CAPITULO 23: El tiempo siempre sana un corazón roto.
"M A X"
—El culo se me congela, Max —se quejó Dhalia por tercera vez en la media hora que llevábamos sentados dentro del parque—. Además, está a punto de anochecer, ¿Por qué no vamos a casa de Kara ahora? —cuestionó, metiendo sus manos en los bolsillos de su saco y encogiéndose en su sitio, escondiendo la mitad de su rostro detrás de su bufanda color lila que llevaba puesta para contrarrestar el clima frío de invierno.
Negué débilmente, sin despegar la mirada del árbol frente a mí, a la par que recordaba detalladamente cada momento que había pasado junto a Melissa en aquel mismo lugar.
Todos los buenos momentos, unos de los más felices en toda mi vida, se habían convertido en tan solo recuerdos de un primer amor.
—Solo quiero quedarme un momento más aquí... —murmuré en respuesta, con voz tranquila, centrándome por completo en sentir la tranquilidad que el viento me trasmitía al golpear suavemente contra mi rostro, meciendo algunos mechones de mi cabello medianamente más crecido de lo normal.
—Aquí te sientes más cerca de ella, ¿Cierto? —inquirió mi amiga, observándome con las mejillas teñidas ligeramente de rojo debido al frío y mientras tomaba uno de los mechones de mi pelo que caía sobre mi frente para peinarlo hacía un lado.
Aparté la mirada ante la mención de Melissa y asentí, sintiendo nuevamente aquel pequeño dolor tan familiar en medio de mi pecho.
—Lo hago.
Escuché a Dhalia suspirar antes de sentirla dejar caer su cabeza sobre mi hombro derecho.
La miré de reojo, notando como llevaba su mano cubierta con un guante hasta mi mano desnuda, la cual descansaba sobre uno de mis muslos. Ella se quitó el guante y entrelazó sus cálidos dedos con los míos helados, sacudiéndose al notar aquel contraste de temperaturas en nuestras pieles.
Sonreí de lado, sintiéndome encariñado al observarla ignorar lo fría que mi piel se sentía solo para no soltar mi mano. Relajé mi postura y ladeé la cabeza, recargando mi mejilla con cuidado contra su pelo, cerrando también los ojos.
Apreté más fuerte la mano de Dhalia en cuanto mi mente visualizó a Melissa.
De pronto y sin previo aviso, todas mis emociones contenidas en las últimas semanas comenzaron a salir de mi interior en forma de lágrimas silenciosas y solitarias que rodaron por mis mejillas.
Al principio había sido realmente difícil permitirme a mí mismo ser vulnerable con las cosas que me lastimaban, tal y como lo eran la perdida de Melissa o la indiferencia de mis padres, pero gracias a la doctora Acosta, había logrado lidiar poco a poco con los sentimientos que ambas situaciones me generaban.
Por ejemplo, a pesar de que los meses pasaban, yo continuaba sin lograr reunir el valor o la fuerza suficiente para visitar el lugar donde se suponía los padres de Melissa la habían dejado.
Al principio sentí que, de alguna u otra forma, le estaba fallando al dejarla sola en un lugar totalmente desconocido para ella, dónde seguramente se sentiría sola, pero luego de confesarle como me hacía sentir la sola idea de ir a aquel lugar, la doctora Acosta me había dado la idea de encontrar un lugar en donde me sintiera más cerca de ella sin la necesidad de acudir a dónde sus padres habían llevado sus restos. Acudir a un lugar donde me sintiera seguro y uno en el que yo sabía ella se había sentido de la misma manera.
Así qué con todo eso en mente, terminé visitando diariamente desde hacía un mes el lugar donde ambos habíamos creado la mayoría de nuestros primeros recuerdos juntos, el parque dónde ambos habíamos tenido nuestras primeras citas, más específicamente, el árbol que tanto había logrado cautivarla en vida.
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The Forever IMPERFECTS [#2]
Fiksi RemajaAdvertencia: Esta es la continuación de "The IMPERFECTS" por lo que contiene spoilers. Es necesario haber leído antes dicha historia. Segundo libro de la «bilogía IMPERFECTA». ADVERTENCIA DE SPOILER en la sinopsis. ***** Perderse en el camino siemp...