Capítulo 6: Un final feliz

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Desperté por la alarma, me di vuelta y me encontré con Jack mirándome.

–  Buenos días  –

–   Hola. Hoy es el gran día  –

Le di un beso en la frente y me levanté para prepararme, hoy era el gran día de Eros y Ariel. Se habían comprometido ya hace 3 años y hoy por fin después de tanto esfuerzo, con una civilización más formada, van a casarse. Mi traje era uno azul oscuro y el de Jack uno celeste. Una vez vestidos fuimos a buscar a Mía, pues ella debía retirar el suyo. Mi padre y mi madre pasaron por nosotros, ellos ya se encontraban preparados; mi madre llevaba un vestido dorado muy brillante y mi padre un traje negro con una corbata dorada, para ir a juego.

–  Todavía no caigo en que estamos a punto de asistir a la boda de aquellos niños que vimos crecer  – Hablaba mi padre mientras conducía a casa de las hermanas Hale.

– No te pongas sentimental, Rob  – Habló mi madre.

–   No fui yo quien lloró al recibir la invitación, Ester – Le respondió él

Era divertido, al fin estar en paz y tranquilos después de tantos años duros de entrenamiento y preparación. Al fin llegamos a la casa de Mía y ella ya estaba esperándonos en la entrada.

–  Hola chicos, Señores Jones – Saludó.

–  Hola – Devolvimos el Saludó al unísono.

Viajamos hasta la tienda del sastre, donde Mía había estado yendo durante los últimos meses puesto que había decidido dedicarse a la moda y una vez allí entró a buscar su traje, diseñado por su propio jefe. Era uno rosa pastel y con detalles plateados. Le quedaba precios ha decir verdad, Ari lloraría al verla.

–   ¡Estas preciosa!  – Mi madre la abrazó, para ella Mía era como la hija que nunca pudo tener, siempre quiso adoptarla junto con Ariel, pero ambas se negaron.

–  Gracias señora Jones, usted también está radiante  –

Seguimos nuestro camino hacia la playa, la boda iba a ser al atardecer y solo faltaban unas pocas horas, era un viaje largo, pero sabíamos que iba a ser una noche inolvidable. Cuando llegamos todo ya estaba decorado, había un hermoso arco nupcial decorado con rosas, una alfombra roja y las sillas a los costados. Todo era blanco, rojo y rosa, eran sus colores favoritos y obviamente lo que más resaltaba del lugar era como la vista del mar era perfecta y la puesta del sol iba a ser fascinante. Fuimos los primeros en llegar, así que tomamos asiento donde nos tocaba; al frente del todo, yo era el padrino de honor de Eros, así que debía quedarme cerca, al igual que Mía.

Empezó a llegar más y más gente, conocidos, amigos, compañeros, etc. Eros apareció todo nervioso y su madre estaba atrás de él intentando calmarlo. Era gracioso ver como buscaba que todo fuera perfecto, como impresionar a su amada. Esto era lo que merecíamos después de todo, por esto luchamos, por un día estar aquí, relajados y juntos.

–  Amigo, tenes que relajarte  – Le dije entre risas, apoyando mi mano en hombro. Su traje era uno rojo y negro, obviamente haciendo alusión a la decoración del lugar.

–  Dios, no puedo. Quiero verla, pero al mismo tiempo tengo miedo  –

–  ¿Miedo a qué? Si es imposible que algo salga mal  –

–  No lo se, ¿Y si se arrepiente?  –

–  Eros… ¡Ella te pidió matrimonio! ¿Por qué se arrepentiría?  – No podía aguantarme la risa, sus nervios eran absurdos.

–  Bien, debo relajarme, ella llegará el cualquier momento  – Se acomodó el traje y caminó hacia su lugar en el altar.

Lo seguí y me puse a su izquierda. Mía estaba a la derecha del altar, esperando a su hermana, cuando empezó a sonar una canción que ambos conocían bien “My heart is buried in Venice”, la canción con la que se conocieron. Ariel apareció, luciendo un hermoso vestido rosa y rojo, con brillos y detalles tan deslumbrantes que a todos se nos fue el aire al verla. Mi madre, la de Eros y Mía ya se encontraban llorando, mientras que mi amigo se aguantaba para no arruinar la foto que quedaría como recuerdo de su boda.

Empezó a caminar hacia el altar, con un ramo en sus manos y una gran sonrisa. Era todo lo que estaba bien. Llegó al altar y el oficiante de matrimonio comenzó con la ceremonia. Ambos leyeron sus votos y el hombre hizo la pregunta tan esperada, mientras una niña de pequeños rizos dorados como los de Eros caminaba hacia el altar ayudada por su abuela, llevaba los anillos de casados.

–  Eros Fisher, ¿Aceptas a Ariel Hale como tu legítima esposa, para amarla, protegerla, cuidarla y acompañarla en las buenas y en las malas? –

–  Acepto  – Dijo tomando el anillo y poniéndolo en el dedo anular de su ahora esposa .

– Ariel Hale, ¿Aceptas a Eros Fisher como tu legítimo esposo, para amarlo, protegerlo, cuidarlo y acompañarlo en las buenas y en las malas? –

–  Acepto  – Dijo tomando el otro anillo y dándole un beso en la frente a su hija, poniendo el anillo en el dedo anular de su ahora esposo.

– Ahora, pueden besarse – Y así lo hicieron, todos aplaudimos contentos entre lágrimas y gritos de felicidad.

Ariel tiró el ramo, y este cayó en las manos de Jackson, todos nos miraron. En ese momento, lo supe; solo vendrían cosas buenas.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2021 ⏰

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