Capítulo dedicado a PetalsOpen y KayurkaRhea por ser unas reinas que leen a una simple plebeya ♥
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Es suave al principio, solo sus labios acariciándome con lentitud, dejando que me empape del calor de su cercanía. Mis párpados revolotean al cerrarse y correspondo el beso sin prisas. La calidez de su boca cuando chupa mi labio inferior hace que mi respiración se altere. Sus dientes muerden con ternura, haciéndome jadear, y cuando su lengua pide permiso para entrar...
Abro la boca y lo chupo con lentitud, logrando que él gima también.
Se retira un poco y sonríe al ver que ya he comenzado a alterarme. Lo miro con los ojos muy abiertos, expectantes y curiosos. Ben, como siempre, estudia cada detalle en mi rostro.
—¿Qué has leído? —cuestiono en voz baja.
Su mano sube y pasa el pulgar por mi labio inferior algo hinchado. Separo la boca, de modo que su almohadilla se introduce un poco y toca la parte húmeda antes de tirar un poco de él hacia abajo.
—¿Sabías que el cuerpo de la mujer tiene al menos catorce zonas erógenas? —Mueve el dedo sin prisa por mi mejilla hasta llegar a mi oreja y masajear el lóbulo con dulzura—. Nunca hubiera imaginado tantos puntos sensibles —susurra.
Continúa su recorrido hacia abajo con una parsimonia exasperante, pasa por mi cuello hasta llegar al tirante de mi blusa. Engancha el dedo por debajo y tira un poco de la tela. Tomo una profunda respiración cuando baja un poco más hasta llegar al escote y lo delinea con lentitud.
Es un toque tan suave, tan delicado... pero está revolucionando cada una de mis terminaciones nerviosas.
—Que alumno tan aplicado —murmuro agitada.
De pronto, baja la mano, me regala una pequeña sonrisa y se pone de pie.
—Siempre me ha gustado aprender.
Recoge los platos de la mesa y los lleva al fregadero mientras yo intento estabilizar de nuevo mi respiración. El corazón me late con fuerza contra el pecho y no entiendo lo que está pasando. Siento la lengua pesada y la boca seca. Me llevo una mano al cuello y trago saliva mientras lo veo lavar los trastes como si nada acabara de suceder, como si no hubiera prendido fuego a mis hormonas.
Me pongo de pie yo también, mis rodillas débiles, y me acerco a su lado.
Le doy un golpecito con la cadera para que me deje espacio, tomo uno de los cubiertos y le ayudo a limpiar. El silencio se mantiene entre nosotros mientras continuamos con la labor hasta que carraspeo y lo miro de reojo.
—Entonces... ¿cuáles son esos puntos?
Bennet solo sonríe sin despegar la vista del agua jabonosa. Termina de enjuagar los platos y se seca las manos con un trapo antes de encararme. Cuando coloco el vaso en el escurridor y me giro hacia él, noto que me observa. No sé qué es lo que ve en mí, cuál es mi expresión, pero parece examinarme con una intensidad que casi intimida de lo palpable que se siente, como una caricia sobre mi piel.
Desvío la vista a su cuello, incapaz de soportar tanta atención, y me fijo en sus lunares. Mis dedos se contraen con la necesidad de tocarlos.
Da un paso hacia mí, coloca un mechón de cabello tras mi oreja y estudia mis rasgos. Cuando me acaricia la mejilla, suspiro. Sin ser consciente, me inclino hacia su toque, deseosa de más contacto. Su dedo se posa debajo de mi barbilla y la eleva para que lo mire a los ojos. Coloco una mano sobre su pecho cuando se acerca a mí, hasta que nuestros labios casi se rozan.
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Cherry bomb
RomanceBennet ha estado enamorado de Harper durante muchos años, pero no es hasta que llevan una materia juntos en la universidad, que ella lo nota por primera vez. Y cuando ella descubre que él es menos experimentado de lo que piensa, se ofrece a ayudarlo...