-vamos anímate- decía Aioria a su amigo Alde.
Estaban en el jardín del salón del patriarca.
-Aldebaran de Tauro ya háblale- dijo luego Mu.
Habían ido ahí a ver a la joven que se adueñaba de los pensamientos del torito y de camino Aioria también los siguió para apoyar a su amigo.
-no se si pueda muchachos- habían vestido a Aldebaran con unos jeans, remera blanca y una chaqueta de cuero marrón.
-vamos ya!- empujo Aioria al pobre enamorado, quien se tambaleo para adelante tratando de no caer.
Mu miro a Aioria, reprobando la acción, eso había sido innecesario.
-oh, Hola señor Aldebaran!- dijo la joven viendo al mencionado.
-h..hola- dijo Alde mientras se rascaba la nuca avergonzado.
-¿necesitaba algo?- pregunto luego.
-eh...ah- miro a Mu y Aioria escondidos detrás de los arbustos mientras lo animaban, con gestos.- quería ....saber tu nombre!- dijo muy avergonzado.
Se escucho la pequeña risa de la chica que había notado su sonrojo.
-claro, me llamo Europa-
Aldebaran quedo embobado ante su nombre, todo en ella le encantaba.
-usted, es Aldebaran de Tauro, nunca habíamos hablado tanto- dijo la chica después de un corto tiempo en silencio.
-ah, si eso, si es así..-casi no podía hablar.
-señor Aldebaran, ¿puedo tutearlo?- pregunto la muchacha sonriéndole.
-si claro que si!, entonces ¿yo te puedo hablar de la misma forma?- dijo Alde feliz, a lo que la chica asintió.
-¡Europa!, ¡ven vamos!- la voz de una de las chicas los saco a ambos de su ensoñación.
-bueno ya me tengo que ir, fue un gusto volver a verte Aldebaran!- dijo mientras corría al encuentro de su compañera y a su vez saludaba con su pequeña mano al mencionado.
-hasta luego!- dijo Alde, a su vez que se daba vuelta para ir al encuentro de sus compañeros.
-¡bien Alde! ¡por lo menos fue algo!.- dijo Aioria. Mu por su parte solo sonreía asintiendo.
-si, su nombre es Europa -dijo enamorado.
-bueno eso es un paso mas.- contesto Mu.
los tres amigos se fueron de allí.
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El Amor de Tauro
RomanceAldebaran de Tauro un hombre grande fuerte y sobre todo con un gran corazón se siente solo, después de las guerras, las batallas y las peleas una paz inmensa invadió el santuario llenando de alegría a sus demás compañeros que ahora son felices, algu...