| Keep going |

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Capítulo 3.

Alzo la mano para quitarse la mascarilla, yo estaba expectante para saber lo que ocultaba. Un sudor frío, acompañado de un escalofrío, recorrió mi espalda. Decenas de preguntas se me formaron en la cabeza, impidiendo que viera con tranquilidad, además de que el tiempo pasaba más lento en este estado.

¿Qué pasa si no es como lo esperaba? ¿Qué si tiene alguna malformación en su dentadura que impida que quiera mostrar su boca y esta confiando en mi para contarme su pequeño secreto? Igualmente no se nota que tenga algo por su pronunciación. ¿Y si todo esto me lo estoy inventando y solo tiene un pequeño resfriado? Pero un resfriado no dura tanto, ¿no? ¿Y si me resfrío y me pongo mala? A mi me va muy mal cuando me resfrío, soy horrible para soportar la fiebre.

— ¿_____? — preguntó una voz conocida que hizo que saliera de mis pensamientos. Era Sanzu. Ya no tenia su mascarilla tapándole la boca. Actué por instinto y me tire encima suya, colocando mis manos en sus mejillas.

— ¡¿Qué te paso?! — Pregunté sin darme cuenta estaba encima de él, a pocos centímetros de su cara. — ¿¡Cómo te paso esto!? —

— Jajaja, fue hace tiempo. Ya no duele, no te preocupes por esto. — dijo llevando una mano a las comisuras de los labios y otra a mi cintura, lo que hizo que me diera cuenta de nuestra posición y volviera a sentarme correctamente, esta vez en modo de disculpa a como me comporté previamente. — Tranquila está bien. Ahora me toca a mi elegir una canción ¿cierto? — dijo mostrando una sonrisa traviesa.

— Si. — mostré una sonrisa sincera. En ese momento llegaron nuestras bebidas. Ya habían pasado unos 10 minutos desde que entramos, y esto no acababa más de empezar.

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Ya paso nuestra hora, salimos de alli lo más tranquilos posible, yo estaba medio afónica porque había cantado a todo pulmón casa una de las canciones. Al final del día, Sanzu me llevó a mi casa, otra vez.

— Bueno, pues, nos vemos. — dijo mientras levantaba su mano para despedirse.

— ¿Me puedes venir a buscar de nuevo mañana? — dije con entusiasmo, y un poco más bajo de lo normal.

— Claro, aunque no podré traerte de vuelta, tengo r.. algo que hacer. — iba a deci otra cosa en vez de eso, pero no le di importancia. — Está bien, ¿cierto? — ladeó levemente su cabeza.

— ¡Si! — respondí casi de inmediato. — Chao. — sacudí mi mano, despidiéndome, mientras iba a la puerta principal de mi casa. Abrí la puerta. — ¡Ya llegué mamá!

— Hola cariño, estás llegando un poco más tarde de lo normal, ¿pasó algo? — dijo mi madre desde la cocina, así que me acerqué allí para hablar con ella, sin antes dejar mi mochila.

— Un chico me invitó a salir. Y fuimos al Karaoke, por eso llegué un poco tarde. — mi madre se quedo petrificada. — ¿Mamá?

— Ah, perdona cariño. Eso me pilló un poco de sorpresa. ¿Y se puede saber quien es ese chico? — mi madre era amante del chisme, me reí por su respuesta.

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Ya habían pasado un mes y cada vez salía a un lugar diferente cada vez. Al otro día fuimos a una cafetería al otro lado de Shibuya, otro día fuimos a pasear por Roponggi, y así durante ese mes. Ahora me encontraba en la biblioteca, estudiando. Recuerdo que antes de conocerlo pasaba mucho más tiempo en la biblioteca, y no salía de allí hasta muy tarde, la verdad es que me gusta estudiar. De mayor me gustaría ser criminalista, para investigar crímenes junto la policía, o al menos eso me gustaría. La verdad es que a mis padres no les gusta que me meta en problemas, aunque todos los padres son igual de sobre-protectores, igualmente sigue siendo mi decisión la carrera que quiero estudiar, y ellos no deberían meterse en mis asuntos. Estaba sumergida en mis pensamientos, de repente sentí una mirada detrás de mi, esa mirada era pesada y me miraba con odio. Me giré, y vi que era Sanzu. Tenía un moretón en su ojo izquierdo.

— ¿¡Qué te paso!? ¿Te metiste en peleas de nuevo? — dije mientras corría hacia él, colocando mis manos en sus mejillas.

— La verdad no. Solo tuve una discusión con un amigo y terminamos dándonos a golpes. — dijo mientras agarraba mis muñecas con suavidad. — ¿Puedo ir a tu casa después de clases? Me gustaría que me explicaras una cosa que no entiendo.

— ¡Claro! Mis padres hoy no están en casa, así que no veo ningún problema. — respondí inocentemente, no pensaba en nada raro que podría pasar.

— ¡Qué bien! Te espero a la salida. — al decir eso, Sanzu se fue de la biblioteca, y un rato después sonó el timbre de recreo para volver a nuestras aulas y retomar las últimas tres horas de clases.

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Saliendo del instituto me encontré con Sanzu, como prometió. Me acerqué y tome su mano, estaba bastante fría y algo pegajosa, pero igual no me importo. Comenzamos a caminar hacia mi casa para ponernos a estudiar juntos. De camino, muchas personas se quedaban mirándonos, parecía que se preguntaban si éramos pareja o algo, pero obviamente solo éramos amigos. Al llegar a mi casa, le enseñé donde estaba mi habitación, y mientras él se quedaba allí, yo prepararía unas cosas para comer. Al volver a esta, con un par de vasos con zumo de naranja y galletas, me encontré con Sanzu husmeando entre mis cosas, concretamente en una caja bajo mi cama que tenia vendas, agua oxigenada y algunas pastillas de vitaminas.

— ¿Qué haces? — dije retóricamente, claramente sabía que estaba haciendo, pero para no hacer las cosas más complejas, guardo la caja en el mismo sitio done la encontró.

— Perdona, quería saber lo que había en la caja. Creía que eran revistas por- — no le deje continuar, le metí una galleta en la boca, antes bajando su mascarilla.

— ¿Cómo están? Las hice ayer con mi madre. — añadí orgullosa, no era la primera vez que hacía galletas, pero si a alguien que se la daba a probar sin ser de mi vínculo familiar.

— Están muy ricas, ¿tiene algo no? Siento otro sabor. — dijo degustándolas. Claro que estaba en lo correcto, esas galletas tenían mango y avena. Estuvimos un rato hablando sobre sus dudas, era sobre matemáticas.

— Aquí tienes que resolver la ecuación de segundo grado y nombrar sus resultados, luego pones esos resultados en la gráfica "x" y haces la parábola. ¿Entendiste?

— Si, gracias. Ahora me siento un poco tonto a tu lado. — rascó su cuello al decir eso.

— Cualquier otra duda que tengas me dices ¿si? No me gustaría verte en las extraordinarias. — dije recogiendo mis apuntes. Hubo un breve silencio. Giré para ver a Sanzu, que estaba resolviendo la ecuación correctamente. Sonreí al ver un poco de progreso en él.

— Ahora tengo que hacer algo por ti. — dijo cuando terminó de resolverlo. Se giro a mirarme, haciendo que nuestras miradas conectaran.

— ¿A que te refieres? — dije. Después vi que Sanzu se acercaba a mi y bajaba su mascarilla.

— ¿Ya diste tu primer beso?

— ¿Qué?..

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Holiss!

Espero que os esté gustando la historia:D

A mi hasta aquí si me gusta, a lo mejor si cambio el resto un poco, me gustaría más porque ya la tengo terminada.

Intentaré cambiar algo y hacer que quede mejor porque en serio no me gusta el resto de la historia hasta el final. :(

Déjenme ideas si tienen algunas :D!

Me despido y hasta el siguiente jueves (づ。◕‿‿◕。)づ

A student's life - Haruchiyo Sanzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora