Es hora de partir...

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No puedo, ¿de acuerdo?. -dijo mientras trataba de contener el llanto- Hijo, tienes que entender que es algo tan normal, no por ello es menos doloroso.
A mi tambien me duele y es válido experimentar esta sensación, somos humanos y nos duelen muchas cosas, está bien sentirse triste o enojados, pero debemos comprender que así funciona el ciclo de la vida, todo ser vivo cuando nace está destinado a morir, esto es igual para los animalitos o las plantas. Tu abuela solía decir que mientras vivamos en el corazón de las personas que dejamos, no morimos. He perdido a mi padre y a mi madre, ambos se fueron antes de tiempo, pero nosotros estamos aquí y debemos abrazar todas nuestras memorias y experiencias que tenemos con todos los que se fueron.

Paco miraba atónito algo que, en su amplia inocencia, nunca pensó presenciar a su madre llorando, porque "Los papás no lloran" pasaba por su mente, aun así su madre lo hacía frente a él. El niño simplemente no lo soportó más y corrió hacia su habitación, donde lloraría hasta quedarse dormido sin darse cuenta.

Nuevamente en la habitación de Paco entró esta sombra que anteriormente Paco reconoció como su abuelo mientras que la temperatura de la habitación bajaba drásticamente, esta vez Enrique no venía solo, pero Paco no lo sabía.

Papá Enrique -dijo Paco mientras lloraba-
¿Qué sucede hijo?
Mi Tita... No quería que se fuera
Hijo, nunca pienses que ella se fue, recuerda lo que te dije nosotros no nos vamos, estamos siempre con ustedes
Ya sé, pero no la veo más, simplemente se fue...
Paquito, tienes muchas oportunidades de encontrarte con nosotros, como ahora que estás hablando conmigo. Siempre vamos a estar cuidandolos aunque no nos vean.
Pero no se vale -lloriqueó- ni siquiera pude despedirme de mi Tita...
Por eso hoy venimos a verte
¿Venimos?

De pronto la habitación se inundó de un olor a rosas, el mismo que llegaba a la habitación de Paco cada mañana, aquel que usaba...

¡Tita! -Dijo Paco mientras se levantaba de un movimiento para abrazar a la figura que salía detrás de Enrique- Pensé que no te iba a volver a ver. ¿Cómo estás?¿A dónde fuiste?¿Por qué te fuiste?...

Paco bombardeó a su Tita con preguntas como aquel inocente niño que quiere saber todo cuando está creciendo.

Hijo, - respondió Tita- estoy aquí porque me preocupas, no creas que porque ya no estoy no te puedo jalar las orejas-dijo mientras se reía-
¿Por qué Tita?
Cuando me fui eras un niño muy alegre, que le echaba ganas a la escuela, que quería sobresalir y ayudar a su familia.
¿Qué caso tiene? ya no te puedo comprar tu casota, ni tu mecedora nueva, no puedo contarte como me siento... -suspiró-
A mí no, pero tienes una familia que puede ocupar esa casa, ellos te necesitan bien en estos momentos difíciles, además te casarás y tendrás hijos. Déjame decirte algo -susurró  mientras tocaba la frente de Paco con dos dedos- esa mecedora podría servirle a tu papá o a tu mamá cuando sean mayores, así que prométeme que la vas a comprar aunque yo no esté físicamente.
Si, abuelita -contestó Paco mientras cruzaba los brazos como cuando hacía berrinche- Pero por favor no te vayas
Nunca pienses que me fui, te visitaré en tus sueños, te abrazaré con el viento, estaré en cada una de las estrellas cuidándote, pero nunca pienses que me fui, solo así no habré muerto...
Paco soltó una risita llena de nostalgia y amor puro...
¡Es hora de  marcharnos, siempre ten en mente que te amamos...

Paco abrazó a ambas figuras, se recostó de nuevo y cuando se dió cuenta se había despertado.

MÁS ALLÁ DEL CAMPO DE FLORESWhere stories live. Discover now