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Si tan sólo supiera lo que mi corazón me decía

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Si tan sólo supiera lo que mi corazón me decía. Si tan solo pudiera leer las señales frente a mí.
—Dove Cameron - If Only.

Sunoo con su dedo índice tocó entre medio de mis cejas fruncidas, ésta vez presté atención a lo que decía, pues estaba tan sumido en mis pensamientos que ni siquiera me estaba dando cuenta que él me estaba hablando.

—¿Sucede algo? — Hice un puchero y negué con mi cabeza —

—Estoy pensando qué quiero hacer ésta navidad. — Ahora fue Sunoo quien frunció el ceño, solté una risita en sus brazos mientras él me tenía abrazado en su pecho —

—Ya te dije que la tienes que pasar con tú-

—La voy a pasar contigo. — Corté cualquier cosa de eso de familia. Si mi familia no me acepta como soy, ¿Por que debería pasar la Navidad con ellos y fingir que nada pasó? Ahora es donde me arrepentía de mis ridículos impulsos —

—Sunghoonie- — Dejé un beso en sus labios para callarlo, me era ya estresante escucharlo hablar de eso de familia. Entendía que él no tenía mucho contacto con su familia y quería que yo aprovechara la mía, pero él no sabe el infierno que estoy pasando, y tampoco quiero que sepa, Sunoo está muy feliz en éste momento, ¿Qué cómo lo sé? Su sonrisa y esos ojos brillando después de aquél beso, me lo afirman —

Me volví a acomodar en su pecho dejándo mi mejilla descansar en éste, y tomé su mano para entrelazar sus dedos con los míos. Sólo necesitaba ese toque para relajarme, y que mis problemas quedaran arrinconados en una esquina.

No en cuanto, quería hablar con Sunoo, quería preguntar unas cosas, más no sabía si era la oportunidad, él se veía tan feliz que si empezaba con esa clase de preguntas, su sonrisa iba a desaparecer, y no, no quería, yo quería seguir viendo a Sunoo sonreír y feliz.

Así que decidí callar, esperando que un futuro, no me arrepintiera.

—Estás delgado, Sunoo. — Fue lo único que comenté, no iba a ir lejos —

—Me cuesta subir de peso, bebé. — Sonreí y escondí mi rostro en su pecho el escuchar ese apodo — Tus orejas están rojas.

—Pierdete. — Le di un manoton al sentir se dedos acariciar mis orejas —

—Eres tan bonito cuando te pones tímido. — Susurró en mi oído, volví a reír con más vergüenza, ese tipo de contacto que no tenía de hace mucho tiempo, y menos con la persona que me gusta, me ponía tímido, como un adolescente enamorado de la niña bonita del salón, en mi caso, enamorado del niño bonito del hospital —

—¡Oiiii! ¡Ya! — Alcé mi cabeza entre risas y mis mejillas ardiendo, pero a continuación lo que sentí fue como dejó un casto beso en mis labios — ¿Te gusta el frío?

—No soy muy apto para estar en el frío. — Informó en un susurro, como si lo que estuviera diciendo, fuera un delito. Más lo pensé, sólo me lo iba a robar un rato, ¿Qué podría pasar? Sólo un rato —

—Te vas a divertir. — Volví a susurrar. Escuché como a mí lado se cayeron unos objetos, fruncí el ceño, es como si éstos avisaran algo, más no, nada me iba a detener de sacar a Sunoo un rato de éste hospital —

—Está bien.

Y tal vez en ese momento, fue una condena para los dos por haber desobedecido.

—¿Rojo? — Mi hermana rodó los ojos al ver aquel sobretodo rojo en mis manos —

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—¿Rojo? — Mi hermana rodó los ojos al ver aquel sobretodo rojo en mis manos —

—¿Estás loco? Quieres sacarlo escondido del hospital, pero vas y llevas el sobretodo más caro y de color rojo, eres un genio, Sunghoon. — Solté una risa y guardé de nuevo el sobretodo rojo para sacar uno negro. En éstas épocas, era mejor andar bien abrigado, y como Sunoo dijo, él no está apto para el frío, por lo tanto, esa tarde decidí llamar a mi hermana y pedirle ayuda para comprarle ropa abrigada a Sunoo — ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien. — Me hice el desentendido —

—Park Sunghoon, hablo en serio. — Chasquee la lengua, que fastidio con ella —

—¿Qué quieres que te diga? ¿Qué me siento herido porque mi familia no me acepta? ¿Qué golpeé a mí padre por impulso? ¿Qué quiero pasar la navidad con Sunoo porque quiero escapar de mis problemas y con él me siento bien? ¿Qué quiero llorar pero no lo voy a hacer para no verme débil? ¿Qué Sunoo no me quiere contar qué tiene? ¿¡Qué!? ¿¡Qué quieres que te diga!? — Me di la media vuelta dándole la espalda a mí hermana, me crucé de brazos, e hice un puchero para reprimir ese llanto que quería salir debido a la presión que tenía de todo lo que me estaba guardando desde hace un tiempo —

—Eso, eso quería escuchar, cómo te sientes. — Sentí sus brazos alrededor de mi cintura y como apoyó su barbilla en mi hombro —

—Bora-ah, me siento agobiado, triste, débil y sobre todo frustrado. — Escuché su suave risa en mi oído —

—Estamos los dos así, pero vamos, las cosas siempre pasan por algo mejor, somos hermanos, disfrutemos nuestro día, hay que relajarnos. — Solté un pesado suspiro, bajé mis brazos y me di la vuelta para abrazarla —

Bora es la mejor hermana.

—A Sunoo le gusta el rosa. — Comenté al ver a mi hermana con una camisa rosa en sus manos —

—Entonces llevemos un sobretodo negro, pantalón del mismo color, y la camisa rosa. — Asentí satisfecho — Otra cosa, ¿Sabes la talla de ropa de Sunoo?

—Una talla más pequeña que yo.

—¿Sunoo no está demasiado delgado? — Desvié mi mirada, eso era verdad, más yo siempre lo veía comer, así que lo primero que pensé fue que le cuesta subir de peso —

—Le cuesta subir de peso, es normal en él. — Mi hermana asintió insegura, ella no iba a seguir haciendo preguntas, pues mi mirada suplicante la detuvieron, ¿Así se sentía Sunoo cuando yo le hablaba del tema? —

—Trata de no dañar su mente. — Rodé los ojos, y solté una risa  —

Era mejor hacernos los ciegos a enfrentar el problema. Otro grave error.

 Otro grave error

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