Thriller

182 16 8
                                    

Fantasmas


Viendo Scooby Doo, me he dado cuenta, ya hace bastante tiempo que los propios monstruos, fantasmas son los propios humanos. Que locura, ¿no?

Como hay gente tan mala en el mundo, hay que gente que es inhumana, no tienen sentimientos no les importa nada, absolutamente nada, realmente tampoco creo que ellos se quieran a si mismo... es difícil de ver eso.

Sacando que los propios monstruos, somos nosotros, hoy les contaré una mini historia de cómo descubrí, que en éste mundo hay fantasmas, y que no todos son malos como solía creer.

Una noche oscura, estrellada, calurosa, ahí en medio de la nada me encontraba yo. Joel Pimentel, ¿qué hacía ese día ahí? En medio de una ruta, lleno de sudor, cansancio y con muchas ganas de tomar agua.

Bueno, todo se remonta, a que mi amigo Christopher me invitó a pasar una tarde en su casa, a mitad del bosque. Sí, también creo que es una locura vivir en medio de la nada solo, totalmente solo. ¿O no? Hoy me enteré que no vive solo sino que con su pareja, la cual mantenía escondida porque el chico era buscado por una mafia, por lo cual, tuvo que fingir su muerte.
Es una historia que podría contarles en otro momento.

Siendo las ocho de la noche, decidí que ya era momento de dejar la casa de mi amigo, subirme a mi hermoso auto e irme a casa. Así que luego de una despedida eso fue lo que hice.

Como les contaba, Chris vive en medio de un bosque. De su casa a la mía, tengo un largo trayecto y éste es de dos horas y media. Es un poco bastante.

¿Qué pasó? Yo iba tranquilamente manejando mi auto, con la ventanilla baja, música un poco alta, cantando a todo pulmón, haciendo un recital de la ostia. Hasta que un ruido, proveniente de mi auto, me hizo ponerme en alerta.

Estaciono en una esquina de la gran, inmensa e interminable ruta. Donde para mi suerte, no hay ni un auto, ni un alma, nada. Lo único que se escucha, es el silencio que ésta provoca.

Reviso mi auto, y me encuentro que un problema en el motor, no me dejará llegar a mi casa.
Miro mi celular, que se encuentra sin señal, que eso ya lo sabía y noto que estoy a una hora de llegar a mi casa. Ok, una hora. ¿Qué es una hora? Nada, por supuesto. ¡Mierda! Que estoy mintiendo, es un montón, y ahora mismo quiero no sé, ¿tener alas? Ok no, poniéndome serio, entro nuevamente a mi auto a pensar bien lo que haré.

Son las nueve y media de la noche. Tardísimo y para que mentirles, no le tengo miedo a la oscuridad pero sí a lo que se esconde en ella. Las personas malas, con una mente retorcida y de sólo pensar eso, me da escalofríos.

¿Me quedo a dormir en el auto? O, ¿camino hasta llegar a casa?

Sí, la primera opción es la mejor pero aquí Joel Pimentel, tal vez no cree mucho en ello. Así que luego de cerrar bien el auto, y dejarlo aparcado en un lugar, donde no será chocado, comienza a caminar dirección a su casa.

Una hora y media, podríamos decir, que al paso en el que voy, llegaré. Medio corro y medio camino, pero luego me doy cuenta de que el calor que hace, y no tener agua ir a un paso muy rápido, no es una buena opción.

Mi vista va hacia a todos lugares, adelante, atrás, hacia los costados. Estoy con mucho miedo, es que, me encuentro a la mitad de la nada, de noche, varios árboles, colinas a lo lejos, ruidos escalofriantes que no sé si son de mi imaginación o de verdad. Me vuelven loco.

6 Días - JOERICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora