Capítulo 2

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-Joven Kim...

-¿Si?, ¿señor Lee?. * Pregunto desconcertado el Joven Príncipe, quien estaba una vez más hundido en sus pensamientos.

-Ya es la tercera vez que se distrae en esta clase.

-Lo lamento mucho señor Lee... Es solo que-

-¿Fue por el encuentro con su padre?. * Dijo el sirviente, quien ajustaba la silla de montar a su caballo.

-Eso y el echo de que en muy poco me voy a convertir en rey...

El señor Lee es el sirviente de más confianza para el Príncipe Namjoon. Era su profesor de Equitación y de Arquería, Además de que podía salir del palacio a escondidas con su ayuda.

-Ya veo... Yo pensaba que era por tu matrimonio.

-¡Agh!, no se porque quieren que me case, Yo no quiero casarme... Por ahora...

-Bueno... Quieres casarte o no, porque no querer casarse, quiere decir que nunca en la vida querer casarse. * Dijo ayudando al Príncipe a subir en su caballo, el cual estaba a su nombre desde que era un pequeño Potro, de nombre Joon.

-Estoy indeciso, quiero casarme con la persona que verdaderamente me ame, y no quiero que sea un matrimonio arreglado.

-Si fuera tu, me casaría, y cada fin de semana, saldría a buscar unas buenas damiselas, y ya sabes a las que me refiero. * Dijo dando golpes juguetones en la pierna del joven.

-Eres asqueroso, y nisiquiera te lo imaginas, lo haces... Además, odio el engaño.

-Como sea, da 4 vueltas por el lugar y después iremos con algo más difícil.

                                    .....

Las clases de Equitación y Arquería ya habían acabado, ahora el Joven Príncipe se encontraba en su Reino, paseando por la plaza, junto a su guardia real, las personas al verlo y darse cuenta de quien es se inclinaban dando su respeto al futuro rey.

Algo que amaba de visitar el Reino era ir a los orfanatos, lugar al que solía donar la mayoría de sus riquezas. Y simplemente amaba pasar tiempo con los niños del lugar, incluso le agradaba tener algunas charlas con los más mayores, en quienes veía un futuro brillante por venir.

Fue en un momento de distracción que el Príncipe se aleja de su Guardia real, para poder ir a la laguna a la que solía ir. El Príncipe se metía en muchos problemas cada que salía del palacio, ya que casi siempre, se escapaba, Y regresaba manchado o mojado o algo cansado de tanto correr.

Al llegar a la laguna que tanto amaba saco de uno de sus bolsillos un libro que había comenzado a leer hace poco. Titulado La Guerra y la Paz, en su versión original, en francés, el joven sabía hablar 5 idiomas en total, su idioma original, Coreano, Ingles, Francés, Español y Chino.

El joven se sentía orgulloso, de pasar horas leyendo todo tipo de libros, y con eso, aprender los idiomas que ahora conocía. Su padre también sintió ese orgullo, la primera vez que dijo Hello, con una excelente pronunciación.

Pasó una tarde entera relajado y muy sereno, Leyendo casi la mitad de su ahora amado libro.

Fue cuando regreso a casa que la paz se fue, su madre, en cuanto lo vio, lo jalo desde la oreja para dejarlo castigado en su habitación, creía que tal vez así aprendería a dejar de escapar, pero simplemente lo dejo una vez más leer en paz su libro, el cual termino de leer esa misma noche.

                                    .....

-¡Deberías haberlo visto, ¡estaba tan tranquilo!, ¡y yo aquí preocupada por el!, ¡pensando que alguno de los desgraciados del reino Seok lo capturo!. * Decía la Reina, quien estaba de visita en la alcoba de esposo.

Los dormitorios de los reyes estan separados, pero no tanto, casi, el uno al lado del otro, lo único que los separaba era una sala para tomar el té, la cual solían pasar casi todas las tardes después de su boda.

-Tú... Ti... ha... Tienes... Que dejar... Que viva... Como el quiera...

-Pero querido, que pasa si un día de estos el... ¡hay!, no quiero ni decirlo, ¿sabe que?, ¿ni imaginarlo!

-Ti... ti... tienes... q... que... estarr... tran... quila...

En un momento de distracción, la Reina Kim Gyeong-hui no se dio cuenta de que su esposo estaba hiperventilando, fue un grito muy ahogado el que escucho, pero puedo ver que su esposo tenía salvación.

-Hay dios, ¡cariño ya vuelvo!.

La Reina corrió al pasillo para buscar ayuda para su esposo, Los medico llegaron a tiempo, y lograron alargar algo de su vida.

Pero los días pasaron y la enfermedad se extendió, ya no había salvación...

-Una semana... Tal vez sean 8 días si no hace mucho esfuerzo al hablar.

-¿¡Seguro no hay más tiempo para el!?. *Preguntaba sollozando la Reina, quien no podía hacer otra cosa que preocuparse por la vida de su esposo... su amado esposo. Kim Ji... Una tarde como en la que su hijo había escapado, fue el día que lo conoció, ella era la hija mayor de una familia de nobles, y el era rey desde hace ya 5 años.

Tenían una diferencia de edad de 7 años, pero no les importo, se enamoraron a primera vista, y prometieron ser felices el día que casaron. Y los 9 meses nacio su hijo... Su unico hijo.

-Desgraciadamente no... Su majestad, solo una semana es lo que le queda de vida su esposo. Con su permiso, me retiro su majestad.

El medico se retiro del lugar, sin antes despedirse con una reverencia, la cual la reina agredecio con una sonrisa. Con la cual intento esconder la preocupación de tener que decirle a su hijo que su amado padre.... ya no le queda mucho tiempo a su lado...

Sangre heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora