Capítulo Ocho

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Advertencia: Capítulo con contenido explícito

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Advertencia: Capítulo con contenido explícito.

Felix casi olvidó su cojera cuando corrió a la cama. No fue hasta que saltó en ella que su rodilla palpitaba y recordó su maldita lesión.

Él se tensó, luchando para no gritar con el punzante dolor que sentía, como si alguien hubiera clavado un clavo justo en la articulación.

―¿Estás bien? – preguntó Chris, tocando el hombro de Felix y acercándose. Felix ni siquiera se había dado cuenta que ahora el hombre estaba en la cama con él.

―Yo... Estoy bien. Sólo olvidé lo de mi rodilla. Tonto, ¿verdad?

―No, ni un poco – dijo Chan, y suavemente empujó a Felix en su espalda antes de que sus manos viajaran a los botones y volaran a desabrocharlos antes de quitar sus pantalones ―Tendré que echar un vistazo para mí.

Santa mierda, la forma baja, sensual en la que Chan dijo esas palabras hizo a Felix pensar en otra cosa diferente que primeros auxilios, y luego sus pantalones estaban fuera y Chan se inclinó para presionar un beso suave en la rodilla palpitante de Felix.

Felix se tragó el nudo en su garganta.

―Maldita sea, mi corazón late tan rápido.

―Lo sé, puedo oírlo.

El corazón de Felix saltó.

―¡No me di cuenta que lo dije en voz alta! – dijo.

Chan simplemente se rió de él.

―Balbuceas un montón de cosas cuando me quieres, pequeño lobo ― dijo, y entonces su caliente mano se apoderó de Felix, acariciandole dos veces para ponerlo completamente duro. Felix gimió y se empujó en esa mano perfecta ― A veces deseo que tu corazón no lata tan rápido. Sé que estás bien, lógicamente. Me lo has dicho varias veces, pero oírlo dispararse mientras estamos teniendo sexo me preocupa.

Felix no había pensado en eso, y miraba fijamente a Chan, el afecto y el amor se hinchaban dentro de él. Después de un mes de vivir dentro del castillo en la montaña, compartiendo cama con el Gran Dragón, y conocerlo, Felix podía admitir finalmente a sí mismo que él amaba a este hombre.

―Hey – dijo, y sin realmente pensarlo, metió la mano en el pelo rojo de Chan.

Chan lo miró, sorprendido por el acto.

Felix no retiró su mano, a pesar de que era un gesto estúpido, así que sólo sonrió.

―Ya sabes, los seres humanos pueden morir teniendo sexo. Yo no. Yo todavía soy un lobo, ¿recuerdas? Pasará mucho antes de que incluso me pueda desmayar.

Los ojos de Chan se redujeron un poco.

―¿Ah sí? ¿Estás diciendo que no tengo suficiente en mí para hacer que te desmayes? ―

SACRIFICE -  ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora