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Tratando de resistirme, seguro ya lo sabes

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Tratando de resistirme, seguro ya lo sabes. Me estoy enamorando muy rápido, seguro ya lo sabes.
—It's You - Henry.

Sonreí por última vez al espejo y salí del baño. Me dirigí a vestirme con aquella pijama azul mientras mis labios titireteaban, vi por la ventana como los copos de nieve caían en cantidad, hice un puchero y luego sonreí, a pesar de que odiaba la época de invierno, por alguna extraña razón, estaba feliz, me sentía bien.

Una enfermera entró y la observé con determinación, noté como traía consigo una silla de rueda, a pesar de todo, sonreí, la enfermera me observó como si de bicho raro estuviera viendo, la entendía muy bien, yo solía gritarle cada vez que las veía, y esas cosas.

—¿Es para mí? — La enfermera asintió y me ayudó a sentarme en la silla para luego quitarme las muletas. ¡No iba a tener muletas! Qué felicidad —

Con mis manos moví las grandes ruedas, por un momento choqué con la pata de la cama, solté una risa. Miré a la enfermera y ésta bajo la mirada, ¿Acaso piensa que me la iba a comer?

—Gracias. — La enfermera abrió su boca y la cerró inmediatamente para hacer una reverencia eh irse. Solté una risa, ¿Era extraño para ellas yo decir gracias? —

Hice un puchero y me trasladé como pude a la cafetería, tenía un poco de hambre, más juraba que si veía aquella sopa horrible de nuevo, la iba a lanzar por la ventana.

Empecé a reír a carcajada al sentir la velocidad en que iba por los pasillos, ¡Era tan sencillo ir en una de estas cosas!

Me detuve de golpe al ver a Sunoo colocando su mano en mi frente mostrando una señal de que me detuviera, la idea de pasarle por encima no me parecía tan mala. Volví a mi rostro neutro, el chico mostró una cálida sonrisa, de esas que siempre lleva, su cabello estaba húmedo al igual que el mío, de seguro no llevaba mucho de que se había duchado.

—Buenos días Sunghoonie. — Se balanceó de adelante hacia atrás con sus manos entrelazadas — ¿Vas a desayunar?

—No es tu problema.

—¿Puedo ir contigo Sunghoonie? — Hizo un asqueroso puchero, que no me parecía tan asqueroso y se acercó bastante a mí. Lo miré con mi ceño fruncido y mis nervios a flor de piel —

—Sólo si te alejas de mí, mocoso.

El chico sonrió de nuevo haciendo que sus ojos se volvieran una sola línea. Por un momento pensé que se iba a ir, entré en pánico, tomé su mano de golpe, un sonrojo se apoderó de mí.

—No te vayas, es juego.

—¡Oh! Tampoco me iba Sunghoonie, sólo iba a llevarte a la cafetería. — Solté un suspiro y bajé mi mirada, sentía hasta mis orejas calientes, que ridiculez —

Sentí como me arrastró a la cafetería, solté una suave risa, mi recuerdo de la madrugada volvió de repente, miré hacia arriba y pude ver el perfil de Sunoo, vi su garganta, sus orejas, sus largas pestañas, su cabello hecho un barullo pero que por alguna extraña razón se veía bien, solté un suspiro y dejé caer la mitad de mi rostro en la palma de mi mano. Sentía unas cosquillas extrañas en mi estómago, coloqué mi otra mano en mi barriga, necesitaba calmarme.

Sunoo al dejarme en la mesa fue a buscar la comida, al volver colocó un plato en mi frente y el otro al frente de él. Observé detenidamente la comida, constaba de un sándwich, ¿Cómo es que estaba comiendo un sándwich en un hospital?

—¿Sándwich? — Alcé una de mis cejas —

—¿No te gusta? — Su voz aniñada salió — Puedo pedir otra cosa.

—¿Cómo que pedir? ¿Restaurante acaso? — Solté una risa, pude ver cómo Sunoo soltó un suspiro y luego me acompañó a reír. Tomé el sándwich en mis manos y lo llevé a mi boca rápido, juro que podía gemir con satisfacción de lo bien que sabía —

—Llevo un tiempo aquí, las enfermeras me tienen mucho cariño, por eso me dan casi todo lo que quiero. — Comentó como si fuera lo más normal del mundo. Pero espera, él dice que lleva tiempo aquí, ¿Debería preguntarle el por qué? —

—Am-

—No tengo familia. — Comentó como si leyera mi mente —

—Quisiera decir lo siento, pero vamos, yo no tengo la culpa. — Solté una risa y lamí uno de mis dedos al sentir como la salsa verde se escurría por ellos. Pude ver una minúscula sonrisa, casi inexistente — No, en serio, no te sientas mal, no eres el único, no es como si mi familia fuera muy apegada a mí, mejor me abandonaron aquí, mi mamá y mi papá la mayoría del tiempo no están en casa, y mi hermana siempre sufre por su esposo por lo tanto casi nunca está al pendiente mío o de cualquier persona a su alrededor.

El chico sonrió triste, rodé los ojos otra vez, pude ver su mano descansar en la mesa, así que la tomé para luego con mi pulgar acariarlo, su mirada por fin conectó con la mía y luego en nuestras manos, sus hermosos ojos brillaban, y volvió a mostrar esa contagiante sonrisa, no pude evitar reír también. Sunoo es un tonto. Un tonto muy lindo.

—Sunghoonie, ¿Somos amigos? — Chasquee mi lengua, pude ver como el chico me pedía una respuesta silenciosamente, me encogí de hombros, a pesar de todo, esos ojos estaban empezando a tener un efecto en mí —

—Sí, sí. Cómo digas, ridículo. — Sunoo sonrió y con su mano quitó el flequillo que tenía en la frente, dejando ver sus cejas un poco enarcadas debido a la emoción. Por un momento sentí felicidad —

—¡Sunghoonie! Las enfermeras me pidieron ayudarlas a decorar nuestro piso con cosas navideñas, ¿Podríamos hacerlo juntos?

—No es como si tuviera algo mejor que hacer. — Opiné tratando de sonar desinteresado, pero mis expresiónes me delataban, al menos no quería que Sunoo se diera cuenta —

—¡Sunghoonie es lo más lindo que hay! — Ese sonrojo en mis mejillas ya no era normal —

—Piérdete.

—Piérdete

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