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Después de estar un rato parado en la sala y perdido en mis pensamientos como un subnormal, decido ir en busca de mi celular; cuando logro dar con el mismo me tiro con desparpajo en el sillón, le texteo un rápido y conciso mensaje a Cristian.

Después de todo no tengo ganas de preocupar más de lo debido a mi mejor amigo.

-Estoy bien- S

-¿¡Estoy bien!? ¿¡Solo eso vas a decir!? Ni siquiera un: Amigo estoy vivo, muchas gracias por salvarme la vida ¿Sabes dónde se encontraban mis bolas anoche? Si, como estás pensando estaban en mi garganta a punto de ser expulsadas por mi boca de tan cagado que estaba.- C

Es imposible no reírme con todo el dramatismos que se carga Cristian, lo único bueno que puedo rescatar de toda esta situación es que pude ver a la pelirroja de nuevo, con cada encuentro me convenzo que está más buena de lo que pensaba.

-Okey, reina del drama hoy día estás con las hormonas más alborotadas que nunca. Gracias por cuidarme, maldita cucaracha- S

Apagó el celular luego de mandar ese mensaje, cuando lo prenda de seguro voy a tener más mensajes de los que me gustaría contar de mi mejor amigo.

Todo lo que me dijo mi papá me está dando vuelta en la cabeza, mi estómago ruge por algo de comida. Así que me levanto y voy hasta la cocina, me preparo un té con unas tostadas con queso.

Hoy día se siente tan deprimente este silencio, ni siquiera una mascota que me haga compañía tengo y no es porque no quiera es porque no sé ni cuidar de mi como para poder cuidar a alguien más. Sin querer dejo escapar una leve risa.

¡Dios! Si alguien me viera pensaría que estoy loco de remate, las reflexiones cuando estamos a sola en algunos casos son buenas pero justo ahora estoy pensado en que no me están sirviendo para nada.

Solo el tiempo va a decir si lo que quiero hacer está bien o no, dejar de lado los encuentros con la pelirroja está más que descartado. Tanto porque no quiero y si pudiera no se si estoy dispuesto a dejarlo.

Si, definitivamente estoy loco de remate. Pero ¡A la mierda todo!, si tengo que morir mañana no quiero arrepentir de no haber hecho lo que quería.

Cuando terminó el desayuno tomo las llaves de mi auto para ir hasta el súper y llenar la heladera de comida, ya que solo quedaba un diente de ajo y el pote medio vacío de queso. Si, pues no soy muy responsable que digamos y si no he muerto por inanición es gracias a los restaurantes y deliverís.

No alcanzo a cruzar la puerta cuando veo a la hermana de Cristian caminar en mi dirección.

—Necesito hablar contigo— es lo primero que expresa al llegar a mi lado

¿Ahora que es lo que está pasando? No llevo de conocerla ni veinticuatro horas que ya me plantea hablar. Lo peor de todo es que es la segunda conversación del día y creo que está tampoco me agrade para nada.

—Mm… está bien— le respondo extrañado por su actitud.

—¿Vamos al café de la esquina?— pregunta y me sonríe con tranquilidad mientras caminamos hasta el ascensor

—Si, justo estaba por decirte lo mismo— le comienzo a decir pero su voz vuelve a interrumpirme

—Lo sé…- silencio- Es que antes de que nos fuéramos Cristian reviso tu heladera— responde a mi pregunta no formulada y suelta una suave risa

—Si, bueno. Tu hermano no suele ser muy colaborativo a la hora de llenar mi heladera con comida- río- Todavía me sigo preguntando ¿Por qué lo sigo invitando a mi casa?— le respondo con gracia

—No es como si tuvieras opción- resopla- Él viene sin que lo inviten muchas veces y ni un poquito de vergüenza le da— dice del mismo modo

—Yo creo que sí se entera que estamos hablando de él se puede llegar hasta desmayar, le va a dar un coma dramático. Y eso que ni siquiera existe— le respondo cuando llegamos a la planta baja del edificio.

El silencio que se forma hasta que llegamos al café es un tanto incómodo, pero ninguno quiere romperlo hasta que llegamos al café.

—Se que esto te va a parecer demasiado extraño pero…- resopla- ¿Te conozco?— medio pregunta y medio afirma.

Desde lo que me dijo mi padre en la mañana nada me parece extraño, raro y algo incomodo, si, pero “extraño” como lo marca el sentido de la palabra, no.

—Realmente, yo no creo conocerte, tal vez te parezco familiar porque me has visto con Cristian alguna ves. Solo eso se me puede ocurrir— respondo con simpleza

—No, siento cierta familiaridad con vos en particular. Es más necesito mostrarte algunas cosas— responde nerviosa

—Esta bien…— le respondo y veo como saca su celular para enseñarme algo que me deja helado

Son todos dibujos míos, no solo de cara, también hay algunos de perfil y otros en los que salgo mirando una silueta de cabello rojo. El escalofrío que me recorre el cuerpo logra erizarme los pelos.

—¿Qué es esto?— pregunto confundido

—No se, es frustrante. Cada ves que quiero dibujar algo solo logro dibujarte a vos- desvía la mirada- Además… una amiga también al parecer te conoce— responde y sonríe

—¿Qué amiga?— le pregunto con verdadero interés.

Con sus dedos regresa hasta el dibujo dónde sale la silueta de cabello rojo.

—Ariel— susurra apenas audible

Acaso... ¿Podrá ser la misma pelirroja? ¿Entonces? Se llama Ariel. Quiero preguntar más cosas pero no sé que preguntar primero, hasta que la pregunta brota con ligereza de mis labios.

—Tenes alguna foto de ella que pueda ver— casi afirmo

—Si, es un tanto rara está conversación ¿Es normal que no me sienta incomoda?— pregunta con inseguridad.

Narra Ariel:

Katy últimamente se está comportando de una manera muy extraña, el encuentro con Sebastián termino peor de lo que pensaba. Cuando me desperté me encontraba bañada en sudor y con una leve marca rojiza en mi muñeca que no está de más decir que me ardía más que la mierda.









¡¡Vuelve Ariel!!  Ya la estaba extrañando :'(
Katy ya conocía a Sebastián 😱
En una de esas tienen doble actualización ;)
¿Les gustaría?
Les quiero dar las gracias, ya que la historia está posicionándose en puestos altos por sus votos. Gracias por el apoyo, de verdad que ni siquiera estaba en mis planes que la historia le gustará a alguien más.
Besos rikuras! 💋 y no se olviden de votar y  comentar...

Sueños Calientes |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora