Capítulo 4

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— ¿La hermana de Hakkai te salvó de Kisaki?

Hanagaki estaba sorprendido, en un buen sentido y por la expresión algo sonrojada de Tachibana, podía asumir fácilmente que adoraba haber sido rescatada por aquella chica nueva del tercer año.

—Sí...él había aparecido, como siempre, en mí pupitre y ya mis amigas se habían ido y tú también —contó la femenina —Estaba muy incómoda, Kisaki-kun estaba insistiendo mucho pero entonces Yuzuha-san apareció de la nada dentro del salón, me abrazo y dijo que dejará de molestarme, ¡la cara de Kisaki-kun fue muy graciosa!

—Hubiera pagado por verla —rió el rubio — ¿Y después?

—Me sacó del salón y se disculpo por meterse de repente, pero que como me vio en problemas no podía quedarse sin hacer nada —se volvió a sonrojar — ¡Estuvo muy genial, Takemichi-kun! E intercambiamos números y cuando le pregunté por su uniforme, arreglamos para salir a comprarle el de nuestra escuela.

— ¿Oh? ¿Así que tienes una cita? —alzo una ceja y le dio un leve codazo a su amiga —Que rápida, Hina.

— ¡N-No es una cita! —contradijo roja hasta las orejas la femenina — ¡Vamos de compras! ¡De compras!

-Sí, sí, lo que digas...

Takemichi se rió fuerte cuando su amiga le golpeó numerosas veces su pobre hombro con tal de desquitar su vergüenza. Hasta que, momentos después, ella se cansó y simplemente se recostó en él.

—Ella es muy bonita —murmuro la femenina —Últimamente mis amigas preguntan porque no estamos saliendo juntos y porque no me gustan los mismos modelos o actores que a ellas. Es decir, som chicos atractivos pero yo...

—No te sientes atraída y eso se les empieza a hacer raro, ¿no? —terminó la oración el de ojos celestes comprendiendo los pesares de su amiga.

Hinata dio un suspiro en confirmación y el rubio le acaricio los cabellos cortos a su alcance para darle consuelo. Los dos pasaban por lo mismo y siempre se mostraban apoyo, dudar de su propia sexualidad les hacía sentirse ansiosos e inestables por eso poder hablarlo con calma entre ambos era su mejor medicina.

Hanagaki podía reconocer que las personas de los dos sexos se le hacían atractivas —no por eso necesariamente le terminaban gustando— pero a Tachibana le costaba un poco más aceptar que se sentía atraída únicamente al género femenino, porque iba contra la cultura a la cual estaba acostumbrada y tenía miedo de la opinión de otros.

A los dos les generaba cierta angustia la situación.

—Hermana, la cena ya...

Los adolescentes giraron la cabeza hacía el pequeño que había abierto la puerta —sin tocar antes— y los encontró tan cerca el uno del otro, en medio de un abrazo que para ellos era fraternal, pero no parecía lo mismo a los ojos del otro.

Naoto Tachibana de diez años, de cabello azabache y ojos marrones, se les quedó mirando con una expresión en blanco.

—Le diré a mamá que están ocupados —declaró con seriedad para después cerrar la puerta.

— ¡Nao, no es lo que crees! —exclamo avergonzada la castaña — ¡No le metas ideas raras a mamá en la cabeza!

El de ojos celestes soltó una carcajada, tirándose de espaldas al piso de la habitación mientras su amiga salía a regañar a su hermano y se quedo por unos minutos viendo el techo del lugar.

Debe ser agradable tener hermanos. Puedes pelear con ellos o jugar juntos, nunca habría silencio pero es mejor que estar solo.

Una sonrisa amarga se mostró en el rostro del rubio. Él era hijo único y a sus padres nunca les importo mucho su existencia, se divorciaron cuando apenas tenía cuatro años y cada uno formó una familia a parte después de eso. En un principio, se quedó bajo el cuidado de su madre, pero ella se casó rápidamente con un hombre de origen americano y eligió junto a su padre hacerle una emancipación cuando cumplió los catorce años, para ella poder formar una nueva vida al lado de su segundo esposo.

La adolescencia apesta [MiTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora