Capítulo 2: Por y para siempre

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Todos limpiamos nuestras lágrimas y entramos al salón de entrenamiento. Pasamos horas ahí, el ambiente pesado y triste del principio desapareció y tomó lugar uno alegre, con risas y recuerdos. Comimos lo que había en el cronograma y después seguimos entrenando hasta que nos interrumpieron.

–        Chicos, hay una reunión de emergencia, los esperamos en el salón principal. – Escuchamos a través de los parlantes, por lo que no dudamos en ir.

Llegando al salón escuchábamos voces, parece que habían empezado sin nosotros. Al entrar, todo estaba decorado como si de una fiesta de cumpleaños se tratara y todos aplaudieron al vernos.

–        Hoy, como ya saben, es su último día y queríamos felicitarlos. Sabemos lo difícil que fue y es para ustedes, lo valientes que son es algo increíble y espero, perdón, esperamos que sepan que cuentan con nuestro apoyo y orgullo. – Habló el director, levantando la copa que tenia en su mano, iniciando un brindis por nosotros.

Pasamos un buen momento, festejamos, reímos, era la noche perfecta y creo que todos sabemos porqué hicieron esto por nosotros. Sentía que era una despedida mas que una celebración. Llegada la medianoche nos despedimos de todos. Saliendo saqué un cigarrillo de mi bolsillo y lo prendí intentando de que nadie lo notara.

–        Pensé que los habías dejado. – Brinque del susto al escuchar la voz de Ariel

–        Es difícil hacerlo, hace años que no lo hacía, pero si mañana puede ser nuestro último día, no pierdo nada en fumar uno – Ambos reímos, sentíamos que ya habíamos tenido esta conversación

–        ¿Recuerdas que te dije la noche del cumpleaños de Eros? –

–        Si. Lo recuerdo –

–        No me siento lista, pero solo queda un día  –

–        No tenes la obligación de hacerlo, pero tampoco perdes nada en pedirle matrimonio, se muere por vos, siempre ha sido así – Conectamos miradas dándonos cuenta de como ambos estábamos sonriendo y al mismo tiempo al borde del llanto.

–        Lo haré, pero necesito tu ayuda – Nos limpiamos las lágrimas y volvimos con el resto.

Caminamos los 5 por el parque, lleno de gente, ya que era el único momento del día en el que se podía salir en paz. Llegamos a un pequeño y bien decorado templete, tomé la mano de Jack y la de Mía, dejando que Eros y Ariel tuvieran su momento. Ella se arrodilló frente a él y juro por dios que agradecía estar grabando ese momento porque la cara de mi mejor amigo era tal que no aguanté la risa.

–        Eros Fisher, te conozco desde los 10 años, recuerdo cuando te acercaste a mi en la fiesta del orfanato a la que fuiste con tus padres, como me regalaste una pulsera que había hecho yo misma y que tu no sabias. Dijiste que era tan linda como yo y que te gustaban las cosas lindas, desde ese día te ganaste mi corazón, desde ese día decidí que estaría contigo hasta mi último aliento porque fuiste él único que siempre me amo y cuidó sin condiciones. Por eso, bajo este templete y bajo la promesa de que mañana salvaremos al mundo juntos, te quiero preguntar ¿Te casarías conmigo? –

–        Yo… no – Todos nos quedamos boquiabiertos con la respuesta

–        ¿Qué? –

–        Que yo no puedo creer que tardaste tanto en pedírmelo – Una sonrisa burlona salió de sus labios y tomó el anillo poniéndolo en su dedo.

–        ¡Te odio! Casi me matas del susto – Ari se secó las lágrimas y Eros la besó.

Los 3 aplaudimos entre risas. En ese momento nos sentíamos tan felices, tan llenos, que ya no nos importaba lo que pasara mañana, porque aunque fallemos, estaremos juntos.

Luego de eso, Eros, Ariel y Mía volvieron a su casa, pues ambas vivían con él y su madre. Jackson y yo caminamos hasta su casa, donde vivía solo; sus padres murieron junto al padre de Eros, en la misión del Arkins l. Me invitó a pasar y no dude, no quería dejarlo solo en lo que podría ser nuestra última noche juntos.

–        ¿Qué te parece tomar un poco? – Vi la botella de vodka en sus manos y asentí con una sonrisa, esa botella se la regalé en su cumpleaños de hace unos meses.

Abrió la botella y sirvió un poco en 2 copas, nos sentamos en el sillón del comedor, mirando la televisión, uno al lado del otro.

–        Sam, ¿Qué haremos si no podemos cumplir la misión? Morirían las personas que amamos, tus padres, la madre de Eros, nuestros amigos, los jefes. Siento tanta angustia – Lo interrumpí con un beso

–        Se que es difícil, pero estamos juntos, como debe ser. Sabes que jamás dejaría que pasaras por esto solo, ni Eros, ni Ariel, ni Mía, son todo para mí y estaré con ustedes siempre. Lo sabes bien –

Apagamos la televisión y nos fuimos a acostar, él solo de acurrucó en mi pecho y cayó dormido, pero yo no podía y es que necesitaba grabar cada una de sus facciones en mi memoria. Según Ariel, una gran fan de las teorías y creencias viejas, cuando amas tanto a alguien y guardas a esa persona en tu corazón, no importan donde estén siempre se encontrarán de nuevo. Quiero pensar que si grabo cada rasgo, cada mínimo detalle de su cara, algún día podremos encontrarnos otra vez.

Por un futuro juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora