Capitulo 5

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-Es un plebeyo herido madre. 

-... ¿Y por cuanto tiempo estará en el palacio?

-Hasta el tiempo que sanen sus heridas.

-... Que no sea tanto tiempo.

Dijo su madre para retirarse a dormir a su cuarto. Y el Príncipe decidido a lo mismo, sin antes ir a ver como era el estado del plebeyo en el cuarto al lado de el.

-Creo que no te rompieron tanto la cara. *Dije cerrando la puerta detrás de mi.

-Si... Es imposible destruir tan bella cara. *Dijo admirando su cara en el espejo que tenía en frente.

-Oye, hemos conversado un par de veces, pero nunca me has dicho tú nombre.

- Ha, si, me llamo Jin. *Dijo sentándose en la cama que le prestaron.

-Mj, muy bien Jin, tal parece que te quedo bien mi ropa. *Dijo mirando como le quedaba la camisa blanca que le preste al campesino.

-Pues no tan bien, tu camisa me incomoda un poco la espalda. *Dijo dando una mueca de disgusta.

-¿Enserio?, ¿donde te incomoda? *Dije quedando a espaldas de el, y darme cuenta de que la espalda de la camisa estaba apunto de rasgarse* Ha... Ya veo, bueno entonces mañana iremos a un sastre para que te den ropa de tu talla.

-A... pues gracias, por cierto la razón por la que casi se esta rasgando tu camisa, es por que tengo hombros anchos, me complica mucho encontrar ropa de mi talla, por lo que siempre me conformo con tallas grandes para mis camisas.

-Mj... Entonces mañana te comprare ropa suficiente como para no tener que pasar por eso... Otra vez.

-Ok, buenas noches.

-Buenas noches a ti Jin. *Dije para retirarme del cuarto y dejar dormir al, quiero decir, a Jin.

Antes de dormir lo pensé y fui a caminar por el palacio un rato. Caminando por los pasillos logre escuchar inocentemente una conversación de la mucama de mi madre y otra sirvienta.

-Puedes creer que pronto la reina quedara viuda, aún que creo que debe de estar contenta, ¿no crees tu?.

-¿Porque lo dices?, todos en el Palacio saben que los reyes se aman, como nadie.

-Por favor... ¿Enserio crees que lo siente la reina es amor?, yo simplemente creo que se caso por interés, el ya era Rey cuando se conocieron, aparte de que tiene una diferencia de 7 años de edad, y aparte obviamente el Rey tenía una fortuna guardada. ¿Que otra prueba quieres?, es obvio que se caso por interés.

La rabia se coló en mis venas, y solo aparecí de la nada, decidido a causar algo de miedo en sus venas. Camino un poco, pase al lado de ellas y pude escuchar el chillido de la mucama que hablaba tan mal de mi madre y padre.

Retrocedí unos pasos, para dar unas palabras a la mucama, ya bastante aterrada.

-¿Disculpa escuche sin interés,*note como la mucama me miro sorprendida* ¿Estaban hablando de una pareja?.

-¡NO!... su-su majestad... No es nada.

La mucama agachó la cabeza, y yo, asumiendo que no me contestaría, me fuí del lugar, sin antes escuchar que la mucama maldigo en voz baja, a lo que la sirvienta la reprochó.

Victorioso me recosté en mi cama para descansar, últimamente l se a pesadilla que tanto atormenta mis sueños desapareció, tal vez por el echo de que e estado ocupado los últimos 3 días, y ahora estaré más ocupado con Jin en el Palacio.

Mañana después de ir a la Sastrería con Jin, iremos por un paseo.

                                     .....

-Hijo... Despierta, tenemos que desayunar, y también tengo que presentarte a las candidatas para ser tu prometida.

No fueron necesarias más palabras para que saltara de la cama por la impresión.

Note que mi madre ya no se encontraba en mi recámara... Tal vez para evitar discutir conmigo...

Después de unos minutos entraron las sirvientas para poder vestirme y así salir de mi habitación, para ir a buscan a... Jin a su hospedaje.

Antes de girar la perilla para abrir la puerta, escuche lo que parece una discusión de Jin, con una sirvienta.

-Por favor señor, tiene que dejarme vestirlo.

-¡¡Espera!!, no te conozco, ¡¡no se sobrepase conmigo señorita!!!

Después de escuchar un 1 cuarto de la discusión, entre la habitación para encontrar a Jin cubriéndose el torso, tenía puesto pantalones, y la sirvienta estaba con la camisa y el saco que se supone es para Jin.

-¡Namjoon!, ¡esta quiere verme semidesnudo!... Sin ofender señorita. *La sirvienta se encuentro con expresión de sorpresa... Creo que es por el echo de que me llamo por mi nombre*.

Jin se escondió detrás de mi... Para dejar de usar sus brazos para cubrirse.

-Muy bien, Jin, ella es una de las mucha sirvientas que trabajan en este palacio, para Vestir y en ocasiones asesorarnos las vestimentas que usaremos durante el día.

Hice unas señales para que la sirvienta se acercará a mi y me de el resto de la vestimenta de Jin.

-Si quieres, puedo asignar a uno de nuestros sirvientes masculinos para que te vista. *Puse la camisa sobre sus hombres y el comenzó a abrochar los botones de la camisa*.

-Prefiero que solo me traigan la ropa que usaré durante el día, gracias.

-Muy bien, te informo que desayunamos en el jardín real, sigue el pasillo esta el fondo, baja las escaleras y verás una gran puerta de vidrio, y seguramente mi veras a mi y a mi madre comiendo.

Dispuesto a salir camine hacia la puerta, sin antes decir el nombre de  la sirvienta que  se encontraba en la habitación.

- Y por cierto Jin, ella es Cha Jiyu, una de nuestras sirvienta.

Y así salí del lugar para caminar hacia el jardín, donde mi madre bebía una taza de té, y tal parece que leía una lista... tal vez una carta.

-Buen día hijo, mira *Me enseñó lo que si era una carta, de un general de la caballería de un  Reino... Que no conozco* Es el general Kang Min Ho, del Reino Korlon... Te suena ese Reino?.

Yo solo negue con la cabeza, me senté en la mesa y tome una de las galletas de unos de unos platos e la mesa. Serví un poco de té en la taza de mi madre y después serví en la mía,  y termine por servir el té en la taza de Jin.

-¿Para quien esa taza mi amor? *Pregunto mi madre mientras leía la carta con indefencia.

-Es para el plebeyo que te dije anoche.

-Ah, Y... ¿como van sus heridas?.

-Batante bien, apesar de que solo ayer lo golpearon, jeje.

-Mj... Bueno * Dejo la carta del general en la mesa y me miro a la cara* El general quiere que tome en cuenta a su hija como candidata para ser tu prometida.

Estaba apunto de decir algo pero unas palabras detras de mi me interrumpieron. 

-Lamento llegar tarde... ¡Uff!, que cansanciooo, no saben lo dificil que es encontrar algo en este lugar.

Sangre heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora