Europa había decidido que la primera persona que probara su comida habría de ser su ahora amigo Aldebaran, estaba segura de que ya sabia lo suficiente como para hacerle algo decente de comer
mezclo la harina y la sal, con levadura y agua tibia, amaso los bollos y los dejo reposar, luego de unos minutos los estiro y los llevo al horno con salsa de tomate por encima, si, ella le cocinaba unas pizzas a Aldebaran.-Euri ¿Terminaste tus labores?- pregunto Freya su compañera mas cercana en el santuario.
- Los termine todos, ahora cocino para un amigo.- sonrió feliz pero esto no escapo a ojos de Freya que intuitiva le pregunto
-¿Es solo un amigo? ¿Acaso es para el caballero de la segunda casa? no es el primer regalo que le das si mal no me acuerdo- Europa se sonrojó ante esto ya que tenia razón, le había regalado una tonta flor antes de la guerra santa, se sentía abochornada- no esperes mas y termina de una vez, a tu amigo seguro le gustara este regalo- dijo bromeando con ella.
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Aldebaran había guardado aquella flor en un libro, se sentía bien y a la vez tan mal, como una doncella del santuario le había cautivado de esa manera. De todas formas ya no había vuelta atrás, estaba enamorado, tanto como Aioria lo estaba de Marin.
un sonido de pasos por la puerta de su casa lo alerto y de inmediato cerro el libro para devolverlo a la estantería, a medio colocar. Se giro dispuesto a caminar hacia la salida cuando a sus sentidos llegó el dulce aroma de la comida y un débil cosmos así que era seguro que se trataba de un civil el que entraba con ella.
-¿Aldebaran?- pregunto Europa
-un segundo ya salgo- grito este desde la biblioteca, acomodo su camisa y tiro para atrás algunos pelos rebeldes que caían por su cara y camino lo mas tranquilo que le fue posible hasta llegar donde Daniela se encontraba.- ¿A..A que debo el honor de tu visita Europa?- pregunto
-pues, termine mis labores como doncella y quise venir a traerte esto- abrió la cesta donde se encontraba el táper que contenía pedazos triangulares casi perfectos- pulí mis habilidades en la cocina y pronto ayudare para alimentar a los soldados, así que quise que fueras el primero en probar mi comida- sonrió tiernamente, Aldebaran tuvo que taparse la cara con una mano dejando sus ojos al descubierto pues no cabía en su alegría
-¡Por supuesto que si!- casi grito, Europa le tendió el táper, y el torito agarro un pedazo de pizza, no pudo expresar con palabras el sabor de aquella delicia sin embargo su cara llena de felicidad llego a los ojos de ella que contenta sonrió mas.
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El Amor de Tauro
RomansaAldebaran de Tauro un hombre grande fuerte y sobre todo con un gran corazón se siente solo, después de las guerras, las batallas y las peleas una paz inmensa invadió el santuario llenando de alegría a sus demás compañeros que ahora son felices, algu...