𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐗

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La impotencia siempre acabará desapareciendo, bien porque te cansas de perseverar, o bien porque al final das con la tecla y ganas

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La impotencia siempre acabará desapareciendo, bien porque te cansas de perseverar, o bien porque al final das con la tecla y ganas.


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Mi reflejo se hallaba oculto en los espejos del baño por el vapor tibio causado por el agua casi ardiente de mi bañera. Quería algo de privacidad para analizar el descubrimiento de hace una semana atrás, y como era de esperarse, dicho lugar de privacidad era donde realicé mi pequeño pero importante descubrimiento, el baño. De cierta forma, cuando quería algo de privacidad acudía a este lugar sin ser extrañamente sorprendida por el pervertido de Laito o cualquiera de sus hermanos.

Sin embargo, por cuanto me tentase meterme a la ardiente tina de agua con alguna que otra divertida burbuja, lo primero era volverme a acercar al séptimo azulejo contando por la derecha donde residía el crucifijo y la foto de Erica. Llevo días dándole vueltas al tema, en un principio me plantee la posibilidad de que la persona en la foto no fuese la de Erica y hubiese visto mal, aunque viéndola nuevamente la chica de la foto es efectivamente Erica Nekoyashiki, esa mirada llena de vida y con una pizca de orgullo tan característica suya, me obligaba a no dudar.

Por otra parte, había aún dos cosas las cuales no lograba comprender. Volví a guardar ambos objetos en el hueco de azulejo y lo tapé dejándolo tal y como estaba en un inicio. A continuación, me erguí y camine hasta la bañera deshaciéndome de la rosada toalla que cubría mi cuerpo para finalmente introducirme por fin en la tan deseada agua justo en su punto, ni muy fría ni excesivamente caliente.

Mientras jugaba con el agua, mi mente parecía no estar centrada en mis acciones, si no que divaga buscando una explicación. Pasaron unos largos e intensos minutos de reflexión acerca de las dos incógnitas que necesitaba resolver, la primera y más urgente de responder era ¿A quién pertenecía dicho crucifijo? Y la segunda pero no menos importante ¿Qué hace la foto de Erica aquí?

Pero como siempre la mejor forma de ocultar algo es poner la respuesta frente a tus narices, y en mi caso, esto no iba a ser la excepción, había tenido la respuesta delante de mis ojos en varias ocasiones. Subaru siempre andaba observando su ahora algo más cuidada foto, la foto donde aparecía Yui con un crucifijo idéntico a este. El crucifijo era de Yui, cosa que tenía sentido ya que como me dijo Kanato nadie se tomó el tiempo de revisar la habitación antes de recibir a la nueva novia, es decir, yo.

Pese a tener la primera de mis incógnitas resueltas, quedaba la segunda. Era obvio desde un principio, que Erica tenía algún vínculo con los Sakamaki. Me acuerdo incluso de que por la forma en la que se miraban Erica y Shu en mi primer día de clase, pensé que sus miradas de odio eran causadas por una relación amorosa fallida entre ambos, pero toda idea fue disipada cuando la propia Erica me confirmó que ella era lesbiana. De igual manera, ese mismo día me aseguró que ella odiaba a los vampiros con los que compartía vivienda, por lo que obviamente debía volver a recalcar que ellos tenían alguna especie de relación pasada que acabó en malos términos.

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