시력 6: Gracias por ayudarme 시력

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Jisung le rezo a todos los dioses porque Seungmin no se asomara a la ventana en aquellos momentos. No era normal ver a uno de tus amigos entrar a casa de tu vecino, ¿verdad?

La casa de Minho era sorprendentemente bonita, suelo de madera brillante, paredes blancas e impolutas, fotografías familiares y cosas caras. Era más o menos lo que se había imaginado. Pero se sorprendió, al escuchar y notar todo tan sumamente silencioso y vacío.

Subieron por las escaleras hasta el segundo piso, con cuidado de no caer por las empinadas escaleras. En la segunda planta, entraron en una de las habitaciones al fondo del pasillo, notando que era la habitación de Minho. La recorrió con la mirada. Las sabanas de la cama eran blancas, tenía un escritorio lleno de cosas, una estantería llena de libros de gramática difícil, una pelota de baloncesto, un armario al fondo y un baño privado. Mentiría si dijera que no se lo esperaba.

Se sentó en la cama con dificultad y dolor. Sabía que tenía alguna costilla rota, pero también sabía perfectamente que no iría al médico. Había pasado por todo tipo de situaciones parecidas, algunas mucho peores, por lo que dos costillitas no serian un problema.

El castaño entró y salió del baño, ahora, cargado una caja blanca entre sus manos con una cruz roja. Se sentó a su lado en la cama, y saco algunas cosas de la caja. Sabía perfectamente que iba a curarle las heridas, algo que le provocaba vergüenza.

Si ya de por sí era feo, no quería imaginarse su rostro en esos momentos. Su pómulo dolía por lo que debía de estar hinchado, sus labios estaban rotos y llenos de heridas, de su cara chorreaba sangre, y no quería saber más. Estaba horrible.

Minho noto el triste rostro del rubio, pero no dijo nada. Mojo un algodón en alcohol y lo acerco a la frente del rubio, empezando a limpiar la sangre que caía de esta. Limpio la sangre, y puso una tirita en la herida del cuero cabelludo. Jisung no quería levantar la mirada del suelo por vergüenza. Minho tenía una gran vista del rostro contrario, y admitía que se veía algo mal, pero podía asegurar que el rubio era más lindo de cerca.

Agarro otro algodón y le puso otro poco de alcohol, y lo acerco a los labios del rubio. Jisung sintió una corriente eléctrica, y no quería hacerlo, pero termino enfocando su vista al frente, uniéndola con la de Minho.

Ambas miradas conectaron por segundos, hasta que Jisung volvió a bajar la vista a sus manos y Minho disimulo que dejaba algo en la caja blanca.

Termino de limpiar las heridas del contario, y volvió a dejar la caja en el baño. Lo de traerlo a casa había sido tan repentino que ni él lo creyó, por lo que no estaba seguro de que hacer llegados a ese punto. Ambos estaban sentados el uno al lado del otro, Jisung con una bolsa de hielo en su herido pómulo.

- Esto... ¿no están tus padres?- pregunto el rubio en un murmullo.

Minho pestañeo varias veces y negó.- Eh, no. Están fuera por trabajo.

Volvió a haber un ambiente tenso y extraño. Minho tenía demasiada curiosidad por saber el porqué de la pelea, aunque se imaginaba que no había ninguno, ya que normalmente no le encontraban motivos para apalizar al rubio.

- ¿Por qué te han pegado?- se animó a preguntar después de un rato.

Hubo un silencio. Jisung tenía la mirada clavada en los grandes ventanales de la habitación, intentando encontrar al menos una razón por la que lo hacían, y las había, pero no ahora. Lo habían pegado por gusto, simplemente por existir.

Sonrió de lado, con lástima hacia sí mismo.- No hay un motivo.- dijo secamente.- Pocas veces lo hay.- murmuro, sintiendo un nudo extraño en su cuello.

Minho bajo la mirada, jugando con sus manos.- ¿Por qué no les devolvías los golpes?- pregunto, con un hilo de voz. Tenía miedo de preguntar por qué no había confianza.

No me mires // MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora