The Forever IMPERFECTS [#2]

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CAPÍTULO 07: Contigo y sin ti.

"M A X"

El día había sido perfecto. Con cielo despejado y el sol a punto de ocultarse, sentía que verdaderamente podía quedarme estancado en ese preciso momento por siempre, y eso no me cansaría nunca.

Tomé una profunda respiración, inhalando el aroma de la naturaleza desde mi posición en el suelo antes de mirar hacía la copa del árbol al que habíamos escalado juntos, y después de unos minutos habíamos decidido descender de él para volver a casa.

Sonreí parcialmente divertido al observarla mirar asustada hacia abajo, justo en mi dirección.

—¡Vamos, Mel! Ni siquiera es tan alto —animé intentando que bajara.

—¡No! —respondió aferrándose aún más al tronco del árbol, cerrando los ojos y negándose a mirar hacia abajo, su miedo a las alturas haciéndose presente—. Ni siquiera sé por qué me dejé convencer de escalar en primer lugar...

Reí y negué sonriente sin apartar la mirada de ella.

—Solo salta, yo te atraparé —propuse estirando mis brazos hacía ella, una clara invitación a que confiara y se dejara caer.

Mi novia abrió los ojos, dando un rápido vistazo hacia donde me encontraba. Desvió la mirada mientras lentamente se soltaba del tronco que era su soporte. Después de titubear un poco y tomar una profunda respiración, ella terminó lanzándose tal y como le indiqué.

Desorbité los ojos alarmado al verla caer rápidamente hacia el suelo, así que me apresuré a situarme justo debajo de ella. Tendí mis brazos para atraparla, pero su peso sumado a mi mala postura provocó que mis piernas flaquearan, cayendo ambos al suelo, yo de espaldas y ella sobre mí.

Solté una carcajada interrumpida por un quejido de dolor que la caída me había provocado. Sonreí amplia y sinceramente al escuchar la hermosa risa de Melissa unirse a la mía.

—Te dije que te atraparía —comenté con voz ronca, conectando mi mirada con la suya.

Ella sonrió radiante.

—¿Siempre estarás ahí para atraparme? —inquirió en un susurro. Su mirada brillando de una manera única y especial, una manera tan característica de ella.

Sonreí enternecido, colocando uno de sus rebeldes mechones pelirrojos detrás de su oreja, acariciando posteriormente su mejilla con delicadeza.

—Siempre —aseguré.

Ella me dedicó una pequeña sonrisa al mismo tiempo que se ruborizaba levemente, aquella acción siempre lograba que mi corazón latiese aún más rápido y fuerte por ella.

Acuné su mejilla con la palma de mi mano e intenté incorporarme todo lo que su peso sobre mí me permitía para poder besar sus labios.

Fue entonces cuando desperté incorporándome rápidamente sobre la cama, con la respiración agitada y unas cuantas gotas de sudor cayendo por mi frente.

Me tomó solo unos segundos darme cuenta de que en realidad no me encontraba en aquel pequeño momento junto a Melissa. No, en su lugar, me encontraba en medio de mi oscura habitación, estando solo en la casa completamente vacía y silenciosa que pertenecía a quienes alguna vez fueron mis padres.

Me tomó solo otro medio segundo más recordar que Melissa ya no estaba.

Solté un sonoro suspiro agachando la cabeza, encontrándome con uno de sus diarios que habíamos robado abierto de par en par sobre mi regazo.