Capítulo 3: ¿Un adiós o un hasta pronto?

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La alarma sonó aturdiéndome, la apagué y me levanté tratando de no despertar a Jack, cosa que no salió muy bien, porque lo hizo de todas formas.

- Buenos días -

- Buenos días -

Nos levantamos a desayunar, eran las 6 am y lo único que quería era parar el tiempo. Tocaron la puerta, no esperábamos a nadie, pero cuando abrimos la puerta ahí estaban ellos, con una sonrisa en sus cara y una bolsa de Mc Donald's en las manos.

- Pensamos que sería buena idea compartir una posible última cena y excedernos un poco - Dijo Eros balanceando la bolsa

Pasaron, se quitaron los trajes y nos sentamos todos en la mesa, disfrutamos del momento entre bromas y una vez que terminamos ya eran las 7 am. Nos pusimos los trajes otra vez, caminamos hasta llegar a la Central, donde nos esperaba el portal.

Era grande, sumamente grande y resaltaba más al estar en la sala blanca, aunque tuviera todos lo cables y andares a su alrededor. Mis padres estaban ahí, pues ambos eran científicos y juntos ayudamos a la construcción del portal. También estaba la madre de Eros, una militar y el siguió sus pasos, siendo el más fuerte de nosotros. Es acá cuando nos damos cuenta de que no fue al azar que nos escogieron para la misión, yo me recibí en ciencia técnica, Jackson perdió a sus padres en la misión y su deseo de enorgullecerlos lo empujó a venir con nosotros, Eros es soldado y perdió a su padre, Ariel psicóloga y Mía la razón por la que Ariel acepto, puesto que sin ella no venia.

- Samuel, aun hay tiempo para arrepentirse, quédense, podemos mandar a otros - Ni aun en el último segundo mi padre se daba por vencido para intentar convencernos de quedarnos.

- Vos y mamá saben porqué lo hago y que no daré marcha atrás -

Nos despedimos con un abrazo, mi madre lloraba desconsoladamente por el miedo de perderme y la madre de Eros aguantaba las ganas de retenerlo.

Encendieron el Portal, el cual se iluminó junto con un gran ruido y los 5 nos acercamos, era impresionante, nunca habíamos visto algo igual, lo azul de sus llamas iluminaba nuestras caras y las de todos los presentes. Nos entregaron nuestro equipamiento, armas, comunicadores, comida, agua, etc.

Finalmente nos encaminamos al portal, no sin antes darnos vuelta y saludar a todos los que amábamos. Nos tomamos de las manos y sin volver a voltear, atravesamos el portal.

Por un futuro juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora