El pensaba que todo iba a mejorar, para el y para todos pero el mundo quería otra cosa para si mismo. Sus muñecas empezaban a dormirse por el dolor y la falta de sangre para recorrer bien su cuerpo, el solo miro al único que lo mantenía bajo su protección y cuidado, ese era el héroe número uno y el símbolo de la paz All Migth el cual para el es un verdadero héroe y mentor. Midoriya estaba temblando, su cuerpo no le respondía, sus ojos cristalinos y llenos de pequeñas lágrimas en sus mejillas quebraban cada rastro de felicidad en el rubio y confianza en sus compañeros, esos orbes esmeraldas lo miraba con miedo pero manteniendo un poco de su brillo en ellos. El por otro lado lo que pudo hacer en ese momento fue darle un beso en la frente para darle algo de tranquilidad, pero esto hizo que el pecoso se sonrojara y el rubio al verlo sonrojarse le pareció algo muy lindo pero bastante tierno; Por otro lado en el lugar solo se oían las pisadas de los maestros ya que en dónde se encontraban anterior mente era una sala secreta la cual sirve para varias cosas como por ejemplo, guardar claves, códigos, folletos confidenciales entre otras cosas. Pero también servía para torturar o sacar información ah alguien que quiera entrar a la UA y hacer un atentado hacia los profesores o en esas opciones es que maten a los estudiantes, incluso al peli rubio que en su estado es difícil para el mantener su forma musculosa por un tiempo definido, en todo caso esa sala que construyeron es sobre todo importante para por cualquier cosa que pudiera pasar en la academia.
–¿A-Ah.. Ah d-donde me l-llevan?– Pregunto el pecoso en un susurro poco audible para los que están presentes a su alrededor, el único que pudo oír ese susurro fue su héroe favorito y este solo lo miro con mucha calma, no quería tampoco asustarlo más de lo que está, además en dónde van solamente es un lugar aislado en dónde el pueda estar hasta cuándo las cosas de igual manera se calmen y el pueda salir libremente. –Iremos a un lugar alejado de aquí joven midoriya.. solo descansa ¿Si?– Fue lo que salió de los labios del rubio para después seguir con su caminar, pero al hacerlo y continuar con su caminata, tuvo que presenciar como su alumno recostaba su cabeza en su pecho para poder descansar, esto le dió un escalofrío en todo su cuerpo que produjo un pequeño rubor en sus mejillas ah causa de lo tierno que podría ser su aprendiz.
En otro lado se encontraba un chico de cabellos cenizo que caminaba directo a su casa con una bolsa de comida para que “La vieja” le hiciera unas ricas tortas que tanto le gusta, este en su momento pensaba en el irritante del Deku y ese "Irritante" obviamente era falso porque ese pecoso era como si fuera su hermano menor, pero en su vida se iba a permitir hablarle bonito al peliverde sobre todo entablar una conversación en la que el otro tenga que decir cosas absurdas o hablar sobre chicas y así.
Eso lo molestaba un montón, incluso le daba bastante rabia que él tenga que estar entrometiéndose en su camino como si en verdad le incumbiera lo que hiciera el, el cenizo podía hacer las cosas el solo y no necesitaba ayuda de nadie. Eso ya se lo había dicho o más bien dicho ah todos los de su salón, esa vez que estaban en el festival lo dejo bastante sorprendido y bastante enojado; como podía un nerd estar hay, en la niñez el se dió cuenta que el no tenía un don y por eso se reía de su rival. Porque solo era un simple nerd sin don, pero ese día pudo vencerlo y lo humilló. Se sentía bastante molesto por ese hecho, el pensar que el solo sonríe y se esfuerza para ser el mejor héroe de todo el mundo, el pensar que quiere ser el número uno lo ponía mal; pero en cambio ah el, aunque se esfuerce siempre le va a salir mal. Los profesores tienen que tener precaución por su comportamiento, siempre tenía que estar en un lugar alejado para que su rabia eh irá no se desatará en una persona inocente; se sentía tan estúpido que hasta el estúpido del nerd optaba por estar con el para intentar consolarlo. ¿No tiene suficiente con eso?, Se preguntaba una y otra vez en su mente pero está vez no pensaría en eso; al instante en salir de sus pensamientos se percató que había llegado a su hogar y nada mejor que entrar eh acostarse en el sofá, pero ese día no le tocó porque tuvo la miseria de estar en la cocina ayudándole a su madre.
