Capítulo 3: El chico de las alas tatuadas

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Summer

¿Alguna vez os ha pasado estar rodeada de gente y sentiros a la vez totalmente ajena a la situación? Cómo si realmente, no tuvieseis claro que estáis haciendo allí.

Yo no era la primera vez que lo sentía y creía que algo cambiaría al comenzar la universidad pero no fue así, de echo esa extraña sensación de vacío había crecido. Me ví de nuevo, como en los viejos tiempos, sentada en una mesa de cafetería escuchando hablar de los próximos entrenamientos del equipo o lo increíbles que eran sus nuevas equipaciones entre los Lions.

 Mientras que al otro lado, Yessi y una chica de su clase con la que ahora se llevaba genial, Beth, hablaban de sus nuevos fichajes y las estrategias que utilizarían para ligárselos en la primera fiesta universitaria que se celebraría esa misma semana, aunque aún se desconocía el lugar. Y luego estaba yo, que hacía como que me interesaba todo aquello y contestaba casi de forma automática, pero toda mi atención estaba en terminar el boceto que estaba dibujando de luces y sombras del gran roble que veía a través del gran ventanal que tenía en frente. Una parte de mí me llamó egoísta cuando pensé que tal vez, poniéndome música en mis auriculares, me sentiría menos sola. ¿A caso pensar de aquella manera de tus amigos era ser una buena amiga?

Suspiré agotada de tanto pensarlo mirando el contraste de mi lapicero de grafito 8B marcarse con fuerza sobre el blanco de la hoja. Y entonces, al volver a levantar la vista, mi perspectiva había cambiado. La chica albina que conocí en aquellas escaleras por la mañana acababa de aparecer interponiéndose en mi visión del árbol, pero no iba sola.

Un chico casi dos cabezas más alto que ella la acompañaba con un brazo sobre sus hombros, parecían bromear y ella no paraba de sonreír encantada bajo su hechizo. De una forma de vestir similar a la de ella ( vaqueros negros, botas militares, camiseta negra de tirantes  y una chaqueta de cuero negra sujetada por una mano repleta de anillos) el chico desprendía, incluso en la forma en la que se movía, una seguridad melancólica cautivante. Tenía algo que no podía describir con palabras pero merecía ser inmortalizado o sabía que aquella imagen me perseguiría en sueños por no haberla dibujado a tiempo. Y sin tan siquiera pensarlo, mis dedos ya se movían solos sobre una hoja nueva blanca de manera discreta y lejos de los ojos de los demás. 

Le dibujé sobre una hoja gruesa de alto gramaje sentado de medio costado, aun sin poder lograr ver del todo su rostro casi oculto por una cabellera densa negra y brillante que le rozaba los hombros. Pequeños rayos de sol se colaban entre las ramas del árbol e incidían sobre su trabajada pero bella y esbelta anatomía tatuada bañándole de luz dorada. A pesar de las tiras gruesas de su camiseta, dos impresionantes alas cubrían gran parte de su espalda y zona posterior de sus brazos en un diseño tan realista que podría afirmar que en cualquier momento una de ellas de batiría con el viento. 

Estaba tan concentrada dando los últimos detalles que me quedé en shock cuando Snow le dijo algo para después saludarme con un aspaviento que hizo que el chico se girase hacia mí. Me puse tan nerviosa que rápidamente escondí el dibujo dentro del cuaderno y tiré de la goma de mi cabello hasta soltar mi pelo negro de puntas azules, para que tapase mi sonrojado rostro lo máximo posible. 

Cuando el chico, por fin volteó para mirarme directamente a los ojos, fue una sensación de vértigo que casi podía palparse como el cristal que se interponía entre nosotros. Bien firme por muy transparente que fuese.

Sin duda no fue la reacción que mi imaginación había esperado y me sentí atropellada por las circunstancias cuando el chico que antes parecía tener una sonrisa en su cara, de golpe no solo la borró, si no que tal fue el impacto para el, que el color de su piel también pareció haberse desdibujado. Y yo no entendía que demonios acababa de pasar y porqué mi corazón parecía querer salir huyendo por mi boca para atravesar él mismo el cristal entre los dos y hacerlo añicos. 

El silencioso caos del Arte [Historia Ilustrada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora