|O N C E|

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CAPÍTULO 11: Ámame a pesar que todos nos miren.

K A R A

La noticia de que Alexandra Addamiani había vuelto a la ciudad no se había hecho esperar para recorrer la boca de todos los adolescentes en la ciudad.

A las pocas horas de su regreso, todos ya hablaban acerca de la escena que habían presenciado a las afueras de la preparatoria Carver, escena que definitivamente refutaba todos aquellos estúpidos rumores sobre una "ruptura" entre nosotras. Los rumores que aseguraban Alexandra Addamiani no quería tener nada que ver con una imperfecta como yo y por ello se había marchado de la ciudad prácticamente de la noche a la mañana.

Supongo que todas aquellas idioteces debieron haberme molestado en cuanto las escuché, pero el hecho de que todo mundo hablara de nosotras y del regreso de Alexandra solo me había supuesto que no se trataba de ningún sueño o alguna alucinación.

Ella había vuelto, la chica a la cual amaba con locura de verdad había vuelto tal y como me lo había prometido.

A pesar de que casi todo en nuestras vidas había cambiado, ambas teníamos la certeza de que lo único que continuaba siendo seguro para ambas era el amor que nos teníamos. Después de todo por lo que tuvimos que pasar hasta estar nuevamente juntas, continuábamos perdidamente enamoradas la una de la otra.

Detuve mis pasos frente a la entrada de la preparatoria y cerré los ojos tomando una profunda bocanada de aire, concentrándome al máximo para intentar encontrar en lo más profundo de mi ser la paciencia suficiente para lidiar con nuestra nueva vida escolar, aquella en la que Melissa no estaba, pero que, sin embargo, me recordaba constantemente a ella.

Intenté recordar cómo era que se sentía el tacto de su mano contra la mía, recordar la última vez que ambas estuvimos paradas justo en aquel mismo lugar; yo moría de miedo y realmente quería recordar la seguridad que el tacto de mi mejor amiga me había hecho sentir en aquel momento en el que creía todo perdido. Su calor me había hecho saber que todo estaría bien sin importar qué.

Sonreí levemente al sentir un leve cosquilleo en mi mano ante mis recuerdos, sonrisa que poco a poco se fue borrando mientras intentaba retener las lágrimas que comenzaban a acumularse detrás de mis párpados.

Aquel cosquilleo se esfumó de pronto al ser reemplazado por el tacto cálido y suave de la mano de mi novia contra la mía.

Abrí lentamente los ojos y giré mi rostro, encontrándome con su mirada azulada empapada de cariño.

—¿Lista? —preguntó en voz baja mientras daba un apretón a mi mano.

Solté el aire que había estado reteniendo y dibujé una sonrisa de lado.

—Hagamos esto —respondí asintiendo.

Ella sonrió dulcemente.

—Recuerda que estamos juntas en todo esto, no estás sola —aseguró con convicción—. Te dije que conmigo nunca lo estarás.

Sonreí genuinamente al recordar el momento exacto en el que me dijo esas mismas palabras al llevarme a casa después de que nuestra relación se hubiese visto expuesta frente a todos por Thiago.

Levanté mi mano libre y la llevé hasta su mejilla, inclinándome y atrayéndola para besar sus labios en un beso casto.

Al separarnos, unas sonrisas bobas adornaron nuestros rostros. Con las manos aún entrelazadas, ambas comenzamos a caminar adentrándonos a la preparatoria, atrayendo una que otra mirada de los presentes, quienes desviaban sus miradas sorprendidas hacía nuestras manos, como si realmente no pudieran creer lo que veían con sus propios ojos.

The Forever IMPERFECTS [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora