༄2

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Jungkook

Era la tercera vez que vomitaba en el lujoso baño que tanto odiaba. Odiaba todo alrededor de mi vida, odiaba el hecho de haber nacido con estas asquerosas orejas de conejo, odiaba tanto mi estúpida cola esponjosa, odiaba ser un tonto omega, odiaba vivir en esta enorme y lujosa habitación más cara que mi propio valor...odiaba tener un valor, pero sobre todas las cosas, odiaba este día, odiaba esta maldita subasta.

Froté mis ojos, limpiando las lágrimas que el vómito y las náuseas me habían provocado, al mismo tiempo que sentía las manos de mi hyung pasar por mi espalda en un vago intento de calmar el malestar.

Nos conocemos prácticamente desde que llegamos a este lugar, 18...19 años tal vez, la verdad había perdido la cuenta. Y a pesar de estar juntos durante nuestra vida, siempre había envidiado la calma con la que Seokjin Hyung tomaba los días de subasta; imaginaba que su tranquilidad venía del hecho de que nadie lo hubiera comprado.

Las cosas en esa "mansión" eran así, mientras más adorable te veas, más probable es que algún alfa millonario fetichista te compre por una excesiva cantidad de dinero y no vuelvas a aparecer nunca por aquí. Hay excepciones, claro está, Seokjin hyung y yo, por ejemplo, éramos las únicas excepciones a esa regla. A mí me han comprado al menos unas 3 veces desde mi primer celo, todos los millonarios que me han llevado a su vida se han arrepentido al instante. No duraba más de una semana en sus casas y siempre regresaba a este lugar. Nuestras maestras comenzaron a llamarme "Pérdida de dinero".

Desde que llegamos a este asqueroso lugar, nos han enseñado a comportarnos y a complacer a nuestro futuro alfa en, literalmente, cualquier cosa que ellos pidan. Nuestros sentimientos no importan, lo que nosotros queramos o deseamos no importa, a final de cuentas es nuestra culpa por nacer de esta forma.

Después de lavar mis dientes en un vano intento de quitar el mal sabor de mi boca, por 3era vez durante la mañana. Observé a mi hyung y éste me dedicó una mirada tranquilizadora.

- ¿Estas bien Jungkook? - Preguntó mientras una de sus manos comenzaba a acariciar una de mis largas orejas blancas, gesto que sólo le permitía a él. Asentí suavemente y me recargué en su pecho, al mismo tiempo que mis brazos rodearon su cintura. - Aún faltan 2 horas para prepararnos, ¿Quieres que nos quedemos así un poco más? - Volví a asentir sin decir nada más, sintiendo como me tomaba en brazos para recostarnos en mi cama.

Aún teníamos que colocarnos la ropa especial, maquillarnos y esperar indicaciones. Pero teníamos tiempo para todo eso, por ahora lo único que quería era que los latidos del corazón de mi hyung me arrullaran por un par de minutos.

-¿Cómo es que siempre estás tan calmado? - pregunté después de varios minutos de silencio. - ¿No tienes miedo de que esta vez...algún alfa te compre?

Seokjin se encogió de hombros y me observó a los ojos, sus manos empezaron a acariciar mi rostro y yo agradecí internamente el que aún nos quedara una hora para estar en esa posición.

- Los omegas como yo no somos fáciles de vender, los alfas buscan a los más pequeños y manejables. Yo no cumplo con ese estándar, así que eso me salva de ellos. Quién realmente me preocupa eres tú, bebé. ¿Qué haré si te vuelven a alejar de mí? ¿Me volverás a dejar sólo? - susurró con un pequeño puchero, el cual me hizo sonreír ligeramente.

- No importa cuantas veces me compren, me aseguraré de regresar a tu lado. - Aseguré con una sonrisa un poco más amplia, mostrando mis dientes delanteros. Seokjin se acercó a mi rostro para darme un pequeño beso en mi nariz, de forma cariñosa. Cerré mis ojos y volví a recostarme en su pecho. - Ningún alfa a podido conmigo, ninguno podrá. Te lo prometo, hyung.

- Sé que así será bebé. Nos quedaremos juntos hasta que tengamos 30 y tengan que sacarnos de aquí porque somos demasiado viejos para "funcionar". - sonreí aún más al imaginarnos viejos en este lugar. Ninguno de los dos dijo más, solo nos quedamos abrazados, dándonos valor de forma silenciosa.

