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Dedicado a Encarnacionx2 ♥

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En el momento en que sus manos se aferran a mi trasero desnudo y me acercan a su rostro, tras el primer contacto de su boca sobre mi clítoris, mi piel comienza a arder. Es un poco torpe, con movimientos inseguros al principio, pero la dulzura y suavidad con que me acaricia basta para que comience a sentir esa corriente eléctrica que late en mi entrepierna y se extiende por todo mi cuerpo, me calienta y me vuelve desesperada por más.

Echo mi cabeza hacia atrás y dejo escapar un jadeo cuando sus dedos se clavan más profundo en mi piel sensible y retoma el movimiento de su lengua en una caricia lenta y firme. Se toma su tiempo para saborearme, para descubrir qué movimientos me hacen gemir, jadear o temblar, y se va volviendo más confiado con cada pasada de su lengua.

Recorre cada rincón de mi intimidad hasta que me tiene de puntillas, luchando por alcanzar el punto más álgido de placer. Sin embargo, cada vez que estoy a punto de cruzar el límite, reduce la velocidad, disminuye la presión hasta que la marea baja, el orgasmo se retrasa... e inicia todo de nuevo.

Inclino mi pelvis hacia adelante cuando hace eso por tercera vez y, sin poder evitarlo, tomo a Bennet del cabello para acercarlo más, lo que le hace gemir. La vibración del sonido contra mi hendidura hace que me tense como la cuerda de un arpa, lista para estallar. Su lengua baja hacia mi entrada y presiono mis muslos juntos ante la dolorosa punzada de placer que late entre ellos. Bennet desvía la boca hacia el pliegue donde se une mi pierna con la cadera y me da un pequeño mordisco justo antes de sonreír contra mi piel.

—Separa los muslos, Harper.

El sonido de su voz grave en aquel tono de reprimenda termina de revolucionar mis hormonas. No puedo evitar gemir, mi centro pulsa con necesidad. Lentamente, hago lo que me ha pedido, separo mis piernas y Bennet no tarda en tomar la parte posterior de mi muslo y colocar mi pierna sobre su hombro, de modo que quedo más abierta y expuesta ante él. Cierro los ojos cuando pasa el dedo por mis pliegues y descubre lo afectada que estoy por sus atenciones. Un sonido de satisfacción escapa de sus labios al percatarse de la cálida humedad que se acumula ahí.

Me mira a los ojos y yo no puedo apartar la vista de su expresión hambrienta cuando se relame los labios sin dejar de acariciarme.

—¿Te gusta?

Asiento con la cabeza y él me regala una pequeña sonrisa satisfecha antes de volver al ataque. Su boca se cierra sobre mi punto más sensible y gimo cuando pasa la lengua sobre él. Sin poder evitarlo, mezo las caderas y enredo mis dedos en su cabello una vez más, con fuerza, con la expectación a punto de volverme loca.

Sin embargo, esta vez me toma de las muñecas y suavemente las coloca contra la pared sin dejar de saborearme. Lame sin piedad, chupa mi clítoris, lo agita con su lengua... Mis gemidos son cada vez más altos y no puedo evitar suplicar al no poder hacer más que encajar mis uñas en la pared y mecer mis caderas en busca de alivio.

—Por favor —ruego una y otra vez, con voz temblorosa.

Cuando chupa con más ímpetu y usa un poco sus dientes, dejo escapar un quejido de protesta, ante lo que se retira nervioso y me besa la cadera.

—Lo siento, no quise...

—Está bien. —Trago saliva e intento recuperar el aliento—. Solo... continúa. No me dejes así.

Una sonrisa divertida se le escapa, pero asiente. Suelta mis muñecas y, con suavidad, me acaricia el interior del muslo hasta llegar a mi entrada y acariciarla sin despegar su mirada de la mía. Con otra mano ahueca mi trasero para acercarme más a él. A pesar de que estoy vibrando de deseo, noto cómo su pecho sube y baja con respiraciones irregulares, tan excitado como yo. Tiene los párpados entrecerrados y las mejillas enrojecidas mientras, lentamente, introduce dos dedos en mi interior. Dejo escapar un quejido ante la invasión y la intimidad que se percibe cuando, sin dejar de mirarme a los ojos, engancha sus dedos, tocando el punto correcto para hacerme delirar de placer.

Cherry bombDonde viven las historias. Descúbrelo ahora