Hacer que Minghao se vistiera fue todo un reto. Minghao estaba más interesado en pegarse al frente de Jun y acariciar su cabello, que en ponerse un par de pantalones. -Oye, compórtate -Jun le regañó, mientras Minghao mordisqueaba su cuello. Minghao sabía lo que Jun estaba diciendo. Él podía entender un poco del lenguaje humano, tan bien como Jun podía entender un poco del lenguaje de los dragones. Pero Minghao era bastante bueno para ignorar lo que no quería escuchar.
El abrocharle los pantalones le presentaba a Jun otro dilema. -¿Tal vez tú puedas...? -Jun dijo y le señaló los botones sin siquiera mirar hacia abajo.
Minghao lo miraba con ojos grandes e inocentes. -¿Mrr?
-Vamos, Minghao -Jun lloriqueó. -Ya sabes como funcionan los botones. Con las manos, ¿ves? Abróchalos -Jun trató de mostrarle en los pantalones que se puso rápidamente en un ataque de pánico, cuando Minghao intentaba de subir su camiseta minutos antes.
-Mrr -Minghao dijo complaciente y Jun suspiró aliviado. Sin embargo, el alivio no duró mucho porque de pronto Jun sintió los ágiles dedos de Minghao desabrochando los botones de su pantalón.
-¿Qué? ¡No, los míos no! -Jun alejó las manos de Minghao y retrocedió unos pasos. -¡Los tuyos, abrocha los tuyos! -desafortunadamente, su cuerpo estaba de acuerdo con las acciones de Minghao, y se mostró más entusiasta cuando Minghao se puso de rodillas y frotó su mejilla contra su muslo, mirándolo a través de sus largas pestañas. -Oh -Jun gimió, recargándose contra la pared detrás de él. -Minghao malo. No.
Minghao le sonrió, obviamente pretendiendo que no entendía las palabras "malo" y "no" y su nombre en conjunción con ellas. -Mrr -dijo Minghao, dándose la vuelta y recargándose en sus antebrazos. Meneó su trasero hasta que sus pantalones sin abrochar se deslizaron por sus caderas, dejando a la vista su trasero y su pequeña entrada que casi parecía estar... húmeda, escondida en medio de sus perfectos glúteos. Minghao tenía el mismo problema que Jun entre las piernas, con la excepción de que a Minghao no le molestaba mostrarlo.
Jun se dio cuenta de que Minghao había tomado esa posición con bastante frecuencia durante la última semana. Él siempre pensó que Minghao le estaba pidiendo que lo montara... y de repente se dio cuenta que por lo visto no estaba tan equivocado. Sentía que su miembro palpitaba y estaba tan avergonzado que quería que se lo tragara la tierra. -Tú, um... -Jun dijo en un tono vergonzosamente agudo. -Esto no puede estar bien. Tal vez debamos ir a ver a la anciana otra vez -él nunca había escuchado que un dragón se convirtiera en humano, tal vez la anciana si.
-Mmmmm -Minghao respondió, alargando el sonido hasta convertirlo en un gemido.
Jun se mordió el labio y corría peligro de arrancárselo. -Okay, iremos después de desayunar. Si te pones los pantalones.
El triste sonido que hizo Minghao le rompió el corazón a Jun, pero no cambiaría de opinión. No dejaría que Minghao fuera por todo el pueblo mostrando sus partes.