Pasaron los minutos hasta que tuvimos que separarnos a regañadientes. Ambos buscamos en nuestro closet la ropa especial de la subasta, si es que se le puede llamar ropa a la delgada lencería que nos obligaban a usar. En lo personal, jamás le diría ropa a las diminutas bragas y al top blanco de encaje que apenas y deja espacio a la imaginación.

Seokjin siempre me ayudaba con mi maquillaje, haciendo que mi rostro se viera un par de años más joven de lo que realmente soy. Ambos nos dimos una última revisión en el espejo, suspiré al ver mi diminuta figura, mi pequeña cintura, mis enormes orejas y mi colita esponjosa. Suspiré cuando mi mirada se quedó en el collar que adornaba mi cuello, lo odiaba más que a nada en el mundo, no podía quitármelo y tenía un rastreador para tenernos a todos los omegas "bajo control".

La mano de mi hyung me sacó de mis pensamientos, Seokjin me observó con una sonrisa tranquilizadora y observé de reojo como su cola de Fenec se movía entusiasmada. Sus orejas largas y puntiagudas se pusieron alertas cuando escuchó pasos fuera de nuestra habitación.

-Llegó la hora bebé. ¿Listo?

- Preparado, hyung.

Seokjin sonrió y dejó un suave apretón en mi mano, poco antes de que la puerta se abriera de par en par. Un par de guardias betas entraron a la habitación, colocaron una correa en cada collar de nosotros y nos guiaron hasta el salón principal.

Estábamos bastante alejados de "la fiesta", pero las feromonas de alfa se sentían bastante fuerte, volví a sentir náuseas. Respiré hondo y me preparé para lo que venía.

Los guardias nos formaron delante de otros omegas demasiado jóvenes. No podía creer que el experimento de las hormonas para adelantar los primeros celos de los omegas, realmente diera frutos. El más joven de estos omegas parecía ser una pequeña niña de 15 años, la cual estaba bastante aterrada. Sentí lastima por ella y mentalmente, le deseé la mejor de las suertes.

Avanzamos en fila hasta llegar detrás del escenario. En este momento se estaban proyectando fotos de nosotros para emocionar a los alfas, lo cual estaba dando frutos por la cantidad de feromonas en el ambiente. Busqué a tientas la mano de Seokjin, quien estaba formado delante te mí, él la tomó y dejó otro pequeño apretón para darme valor.

Se escuchó la voz del maestro de ceremonias, quien inició la subasta. Tras el sonido de la multitud, la fila volvió a avanzar, ahora de forma más lenta. La subasta siempre comenzaba con los omegas más difíciles de vender, para "cerrar con broche de oro", eso significaba que Seokjin era el primer omega en ser subastado.

Me sonrió con seguridad antes de que fuera escoltado hacia el escenario. Mi mente se cerró, ambos sabíamos que nadie iba a comprar a Seokjin, pues con su edad, los alfas dudaban que fuera "realmente virgen" como se les promete.

Cerré mis ojos, en un par de segundos todo habría terminado para él, lo escoltarían de nuevo a nuestra habitación y dormiríamos abrazados hasta que yo me calmara. Suspiré un par de segundos, abrí mis ojos y volví a poner atención, los gritos de la multitud no sonaban nada bien, la voz entusiasmada del maestro de ceremonias comenzó a asustarme. Estaban dando dinero por Seokjin.

Mis manos empezaron a sudar y el pánico me invadió. Realmente había alfas interesados en él. De forma discreta usé mis uñas para arañarme mis dedos, pensando que esto debía ser una pesadilla, pero no lo era, hoy iba a perder a mi mejor amigo.

Mis piernas temblaron cuando escuché la voz del presentador decir: "Vendido a los caballeros del fondo". Mi corazón se rompió, las lagrimas empezaron a recorrer mis mejillas, sentí que mi mundo se había roto. No pude ni despedirme de él.

Mi mente se volvió a nublar. Ni siquiera fui consciente de que ya era mi turno para ir al escenario, tampoco fui consiente de la cantidad de alfas que estaban gritando por mí. Una vez más, la voz del presentador me hizo salir de mis pensamientos, gritando: "Vendido al alfa del fondo".

No sabía que iba a pasar, sólo quería encontrar a Seokjin antes de que nos entregaran a nuestros nuevos dueños. Quería abrazarlo una última vez, quería escucharlo decir que todo estaba bien y estaríamos juntos otra vez, aunque estaba seguro de que eso no iba a pasar.

Mi vida se había acabado. No sabía si podría sobrevivir a otro alfa, no si Seokjin no estaba esperando por mí.

La Subasta - Namkook - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora