Capítulo 1: Sexto sentido

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POV: Summer

Estaba entusiasmada, pero también ansiosa y muy nerviosa. Apenas había podido dormir la noche anterior preparando la mochila y el look que llevaría en mi primer día de universidad. Quería un estilo discreto pero a la vez que dejase ver mi espíritu creativo, propio de una futura estudiante de Bellas Artes, asi que no era sencillo.

Mi novio Tyson, o Ty como me gustaba llamarle, vendría a buscarme junto a Yessi, mi mejor amiga, en apenas media hora y aún seguía mirándome en el espejo con inseguridad. No me convencía del todo aquel top corto por mucho que me encantase. Tal vez Ty tuviese razón cuando me decidí a enviarle la foto por la noche, y dijo que era demasiado corto.

Me cambié deprisa y me decidí finalmente por un vestido azul eléctrico suelto y mis viejas botas militares negras. Recogí mi largo pelo negro en una coleta alta y me puse la chaqueta vaquera que había estado pintando las ultimas dos semanas sobre mi grupo de música favorito.

Eché un rápido vistazo de nuevo a la mochila y creyendo llevarlo todo, salí de la habitación y bajé trotando por las escaleras. El aroma del café recién hecho me inundó las fosas nasales con un dulce aroma, aunque odiase totalmente su sabor y prefiriese mil veces más los batidos de frutas que preparaba mi madre, Linda, para mí .

Era bonito sentir que alguien se preocupaba de tu correcta alimentación como se debía. Digamos que tardaron muchos años en diagnosticarme la diabetes y hasta entonces, tuve muchos percances durante mi niñez, o eso me contaron mis padres. Realmente, tengo pocos recuerdos de la casa de acogida en la que pasé la mayor parte de mi infancia. Son recuerdos borrosos y distorsionados de los que solo conservo algunas viejas fotografías y una gran cantidad de dibujos metidos en una pequeña caja azul. Más de una vez quise preguntarles a mis padres sobre esa parte de mi vida, sin embargo nunca lo hice. Remover aquel tema sabía que les afectaba, había podido ser testigo en varias ocasiones en el cambio de sus expresiones cuando, sin querer, algo relacionado a aquella etapa salía en alguna conversación entre nosotros o en compañía de otras personas que sentían curiosidad por mi adopción.

Con el tiempo aprendí que hay cosas del pasado que deben quedarse donde están y también a desviar aquellas conversaciones incómodas a otras más agradables sin levantar sospechas.

-Hola, cariño.-Dan, mi padre, me dió un beso en la frente cuando me senté en la mesa.-¿Has podido dormir algo?

Debió de notarlo en mis vistosas ojeras que no fui capaz de disimular ni con corrector. Pero si se percató de ello, tampoco dijo nada, cosa que agradecí.

-No demasiado, estoy nerviosa.-admití antes de beberme medio batido de golpe.

-Y luego que te duele la tripa, con razón. -me regañó Linda mientras se sentaba a la mesa con nosotros y preparaba su café en un termo para llevárselo a la oficina.

-Es normal estar algo desorientada y nerviosa los primeros días, yo me metí en el cuarto de la limpieza creyendo que era el aula de audiovisuales. Ya me extrañó a mí ver escobones en lugar de cámaras.

Me reí ante la imagen de mi padre perdido en su primer día de carrera. No habría tenido nunca esa impresión de él viéndolo vestido con sus elegantes trajes y el organizador siempre bajo el brazo en el que apuntaba cada evento que tenía en marcha. Él y Linda hacían una gran pareja y profesionalmente hablando, eran el equipo perfecto.
Y yo, como su hija , ya había tenido el placer de asistir a las exposiciones artísticas y otros eventos que preparaban y soñaba con que algún día, fuesen ellos los que organizasen la mía.

-¿Acaso no viste el cartelito de la puerta?-dije sin parar de reír.

-Si y ponía en grande "Audiovisuales". Algún graciosillo de último año que se aburría y decidió gastar sus novatadas con los nuevos. Me encerraron dentro y me tiré ahí metido media mañana, a pesar de que me abrieron a los veinte minutos.

El silencioso caos del Arte [Historia Ilustrada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora